viernes, 31 de marzo de 2023

La Justicia tumba la estrategia de las monjas de La Moraleja que quieren vender su iglesia.

 

El Ayuntamiento de Alcobendas ha ganado el pleito a la Congregación David Velasco.

 A finales de la década de los años cuarenta, el Conde de los Gaitanes, José Luis Ussía y Cubas, donaba unos terrenos al norte de Madrid para que la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús pudieran instalarse después de la Guerra Civil. Un proyecto de reconstrucción que, siete décadas después, las monjas avispadas no sólo intentaron vender sus terrenos, sino que buscaron el mejor precio. Por desgracia para ellas, la congregación religiosa ha perdido la batalla legal frente al Ayuntamiento de Alcobendas y la Justicia confirmó la decisión de las autoridades de proteger los terrenos, lo que condiciona su venta a la conservación de parte del edificio.

La Iglesias de las Esclavas se encuentra en La Moraleja, una de las zonas más exclusivas de la Comunidad de Madrid y perteneciente al municipio de Alcobendas. La congregación intenta vender los terrenos, centrándose en combatir legalmente su principal obstáculo: que el consistorio y el gobierno regional hayan protegido la iglesia, construida a principios de la década de los 50. La lista de interesados en adquirir el terreno ha sido variada: el BBVA, el empresario Trinitario Casanova o el exclusivo club Alma Sensai para el “enriquecimiento personal y profesional” de mujeres. El último nombre que se ha sumado a la lista de las negociaciones con la Congregación habría sido Brewster Academy, empresa estadounidense del sector de la enseñanza universitaria. El precio convenido, no habría bajado de los cinco millones de euros en algunas de las negociaciones.

Las religiosas, en sus aspiraciones inmobiliarias, se encontraron con un obstáculo legal,  cuando el consistorio de Alcobendas puso en marcha el proceso para declarar un bien protegido, al menos, los edificios del convento y la iglesia. La diferencia es importante para las monjas y sus intenciones monetarias. Un terreno con esta protección obliga al comprador a mantener intactas la iglesia y el convento y eso limita las posibilidades de convertirlo en una vivienda, en un templo moderno del mindfulness y el networking o una universidad privada. El comprador sabe que, haga lo que haga con esos 18.000 metros cuadrados, tiene que respetar parte de esos edificios y sus elementos y el posible precio se resiente.

La Congregación emprendió una batalla legal recurriendo estas decisiones para convencer a la Justicia de que su iglesia y su convento no eran para tanto y que no merecían esa protección que obstaculizaba su venta. Y, febrero, fue el Tribunal Superior de Justicia de Madrid   quien rechazaba el recurso de la Congregación, aunque el caso todavía puede ser llevado ante la sala tercera del Tribunal Supremo.  Los jueces explican en su sentencia que la relevancia es “un concepto jurídico indeterminado” y avala los razonamientos del Ayuntamiento y la Comunidad para otorgar esta protección municipal al templo. Un informe pericial de parte presentado por la Congregación apuntaba a que la iglesia no era “algo digno de protección” y que su único valor es “constituir un hito urbano” y que es muy poca cosa en comparación con la arquitectura religiosa de su tiempo. Los jueces no conceden a ese informe arquitectónico de parte, basado en “el interés particular” ya que compara esta iglesia con otras “ajenas al municipio” y “sin aportar un análisis exhaustivo”. Un informe, dice la sentencia, que “carece de relevancia”. Es un conjunto arquitectónico que, según los jueces, “podrá no tener interés para el perito, pero sí para el municipio” de Alcobendas.

         

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