El cínico Sánchez.
Gerardo
Tecé, en ctxt, nos advierte que el presidente del Gobierno más progresista de
la historia ha preferido copiar sin pagar ‘copyright’ el discurso de Vox. Es
decir, aplaudir a las fuerzas armadas, calificar de violentos a heridos y
muertos y a otra cosa. “Escribo estas líneas —dice— impactado por las decenas
de muertos al otro lado de la valla de Melilla. También esperanzado. Algún día,
una superproducción tipo ‘La lista de Schindler’ ajustará cuentas con esta
época en la que permitimos que el Mediterráneo y sus alrededores se
convirtiesen en una tumba gigantesca. Cuando ese momento llegue, espero que
salgamos retratados en la peli como lo que somos: una especie de nazis
pusilánimes que, en vez de gasear, miraban hacia otro lado durante la masacre.
Además de impactado y esperanzado, escribo estas líneas indignado. Tras
conocerse las grandes dimensiones de la tragedia, el presidente socialista de
España, Pedro Sánchez, fue preguntado por el asunto y lo resumió en tres
palabras: ‘operación bien resuelta’. Un éxito, dado que la gran mayoría de esas
personas que pretendían escapar de la miseria no lograron superar la valla
gracias al vecino Marruecos y sus métodos. ¿Quién necesita presidentes de
ultraderecha teniendo un presi socialista como Sánchez?...”
Más
delante, Gerardo Tecé nos recuerda que “el gobierno de Sánchez ha sacado
tanquetas contra trabajadores del metal en Cádiz y también, porque no todo va a
ser agresividad, ha escoltado a nazis por el centro de Madrid. Sánchez, que en
su día prometió acabar con la ley mordaza o las devoluciones en caliente, hoy
ostenta el honor de tener a su nombre el récord de abusos policiales en
política interior y patadas junto a la valla en política fronteriza. Incluidos
niños. Cuando de él sólo se esperaba ya que mantuviese ciertas formas y una
mínima decencia dedicándole unas palabras a las decenas de víctimas mortales de
estas últimas horas –lamento, pero no condeno hubiera bastado para surfear las
consecuencias de su inmoral pacto con la dictadura marroquí–, Sánchez ha
decidido dar un paso más. El presidente del gobierno más progresista de la
historia ha preferido copiar sin pagar copyright el discurso de Vox. Es decir,
aplaudir a las fuerzas armadas, calificar de violentos a heridos y muertos y a
otra cosa”.
“Las
cuentas de su socio, Unidas Podemos, deben ser las de poder sacar alguna que
otra discreta medida social más de aquí a que la legislatura acabe. La política
es el arte de lograr lo posible según las circunstancias, pero hay días en los
que uno debe consultar con la almohada si aguantar ciertas formas de política
merece la pena. Sánchez ha cantado la Internacional en mítines y ha usado el
comodín de la URSS para atacar a su ahora socio durante debates electorales. En
medio de eso, un mundo, el sanchismo, en el que cualquier cosa vale si a él le
sirve. Si despreciar a decenas de personas muertas mientras intentaban entrar a
España es síntoma de algo, y debería serlo, es probable que el próximo Sánchez
que nos toque sea incompatible con un proyecto que pretenda ser alternativa a
la derecha”.
Y
G. Tecé termina recordando: “Si la izquierda no sirve para alumbrar una forma
más humana de entender la vida, si no es capaz de hacer frente a la mínima
defensa de los derechos humanos, la izquierda no sirve para nada. Cuando un
presidente apodado socialista tiene el mismo discurso que la extrema derecha en
temas tan humanos como la inmigración, quizá sea más sano y recomendable que
nos gobierne la extrema derecha. Que los discursos fascistas vistan traje
fascista aclara mucho las cosas. Cuando llegue la campaña electoral, Sánchez
volverá a pedir el voto para frenar a la ultraderecha. No les quepa duda de la
capacidad de uno de los personajes más cínicos de la política española. Habrá
que recordarle entonces que, si la diferencia entre la izquierda y la derecha
es el número de colectivos débiles a los que pisoteas, humillas y desprecias,
quizá el viaje no merezca la pena”.
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