El 8 de julio se inició la operación 'Margen Protector' contra
Hamás, al que Israel acusó de estar detrás de la muerte de tres jóvenes
israelíes (Yeal Yifrach, de 19 años, Gilad Shaar, de 16, y Naftali Frenkel, de
16), si bien este movimiento palestino islamista lo negó y Tel Aviv no aportó
pruebas que respaldasen sus acusaciones. El periodista alemán Christian
Sievers, tras una minuciosa investigación, desveló en el programa 'Auslands
Journal', de la cadena de televisión alemana ZDF, que el asesinato de los tres
jóvenes israelíes el pasado 12 de junio no fue acometido por palestinos. Según
el periodista germano, fue un crimen civil cometido por un ciudadano judío por
asuntos económicos. Los chicos fueron asesinados un día después del secuestro y
tras quemar el coche y los cuerpos, lanzados cerca de la ciudad de Hebrón.
Conforme al informe presentado por Sievers, la Agencia de Investigación
Interna israelí, Shim Bet, estaba al tanto de todos los detalles por la llamada
que hizo uno de los muchachos durante el secuestro, pero fue obligada por
Netanyahu a tapar la información para que el asesinato fuera usado como
pretexto para iniciar un nuevo ataque contra Gaza. En sólo 14 días murieron 583
palestinos y 27 israelíes en la
Franja. El hospital Al Aqsa fue bombardeado hasta cuatro
veces en los últimos días, murieron cuatro palestinos y 70 resultaron heridos
por el disparo de un tanque contra la tercera planta del centro. El balance de víctimas palestinas
a consecuencia de la ofensiva militar israelí ascendía el pasado jueves a 715
muertos y a más de 4.550 heridos, según el último balance recogido por Maan, agencia
palestina de noticias, facilitado por las autoridades sanitarias. Entre
las víctimas, hubo seis miembros de una misma familia –dos niños de tres y
cinco años de edad– que fallecieron en un bombardeo contra una vivienda en la
localidad de Jan Yunis. Otras cinco personas de una misma familia –entre ellas
un niño– murieron en un ataque en Jabaliya. Respecto a las bajas sufridas por
Israel, según cuenta Eugenio García Cascón, enviado especial de Público.es, fallecieron 32 soldados y un
civil israelí a causa del impacto de un cohete. La muerte de los soldados
israelíes se produjo después de la decisión tomada el jueves por el Gobierno
israelí de iniciar una operación terrestre contra el enclave. Los bombardeos
más intensos, en los que participaron aviones, artillería y tanques israelís,
ocurrieron en el barrio de Shuyaiya, el lugar más castigado desde que se inició
la ofensiva terrestre, así como en Zeitún, otro barrio de la ciudad de Gaza, en
la localidad de Rafah, al sur de la
Franja, y en Beit Lahiya, al norte. Un tanque disparó un obús
contra la tercera planta de un hospital, donde había una unidad de cuidados
intensivos. Las bombas se cebaron con
saña en cuatro casas: la familia Siyam de Rafah desapareció
completamente con la muerte de sus once
miembros; la familia Abu Yani de Jan Yunis perdió 28 de sus miembros, incluidos siete niños y un bebé; la
familia Al Qesas de la ciudad de Gaza también perdió a once miembros, y la
familia Al Keilani murió a la hora del iftar, la comida con que se rompe
el ayuno diario en el mes de Ramadán, en el centro de la ciudad de Gaza. Entre
los once muertos estaban los padres y sus cinco hijos, de entre ocho y 14 años,
todos ellos palestinos con nacionalidad alemana.
Los
cuerpos de tres niños palestinos que murieron a causa de un proyectil israelí,
A mediados de esta semana ya habían sido
asesinados en la Franja
de Gaza más de un cementar de niños palestinos y un 80 por ciento de los
palestinos civiles muertos eran mujeres, ancianos y gente inocente. Ninguno de
ellos lo fueron por bombardeos indiscriminados. Los israelíes utilizaron
armamento de precisión, bombas inteligentes y ataques quirúrgicos. Ningún
muerto palestino fue victima del error. Está absolutamente claro hacia quién
han dirigido cada misil. Y los 3.000 heridos son gentes sin brazos, sin
piernas, con metralleta en la cabeza y en coma. Muchos de ellos morirán sin
duda en los próximos días o quedarán paralíticos para el resto de su vida. Israel
no solo lanzó bombas contra edificios de viviendas. El lunes, 21 de julio,
reventó un hospital y el martes destruyó parte de una escuela de la ONU en Gaza. La Franja ha dejado de ser un
campo de concentración que Israel manejó a su antojo y conveniencia, para
convertirse, desde el pasado día 8, en un campo de exterminio. Hoy, toda Gaza
huele a muerte. El Ejército israelí bombardeó una escuela de la agencia de Naciones
Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) en el centro de Gaza, donde
habían buscado cobijo cerca de un millar de personas. En el ataque a la escuela
no hubo que lamentar víctimas, ya que el director había ordenado el desalojo
horas antes debido a la situación de inseguridad ante la presencia sobre el
terreno de tropas israelíes. El Ejército ya ha bombardeado decenas de edificios
civiles, lo que contraviene el derecho internacional humanitario, además de
varias mezquitas, mientras que el lunes bombardeó un hospital en la localidad
de Deir al Balah, en el centro, donde causó la muerte a cuatro personas.
