viernes, 30 de diciembre de 2022

Los petardos en Navidades y Año Nuevo no son simples juegos de niños.

 

Explosión de un petardo.

El alcalde de Manacor (Mallorca), Miquel Oliver, ha firmado un bando en el que prohíbe “cualquier uso de artefactos pirotécnicos” durante las fiestas de Nochevieja, Reyes y Sant Antoni y autoriza a los agentes de la Policía Local a retirar de forma “inmediata” todos los artefactos. El Ayuntamiento argumenta la prohibición en la necesidad de garantizar la “pacífica convivencia” y la utilización “también pacífica” de las vías y espacios públicos para que los festejos se desarrollen con normalidad. El bando de alcaldía también tiene en cuenta las recomendaciones de psicólogos y veterinarios sobre los efectos negativos de estos artefactos sobre la salud de determinados colectivos de personas y de los animales, por lo que prohíbe de forma expresa el uso de material pirotécnico durante las citadas celebraciones populares.

La explosión de la noticia nos llega entre petardos, bombetas, cohetes, truenos de impactos y otros artículos pirotécnicos repetidos por toda España en estas las Navidades y Año nuevo. Y pese a los consejos e inspecciones de la Guardia Civil para el control de su venta y uso, es en estas fechas cuando más mercadillos navideños, bazares o puestos ambulantes de abren, aunque su venta no esté permitida. Durante todo el año, se realizan inspecciones para el control de su venta y uso, pero están intensificados en las fechas navideñas. Ana Navas, portavoz de la oficina de prensa de la Jefatura de Armas, Explosivos y Seguridad de la Guardia Civil, recuerda la definición de estos artificios pirotécnicos: “Ingenios o artefactos cargados de materias o mezclas pirotécnicas, generalmente deflagrantes”, por lo que “hay que extremar las precauciones a la hora de manipularlos”.

La Guardia Civil aconseja mantener los productos en su envase hasta su uso; no llevar unidades sueltas en la mano, ropa o bolsas, porque pueden autoiniciarse; no fumar en las proximidades de productos pirotécnicos; no dirigirlos nunca contra las personas, animales, edificios u objetos fácilmente inflamables; no intentar encenderlos cuando parezcan dañados, ni manipular aquellos que no detonen. Pide vigilar que no haya en las cercanías líquidos inflamables; no encenderlos aguantándolos con las manos; no colocarlos en el suelo, lejos de la cara y las manos para evitar quemaduras; no utilizarlos bajo los efectos de bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes. Porque, como advierte la Guardia Civil, la inexperiencia, la curiosidad y el descuido en el manejo de estos artículos aumentan el riesgo de accidentes.

Según el Reglamento de Pirotecnia y Cartuchería en vigor, hay cuatro categorías de artificios. Para la primera de ellas, la edad mínima para su uso y compra es la de 12 años, su peligro es “muy bajo”. Pero los de categoría F-3, tienen un peligro “medio”, su nivel de ruido no es perjudicial para la salud y solo pueden “tirarse” al aire libre en zonas de gran superficie. Y los de categoría, la F-4, solo pueden ser manipulados por expertos. La Guardia Civil recomienda que se adquieran en puntos de venta autorizados, “contando con instalaciones dotadas de las idóneas condiciones de conservación, algo que no pueden garantizar los puestos de venta ambulante, que tienen prohibida su comercialización al público”. Pero, desgraciadamente, en las primeras horas del año nuevo, cualquiera, despreciando olímpicamente estos consejos, se hace con ellos y los explota a mansalva, provocando el terror entre perros, gatos y personas mayores. 


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