Messi y la Copa del Mundo.
Millones de argentinos
cumplieron el pasado domingo el sueño de ver a su capitán, Lionel Messi,
alzando el trofeo de campeón del mundo de fútbol. Pero no fue exactamente como
soñaron. La selección de Argentina se proclamó campeona del mundo por tercera
vez en su historia después de superar a Francia en la tanda de penaltis de la
final del Mundial de Catar. Y, en la ceremonia final, el Emir impuso a Leo Messi,
coronado finalmente como el Dios del Olimpo, una túnica qatarí para que recogiese
la Copa del Mundo. Messi, el Balón de Oro, el premio a Mejor Jugador del
Mundial de Qatar y la medalla del campeón, también recibe un extraño regalo,
una túnica típicamente árabe que las autoridades de Qataar le obsequian como
símbolo de la victoria y poder para el mundo árabe. En efecto, el emir de
Qatar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, sorprende a Messi colocándole la túnica,
pasándosela incluso por los hombros y desde ahí, el emir se afana en vestirlo,
cruzándosela por los brazos hasta lograr que al astro argentino la luzca.
Se trata una prenda diseñada en el zoco y que el emir lleva puesta el día del país (el mismo 18 de diciembre). Se llama Besht y está reservada para los ministros y personas de relevancia de la región, preminentes masculinas en ceremonias importantes. Y Messi fue tratado como si fuera un miembro de la realeza qatarí, cumpliendo con la tradición qatarí. Su precio puede costar el equivalente a casi cuatro mil euros. Tardan en realizarse a mano unos 15 días. Pero su alto precio no es óbice para que se haya convertido, en solo pocas horas, en un fenómeno de la venta online en Argentina. La principal página de venta online en Argentina ya ofrecía esta túnica con la denominación de “Bata Árabe Messi Campeón”. Y el mejor jugador del mundo, Lionel Messi, el héroe de la Copa, lució el besht ante millones de aficionados de todo el mundo.
La organización había prohibido desde el inicio cualquier muestra por parte de los jugadores y sus selecciones a favor de los derechos humanos, los derechos y la igualdad de las mujeres o la comunidad LGTB. La FIFA, por otra parte, se encargó de gritar y mostrar a los cuatro vientos que Qatar es un mejor país gracias a la organización del Mundial. Pero estas imágenes no reflejan la realidad. Según Amnistía Internacional, el Mundial “es un negocio” que, además, sirve para generar prestigio y lavar una imagen. Además, se han generado muchos gestos, como la amenaza de Dinamarca de abandonar la FIFA, la imagen de los alemanes tapándose la boca o la finalmente fallida iniciativa del brazalete arcoíris.
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