Al
menos 23 palestinos murieron el martes como consecuencia de la operación
militar lanzada contra la
Franja de Gaza por tierra, mar y aire.
Desde el inicio de las hostilidades alrededor de 500
viviendas han sido destruidas completamente por las bombas y se cuentan por
millares las que han sido destruidas parcialmente bajo una política indiscriminada de castigo
colectivo contra la población civil. No obstante, pese al
exterminio israelí y a su poderoso ejército que bombardea sin descanso millares
de “objetivos” e invade parcialmente Gaza, no ha conseguido detener a las
milicias. Hamás ha creado un complejo sistema de túneles, algunos de los cuales
comunican la Franja
con Israel, y los milicianos los utilizan para operaciones de comandos. La
escena diplomática experimentó algún movimiento coincidiendo con la llegada a
la región del secretario de Estado norteamericano, John Kerry. El presidente Barack Obama dijo
que Kerry trataría de lograr un
“alto el fuego inmediato” basado en el acuerdo de 2012. Pero lo cierto es que
no han conseguido levantar el bloqueo que sufren 1,7 millones de civiles desde
hace siete años y, veintiún días después de una guerra desatada por de uno de
los ejércitos mejor armados del mundo, Gaza puede desaparecer como estado.
Ismail Haniya, uno de los líderes de Hamás, hasta hace unas semanas, primer ministro
del gobierno, condiciona cualquier alto el fuego al fin del bloqueo e insiste en
el levantamiento del mismo de una manera definitiva y para siempre. “El mundo
tiene que entender que Gaza ha decidido acabar con el bloqueo con su sangre y
su heroísmo”, añade. Y sabe que lo que no consiga antes del cese de
las hostilidades no lo conseguirá después en la mesa de negociaciones. Israel
está tomando precauciones para evitar sorpresas de los americanos en el último minuto. Los israelíes han lanzado en
las últimas horas criticas duras y abiertas contra la contrapropuesta que avalan
Catar y Erdogán. Turquía declaró tres días de duelo en solidaridad con la
tragedia del pueblo palestino. Dentro de la campaña contra estos dos países, el
ministro de Exteriores, Avigdor
Lieberman, atacó con dureza a Catar, acusando a este país de “estar conectado
con el terrorismo”, de financiar el terrorismo de Hamás y de ser
“un problema general para el mundo”. Además, acusó a la cadena de televisión
Aljazeera, que emite desde Doha, de defender el terrorismo. Israel aclara que
no aceptará la propuesta alternativa de Catar y Turquía que insta al levantamiento
del bloqueo de Gaza paralelo al alto el fuego. Y el Ejército israelí sigue bombardeando toda la franja y no discrimina a
la hora de atacar hospitales o edificios civiles, en contra de lo que estipula
el derecho humanitario.
Diariamente, se pueden ver, en la Franja de Gaza, a padres que
llevan a un hijo o a un pariente todavía ensangrentado y envuelto en sábanas, camino
del cementerio en donde depositan el cadáver del mismo. Desde que comenzó la
ofensiva, se han cavado cientos de fosas como estas. La sucesión de bombardeos provocó
que el domingo se viviera la jornada más sangrienta desde la guerra del Líbano
de 2006. En tan solo dos semanas murieron más de 500 palestinos, frente a 20
israelíes. Según Unicef, cuatro niños en Gaza son asesinados cada día. Los
niños, que suponen la mitad de la población en la Franja, son la principal víctima de este conflicto, en el
que ya han muerto más de un centenar de menores. Una de las tragedias más
bochornosas sucedió el pasado 16 de julio, cuando Israel atacó una playa donde
estaban jugando seis niños que eran primos entre sí. Cuatro de ellos
murieron. Los palestinos hablan de una nueva masacre. Israel asegura haber abierto
una “investigación” para explicar cómo ocurrió el “error”, o para determinar si
había milicianos disparando en la playa en ese momento. Hamás insiste en que no había milicianos y que los niños jugaban,
junto a un contenedor, y eran perfectamente visibles desde el aire y
desde el mar. “Estaban jugando al fútbol en la playa. Todos tenían menos
de 15 años”, asegura Ahmed Abu Hassera, de 22 años, a Reuters. “Cuando el primer
proyectil cayó en la tierra, los niños huyeron, pero otro proyectil los golpeó
a todos”, confirma Abu Hassera, que lleva una camisa manchada
de sangre. La artillería israelí bombardea Gaza desde las posiciones de combate
que ha colocado en el interior de la
Franja, a escasos kilómetros de la frontera. Al caer la
noche, la aviación lanza decenas de
bengalas que aventan la noche e iluminan los barrios para permitir
operar a las fuerzas terrestres, mientras aviones de combate y buques de guerra
lanzan misiles.
