sábado, 23 de julio de 2022

Emma Cohen y Fernán Gómez, un historial de amor y anarquía.

“Emma Cohen –escribe Pepe Gutiérrez en LQSomos–, uno de los mayores mitos de su tiempo, se llamaba Emmanuela Beltrán Rahola (Barcelona, 1946-2016), y fue uno de los referentes más particulares de una generación, la mía. No en vano era de mi quinta y era no menos airada. No tengo dudas de que supe de ella en la época de mi servicio en la ciudad militar de Ceuta donde tenías que tener mucho cuidado porque si no saludadas el himno a la bandera podía caer ‘un paquete’ porque te denunciaba cualquiera. En aquella ciudad ocupada en la que los moros eran ciudadanos de tercera –recuerdo que los echaban de los bares como en Dallas lo podían hacer con los negros–, el grupo ‘hijos de La Pasionaria’ según el léxico de capellán castrense, estábamos al tanto de todo lo que se movía en oposición al régimen.

“Leíamos la prensa diaria entre líneas, pero sobre todo nos pasábamos la revista ‘Triunfo’ que está muy pendiente de estas cosas, del teatro por supuesto. Supimos que el mejor Adolfo Marsillach había otro de actuaciones obligadas para el cine del ‘Movimiento’–, no hacía más que darle dolores de cabeza a la censura con sus adaptaciones de los clásicos –con la ayuda de en otra hora franquista Enrique Llovet– como lo fue el Tartufo de Moliere, y que ahora estaba representando nada más y nada menos que el Marat-Sade de Peter Weiss…Sabíamos que la actriz que hacía el papel de la loca del Hospital de Charenton que encarnaba a Carlota Corday, la célebre asesina de Marat, el amigo del pueblo, se llamaba Emma Cohen…se comentaba que en el día del estreno se había presentado el ministro de Cultura, un tal Sánchez Bella, y que en su delirio, la loca de Charentón de Weiss se dirigió directamente a él para clamar contra los burgueses corruptos, que el ministro como haría luego Gallardón jr, se levantó y se marchó”.

 (…)

“No fue hasta que comenzó a vivir con Fernán Gómez su historial de amor y anarquía que Emma participar en películas de otro nivel, tales como: Mambrú se fue a la guerra (1986), El viaje a ninguna parte (1986) y El mar y el tiempo (1989). Una de ellas, ¡Bruja, más que bruja!, se ha reestrenado hace pocos días, un poco antes que la Emma, que siempre recordaremos en los años del esplendor en la yerba, ya se estaba despidiendo de todos nosotros, que tanto envidiamos a Fernando con el que compartió una militancia en la CNT sin la más mínima obediencia a cualquier forma de dogma. Con sus manos enlazadas, Fernando aparecía junto con Emma recibiendo todos los grandes premios del país incluyendo el de ‘Príncipe de Asturias’ con el que su Majestad da brillo a la corona que el diablo se lleve.

“Como tantos otros jóvenes de mi época contemplé sus películas malas porque salía ella, y disfruté sus películas buenas porque eran de las nuestras. En una nota sobre su paso por el Sindicato del Espectáculo de la CNT, alguien que cuando asistía la asamblea se convertía in multitudinaria de afiliados que no pensaban entonces en la revolución”.


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