En cada jornada, una media de siete niños pierden
la vida en Gaza y 70 resultan heridos, según Save The Children, una de las ONGs más importantes del mundo que trabaja para la defensa y promoción
de los niños.
La infancia es la población más afectada por el conflicto en ese territorio,
sobre el que Israel emprendió una ofensiva militar. En un comunicado, la
organización subraya que el número de niños muertos ha aumentado en más de un
40 por ciento desde el comienzo de la ofensiva israelí y que un tercio de los
palestinos heridos son menores. “Estamos viendo una guerra contra los niños”,
afirma Save the Children, apuntando que más allá de las “inaceptables cifras de
muertos”, más de 72.000 menores en Gaza necesitan terapia y apoyo “de manera
urgente” al perder a sus familiares cercanos, sufrir heridas y ver casas
destruidas. Según esta organización, los niños, “atrapados” dentro de las fronteras
de Gaza, no tienen donde ir y muchas familias buscan refugio en colegios y hospitales,
“que ahora también son vulnerables a los ataques”. David Hassell, uno de los
cooperantes de Save the Children, resalta que las últimas 48 horas han sido
“las más sangrientas” y ha mostrado su preocupación sobre si se están
respetando los principios de protección civil y proporcionalidad recogidos por
el derecho humanitario internacional. “Pedimos a ambas partes del conflicto –señala
en un comunicado– que respeten la protección de los hospitales y las escuelas y
reconozcan que no deberían ser objetivo de ataques cuando la gente inocente no
tiene otro lugar donde refugiarse”. En su opinión, la comunidad internacional
debe “presionar” para que haya un alto el fuego inmediato porque “se lo debe a
los niños” y también para que haya un acuerdo entre todas las partes del
conflicto que suponga un cambio a largo plazo, “incluyendo el cese del bloqueo
a Gaza”. Por su parte, “Acción contra el Hambre” insiste en que un millón de
personas necesita “urgentemente” alimentos, tras tres semanas “de violencia” en
Gaza que han provocado que la situación humanitaria se “precipite hacia el
desastre”. Explica que hay 100.000 personas desplazadas, los mercados empiezan
a estar desabastecidos, especialmente de los alimentos necesarios para los
niños menores de cinco años, y los precios del agua vendida en camiones
cisterna casi se han cuadriplicado. La organización denuncia que el acceso a la
ayuda humanitaria a las víctimas ha sido imposibilitado en numerosos puntos. Y
hace un llamamiento a un alto el fuego duradero “como condición indispensable
para salvaguardar la integridad de la población civil, tanto palestina como
israelí”, apelando a la proporcionalidad de la respuesta de Israel. La
organización insta al gobierno de la
Franja a que no utilice a la población civil “como escudos
humanos ni con fines militares las escuelas e instalaciones en las que se está
refugiando la población”.
“Tras el
estallido de la última ola de violencia en Israel y Palestina y la muerte de más niños y niñas, no basta con
pedir otro alto al fuego. Llegó el momento de emprender contundentes acciones no violentas que pongan fin a esta
pesadilla que dura décadas”, dice todo el equipo de Avaaz.or bajo el
tema titulado “Israel y Palestina: Así es como se
acaba”, del que recoge más de un millón y medio de firmas. “Nuestros gobiernos han fracasado.
Mientras hablaban de paz y aprobaban resoluciones de la ONU, han seguido comerciando,
invirtiendo y contribuyendo a perpetuar la violencia junto a numerosas
empresas. Solo hay una manera de frenar
este ciclo infernal de colonización israelí sobre tierras palestinas,
acabar con el castigo colectivo a familias palestinas inocentes y poner fin al
lanzamiento de proyectiles de Hamás y al bombardeo sobre Gaza: hacer que el coste económico de este
conflicto sea tan alto que resulte insostenible. Sabemos
que funciona. Cuando los países de la UE acordaron unas directrices para no financiar
los asentamientos ilegales, el gobierno israelí tembló. Y, cuando los
ciudadanos persuadieron con éxito al fondo de pensiones holandés PGGM para que
se retirara de Israel, hubo una auténtica tormenta política. Puede que no parezca una forma directa de
terminar con las actuales matanzas, pero la historia nos dice que incrementar
el costo económico de la opresión puede forjar el camino hacia la paz. Firma para exigir a seis bancos, fondos de
pensiones y empresas clave que retiren sus inversiones de la ocupación israelí
de Palestina. Si todos actuamos ahora de forma estratégica y calentamos
la presión pública, podemos conseguir que la economía israelí sufra un duro
revés y darle así la vuelta al juego que permite que los extremistas sigan
sacando provecho político.
”En las últimas seis semanas, tres jóvenes
israelíes han sido asesinados en Cisjordania, un niño palestino ha sido quemado
vivo, un adolescente estadounidense ha sido brutalmente golpeado por la policía
de Israel y ya van casi 100 niños y niñas muertos en los ataques aéreos
israelíes sobre Gaza. Esto no es el
‘Conflicto del Medio Oriente’, esto se está convirtiendo en una guerra contra
los niños. Y nosotros estamos contemplando indiferentes esta vergüenza
que sonroja al planeta. Los medios nos hacen creer que éste es un conflicto sin
solución entre dos partes iguales, pero no es así. Los ataques de extremistas
palestinos contra civiles inocentes nunca están justificados y el antisemitismo
de Hamás es repugnante, pero estos extremistas reivindican su legitimidad
luchando contra una opresión grotesca por parte del estado israelí que ya dura
décadas. Israel ocupa, coloniza, bombardea, ataca y controla el agua, el
comercio y las fronteras de una nación legalmente libre que ha sido reconocida
por Naciones Unidas. En Gaza, Israel ha creado la cárcel al aire libre más
grande del mundo y luego ha establecido un brutal bloqueo sobre ella. Mientras
las bombas caen, las familias literalmente no tienen adónde escapar. Éstos son
crímenes de guerra que no se aceptarían en ninguna otra parte del mundo: ¿por
qué en Palestina sí? Hace medio siglo, Israel y sus vecinos árabes estuvieron
en guerra e Israel ocupó Gaza y Cisjordania. Ocupar territorio después de una
guerra es habitual, pero ninguna
ocupación militar debería convertirse en una tiranía de décadas que solamente
alimenta y beneficia a los extremistas que utilizan el terror contra la gente
inocente.
“¿Al final
quiénes sufren? –termina preguntado el equipo de Avaaz.or–. La mayor parte de
las familias que, a ambos lados del muro y lejos de albergar ese odio, solo
desean paz y libertad. Para muchas personas, especialmente en Europa y Estados
Unidos, pedirle a las empresas que retiren los fondos que promueven la
ocupación israelí en Palestina podría sonar a tendencioso, pero esta campaña no
va contra Israel: ésta es la estrategia más potente para terminar con la
violencia sistematizada y para lograr la seguridad de Israel y la libertad de
Palestina. Aunque también hay que exigirle a Hamás, lo cierto es que ya están
bajo severas sanciones y se enfrentan a todo tipo de presiones. El poder y la
riqueza de Israel aplasta a Palestina y, si continúa negándose a terminar con
la ocupación ilegal, el mundo debe actuar para que el coste sea inasumible. El
fondo de pensiones holandés ABP invierte en los bancos israelíes que apoyan la
colonización de Palestina. Bancos
enormes como Barclays invierten en proveedores de armas para Israel y
otros negocios relacionados con la ocupación. El gigante de los ordenadores
Hewlett-Packard provee sofisticados sistemas de vigilancia para controlar los
movimientos de los palestinos. Y Caterpillar
proporciona las excavadoras que se usan para destruir las casas y campos de los
palestinos. Si lanzamos el llamamiento más grande de la historia
exigiéndole a estas compañías que retiren las inversiones que financian la
guerra, demostraremos que el mundo no está dispuesto a convertirse en cómplice
de esta matanza. Tanto los palestinos
como israelíes progresistas están pidiendo al mundo que apoye esta estrategia.
Sumémonos para que lo consigan. Nuestra comunidad ha trabajado para construir
paz y esperanza y lograr el cambio en muchos de los conflictos más complicados
del planeta, y muchas veces esto implica tomar posiciones difíciles para
trabajar en las raíces del conflicto. Durante años, nuestra comunidad ha
buscado una solución política a esta pesadilla pero, con esta nueva ola de
horror cubriendo Gaza, ha llegado el momento de recurrir a las sanciones y al
retiro de inversiones para ayudar a que esta espiral de violencia entre
palestinos e israelíes termine de una vez por todas”.
El primer ministro de Israel,
Benjamin Netanyahu.
Benjamín Netanyahu, que acusa
a Hamás de utilizar a los civiles como “escudos humanos”, se encuentra
en una posición similar a la de Hamás en el sentido de que tal y como se están
desarrollando las cosas solo les queda huir hacia adelante. Las milicias
dispararon más de un centenar de cohetes, lo que significa que la potencia
militar de Israel no ha podido reducir el número de los lanzamientos. Netanyahu
acusa a Hamás de utilizar a los civiles como “escudos humanos”. Los milicianos
disparan buena parte de sus cohetes desde solares situados en zonas urbanas,
algo que es inadmisible para el primer ministro. Pero Netanyahu cuenta con el
respaldo incondicional de las potencias occidentales que
argumentan que Israel tiene “derecho a defenderse” y eluden referirse, al menos
en público, al desproporcionado número de bajas civiles. Israel, Estados Unidos
y la UE consideran
a Hamás una “organización terrorista”. Y es incapaz de renunciar a su
controvertida política hacia los palestinos –desde el 8 de julio su ejército ya
ha provocado 1.147 muertes, pese a la tregua de 24 horas del final de semana, a petición de las
Naciones Unidas– porque eso le conduciría a disolver la coalición de gobierno y
convocar elecciones. El desgaste sería enorme y
podría perder buena parte de su popularidad. Sabiendo esto, preferiría acabar
cuanto antes con esta pesadilla en la que nunca quiso entrar, un embrollo que
es demasiado volátil y que, en cualquier momento, se le puede escapar de las
manos por factores imprevisibles. Por eso Netanyahu presiona a sus aliados,
comenzando por Estados Unidos, pasando por los europeos, siguiendo por Abdel
Fattah al Sisi y acabando por el no menos sumiso Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional
Palestina (ANP). Considera que la movilización internacional es tan relevante
como la movilización militar, y quiere que entre todos fuercen a Hamás a
recular, porque él en ningún caso dará marcha atrás.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos,
la sudafricana Navi Pillay.
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los
Derechos Humanos dice que el Ejército israelí “viola la ley humanitaria
internacional”. Navi Pillay denunciaba el miércoles que los ataques perpetrados por el Ejército israelí en Gaza podrían
constituir crímenes de guerra. “Los ejemplos que acabo de mencionar
[descripción de ataques israelíes contra civiles indefensos] parece que
muestran que la ley humanitaria
internacional ha sido violada hasta un alcance que podrían constituir
crímenes de guerra”, señaló Pillay en su declaración ante el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU,
en una sesión especial sobre la
incursión israelí. El gobierno de Israel ve con preocupación las críticas que
comienzan a aflorar en medios políticos
y periodísticos de Estados Unidos, la potencia que siempre está detrás
del Estado judío, tras 16 días de operaciones militares intensas en la Franja de Gaza que han
causado la muerte de de 940 palestinos, y han herido a más de
4.700, civiles en su inmensa mayoría. Miembros del ejecutivo han expresado su
inquietud por este fenómeno pero, al mismo tiempo, han cerrado filas entorno al
primer ministro Benjamín Netanyahu. Con sus declaraciones tratan de atajar el
fenómeno con el fin de que no cunda el desánimo entre la población a causa de
las duras imágenes que los medios de comunicación occidentales están
transmitiendo desde Gaza. Una de las últimas
críticas es de la exsecretaria de Estado, Madeleine Albright, que
durante sus años de servicio respaldó incondicionalmente a Israel y su política
de ocupación. Albright se ha hecho eco del malestar que causan esas imágenes y
ha indicado que Israel puede estar perdiendo la batalla “moral” que siempre ha
dicho defender. “Es difícil discutir el hecho de que, como el primer ministro
Netanyahu ha dicho, es verdad que hay inocentes a los que se han colocado en el
camino para ser escudos, pero al final, me parece, que eso está dañando la
autoridad moral de Israel. Me parece como si ellos (los israelíes) se
estuvieran propasando”, declaró Albright a la CNN.
Peter Beinart, un periodista judío
estadounidense, escribió en Haaretz un artículo para uso específico de
los peculiares lectores israelíes, en el que, sin embargo, advertía, aunque
fuera con mucho tacto, que hay aspectos
importantes del bloqueo de Gaza que son “inhumanos y estúpidos”. Por
supuesto, esto es así porque Estados Unidos y la UE lo permiten. Beinart terminaba diciendo que
Netanyahu ha sido muy eficaz a la hora de destruir la “esperanza” de los
palestinos con respecto al proceso de paz, un proceso, que por otra parte es
inexistente, y al que pueden contribuir más y mejor los cohetes que lanza Hamás
que la sumisión enfermiza e inútil del presidente Mahmud Abás a Israel. Para
complicar las cosas, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó el miércoles la creación de una comisión que investigará
los presuntos crímenes de guerra que Israel está cometiendo en la Franja. La resolución
fue aprobada con los votos de los países árabes, musulmanes, China, Rusia,
Latinoamérica y África. Los europeos se abstuvieron y Estados Unidos fue el
único que votó en contra. “Las críticas –escribía Eugenio
García Cascón el pasado jueves en Público– podrían ayudar a Netanyahu a
firmar un alto el fuego cuanto antes. Ahora bien, las críticas, que sin duda
crecerán cuanto más avancen las operaciones indiscriminadas del ejército en
Gaza, caerán en saco roto en cuanto se firme un acuerdo de alto el fuego y
estadounidenses y europeos vuelvan a las andadas, es decir a no hacer nada. La resolución del conflicto no depende de los
palestinos, que no pueden hacer nada, ni de los israelíes, que no
quieren hacer nada, sino de la comunidad internacional. El problema es que la
comunidad internacional tampoco quiere hacer nada y que los paladines de las
democracias occidentales, como Obama, Merkel, Cameron u Hollande, no tienen la
menor intención de resolver un conflicto que ya les parece bien como está. Y el
Gobierno de Barack Obama, pese a no gustarle del todo lo que hace Israel,
considera que el contenido de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU es ‘destructivo’. En madrugada
del jueves en España, defendió su
oposición a la resolución que aprobó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
contra Israel por su ofensiva militar contra Gaza, por considerarla
partidista. De los 47 países
miembros del Consejo, la resolución fue
aprobada por 29 votos, mientras que hubo 17 abstenciones. El único voto en contra fue de Estados Unidos”.
La apuesta del gas offshore (lejos de la
playa) en el Mediterráneo Oriental.
Pero, por encima de las razones políticas de la
invasión de Gaza, hay otras no menos importantes, como el control del petróleo
y el gas. Gaza es invadida
sencillamente para lograr el control del yacimiento de gas Gaza Marine
(30 mil millones de metros cúbicos). Una de las causas del ataque israelí
contra Gaza –confirma Manlio Dinucci en el artículo ‘Gaza, el gas en la
mirilla’, en Tercerainformación.es– se halla exactamente a 600 metros por debajo
del nivel del mar y a 30
kilómetros de la costa de la franja de Gaza. Allí, en
aguas territoriales palestinas, se encuentra un importante yacimiento de gas
natural, el llamado Gaza Marine, estimado en 30 000 millones de metros cúbicos
y de un valor de varios miles de millones de dólares. Según un mapa elaborado
por la agencia gubernamental estadounidense U.S. Geological Surveytambién
existen otros yacimientos de gas y de petróleo en tierra firme, en Gaza y en
Cisjordania. En 1999, mediante un acuerdo firmado por Yaser Arafat, la Autoridad Palestina
confía la explotación de Gaza Marine a un consorcio conformado por British
Group y la compañía privada palestina, Consolidated Contractors, que disponen
respectivamente del 60 y el 30% de las acciones. El 10% restante correspondería
al Fondo de Inversiones de la Autoridad Palestina. Se perforan dos pozos, Gaza
Marine 1 y Gaza Marine 2. Pero nunca llegan a iniciar la producción porque
Israel, que quiere todo el gas a precios ínfimos, los bloquea. A través del ex
primer ministro británico Tony Blair, enviado del “Cuarteto para el Medio
Oriente”, se prepara un acuerdo con Israel, que priva a los palestinos de las
tres cuartas partes de los futuros ingresos del gas y pone la parte que les
toca en una cuenta internacional bajo control de Washington y Londres. Pero,
inmediatamente después de ganar las elecciones de 2006, Hamas rechaza ese
acuerdo, calificándolo de robo, y exige su renegociación. En 2007, el actual
ministro israelí de Defensa, Moshe Ya’alon, declara que “el gas no podrá
extraerse sin una operación militar que ponga fin al control del Hamas en
Gaza”. En 2008, Israel desata contra Gaza la operación “Plomo Fundido”. En
septiembre de 2012, la
Autoridad Palestina anuncia que, a pesar de la oposición del
Hamas, ha reanudado las negociaciones con Israel sobre la cuestión del gas. Dos
meses después, la admisión de Palestina en la ONU, como “Estado observador no miembro”,
fortalece la posición de la Autoridad Palestina en las negociaciones. Pero
Gaza Marine sigue bloqueado, lo cual impide que los palestinos puedan explotar
la riqueza natural existente en su territorio. (…)
El 23 de enero de este año, Abbas, presidente
palestino, se reunía con Putin. Y se lograba un acuerdo para que Gazprom
comenzase la explotación de Gaza Marine 1 y 2 (bloqueada hasta ahora ante las
reticencias palestinas al “acuerdo”
de 1999 que, con la intervención de Blair –otro de las Azores–,
aseguraba el 75% de los beneficios generados a un consorcio “internacional”
dirigido por British Group. Además, la parte cedida a los palestinos sería
ingresada en una cuenta controlada por Estados Unidos y Europa). Inmediatamente
después del anuncio ruso-palestino se producían “atentados terroristas” y, en “respuesta”, se lanzaba la invasión. “La formación de un nuevo
gobierno palestino de unidad nacional, el 2 de junio de 2014, acrecienta las
posibilidades de concretar el acuerdo entre Palestina y Rusia para la
explotación del yacimiento de gas en aguas palestinas. Pero el inicio de la
operación “Margen protector” contra la Franja de Gaza desbarata todos los planes y Tel
Aviv busca apropiarse de las reservas de toda la cuenta del Levante, incluyendo
las de Palestina, las del Líbano y las de Siria. Todo encaja en la estrategia de Washington
que, con su apoyo a Israel, trata de garantizarse el control de todo el Medio
Oriente impidiendo que Rusia vuelva a ganar influencia en la región”.
En la mañana del jueves pasado, el Estado judío
continuaba atacando la Franja
de Gaza en el curso de la operación militar “Margen Protector”. El objetivo para la
aviación israelita fue una escuela de la Naciones Unidas en
la que murieron al menos 17 civiles y hubo más de 200 heridos. La escuela de la agencia de la ONU para los refugiados
palestinos (UNRWA) en la Franja
de Gaza, según un balance recogido por la agencia de noticias Maan. El centro, situado en la zona de Beit Hanoun, servía de
refugio para cientos de personas que intentaban huir de la violencia. Según un
portavoz de al UNRWA en Gaza, Adnan Abu Hasana, no recibieron ninguna
notificación previa al ataque. Un testigo explica a la agencia Maan que parte
de los desplazados se encontraban en la zona de entrada a la escuela cuando comenzó
el ataque. Otra fuente declara que al menos cinco proyectiles impactaron en el
edificio. Hamás, Yihad Islámica y los Comités de Resistencia Popular
describieron el ataque contra el centro de la ONU como un “crimen” y advirtieron de que Israel
“lo pagará”.
Protesta frente a la
embajada israelí en Madrid contra los ataques en Gaza.
En la tarde de ese mismo día, cientos de personas
coreaban “A cuántos más vais a matar”, frente a la embajada de Israel en
Madrid. Otros gritos como “Israel, asesino”, “Estado sionista, Estado
terrorista” o “Todos somos Palestina” fueron repetidos por un grupo que
atravesó la madrileña calle Velázquez, rodeado por un fuerte dispositivo
policial. Iban
ataviados con banderas palestinas y carteles en los que se leía “SOS Gaza”,
“Justicia, no impunidad”, “War Crimes” (crímenes de guerra) o “Israel usa el
superterror”. Mostraron su indignación, impotencia y tristeza ante los cientos
de muertos en Gaza. “Sólo queremos la paz y un Estado palestino independiente,
como cualquier Estado en el mundo. No queremos treguas, sino la paz definitiva”,
decía Marwan El Burini, presidente de la comunidad palestina en España, que
encabezaba la manifestación tras una pancarta con la frase “Paremos el
genocidio palestino”. El Burini considera que la investigación de la ONU sobre crímenes de guerra
por parte de Israel “llega tarde” aunque es una buena noticia, porque el estado
judío “lleva décadas cometiendo crímenes de guerra, con la impunidad que le
proporciona la protección de Estados Unidos”. La protesta fue convocada por la
plataforma SOS Gaza, formada por más de 40 organizaciones sociales que reclaman
el final de la operación militar israelí en Gaza, la condena internacional a
este país por vulnerar los convenios de la ONU y la convención de Ginebra. Los manifestantes
pidieron igualmente la expulsión del embajador israelí en España y se escucharon
gritos de “Esa embajada está mejor cerrada”.
Manifestación en contra de Israel celebrada en Londres el martes pasado.
Protestas en París contra Israel.
El portavoz de Jueces para la Democracia, José Luis Ramírez.
La asociación “Jueces para la Democracia” reclama al
Gobierno español que se comprometa contra las violaciones de derechos humanos
en Gaza, que acabe con su actitud de pasividad y que cumpla con sus
obligaciones internacionales, determinando los crímenes de guerra así como las violaciones que se hayan podido cometer.
Recuerdan los jueces progresistas que los ataques de Israel en
el territorio de Gaza ya han provocado la muerte de más de centenares de
personas, gran parte de ellas civiles, entre las que se encuentran numerosas
mujeres y niños. “Todo ello se está produciendo mediante ataques armados y
bombardeos indiscriminados en una de las zonas más densamente pobladas del
mundo”. Señalan que, de acuerdo con la IV Convención de Ginebra y otras normas
internacionales, las personas civiles y sus hogares no pueden convertirse en
objetivos militares. “Todavía resultan más rechazables estos ataques si
consideramos la indefensión en la que se encuentra ante ellos la sociedad
palestina y sus evidentes dificultades para poder encontrar refugio o protección”.
JpD apuntan su rechazo hacia el lanzamiento indiscriminado de cohetes por parte
de grupos armados palestinos contra la población civil israelí, pero califican
de especialmente criticable la actuación de Israel. Y confirman que la
reprobación se debe a que Israel “cuenta con todos los importantes instrumentos
bélicos de su propio Estado para lanzar una ofensiva desproporcionada, que
representa una manifiesta vulneración del Derecho Internacional”. Y piden a la ONU “una acción firme y
decidida para poner fin al drama humanitario en la región, que sea capaz de
restaurar el pleno respeto a las exigencias del Derecho y de la justicia, así
como que adopte medidas inmediatas de protección de la población civil”.
“Ya son
más de quinientos los muertos por la invasión israelí de la Franja de Gaza–recuerda
Antonio Casado en El Confidencial–. Han caído los primeros soldados de las
unidades invasoras y eso puede ser, por desgracia, un argumento disuasorio
–maldito argumento de muerte– en la opinión pública de Israel. Pero,
entretanto, no se colma nuestra capacidad de asombro por la masacre televisada
ante el ojo distraído de la comunidad internacional. Especialmente de la Unión Europea. La recurrente apelación a la
legítima defensa de Israel, como si eso le diera licencia para
quitar la vida a quienes se crucen en su camino, sean o no “terroristas”,
incluidas las cien víctimas infantiles, es un insulto a la inteligencia. (…)
Eso es rigurosamente cierto. Digámoslo ya: Israel es de los nuestros.
Al hilo de mi artículo de hace quince días, (‘¿A quién le importa la masacre de Gaza?’),
un amable lector me ponía el ejemplo del trato no discriminatorio a los
homosexuales en Israel, por ventajosa comparación con el que recibirían en la Gaza controlada por los
islamistas. Y le quise hacer ver que el respeto al diferente, en un orden
político básicamente tan democrático como el español, el holandés, el francés
o el alemán, no justifica de ninguna manera la actuación genocida del Ejército
israelí en el territorio palestino. Justamente por eso, porque Israel es de
los nuestros, tiene todo el sentido pedir a la comunidad internacional (la ONU, la UE, la OSCE, EE. UU., la parte
civilizada del mundo) que le pare los pies a Benjamín Netanyahu y, más
allá de un ritual llamamiento al alto el fuego, firme una enérgica reprobación
del Estado de Israel. Por uso desproporcionado de su poderosa maquinaria
militar. Por violación de los derechos humanos (desplazados, ataques a
hospitales, heridos sin asistencia médica, falta de bienes básicos, caos
humanitario). Por pasarse por el arco del triunfo la legalidad internacional.
Por tener comportamientos propios de un Estado terrorista que no respeta a la
población civil”.
Hoy, domingo, a las doce del mediodía en el
Palacio de Cristal del Retiro, Octavio Colis (miembro de Economía Sol) y Miguel
Dibsi (jurista y periodista palestino) conversan sobre Palestina hoy. “Desde mayo de 1948, año conocido en el mundo árabe como de la Nakba, o desastre, los
palestinos han sufrido y siguen sufriendo la ocupación brutal de sus tierras
por un ejército multinacional y multiétnico en el que se agruparon y agrupan
los ocupantes sionistas de origen sefardí y askenazi, venidos a Palestina desde
cualquier rincón del mundo con la pretensión de tener derecho divino a la
posesión y explotación de esas tierras, repitiendo constantemente, desde hace
66 años, que ellos sólo quieren vivir en la tierra que perteneció a sus
antepasados, tierra que Dios mismo, obviamente su dios, dio en alianza
exclusiva a aquel pueblo judío. El lema bajo el que perpetran esta aspiración
es siempre el mismo: Una tierra sin gente, para una gente sin tierra,
insistiendo en que los palestinos que allí viven son sólo árabes merodeadores,
y tratando siempre de ocultar que filistin, palestino, viene de filisteo,
pueblo que vivió en aquellas tierras antes incluso que sus pretendidos
parientes israelitas. Hoy, los constantes asentamientos de colonos judíos en
los territorios ocupados, son el principal instrumento de ocupación militar que
utiliza el sionismo israelí para arrinconar a la población palestina en sus
propios hogares inmemoriales, creando un sistema de apartheid que el mundo
tolera por desconocimiento y mala conciencia de lo que supuso el exterminio
sistemático de los judíos durante la II Guerra Mundial. Estos asentamientos suponen
una forma de colonización que viola el artículo 49 de la IV Convención de
Ginebra de 12 de agosto de 1949 y han sido reiteradamente condenados en
diversas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, entre otras la 446, 465 o
298, condenas que no han servido de nada porque los asentamientos han seguido
creciendo y, a pesar de que el gobierno de Israel no los ‘autoriza’, los
protege su sistema jurídico e incluso cuando es necesario se utiliza el
Ejército a favor de los ocupantes y en contra de los ocupados”.
Desde
1948 –escribe Eduardo Galeano en su artículo “Si yo fuera presidente”–, los
palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin
permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni
siquiera tienen derecho a elegir a sus gobernantes. Cuando votan a quien no
deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una
ratonera sin salida, desde que Hamás ganó limpiamente las elecciones en el año
2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó
en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron
su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La
democracia es un lujo que no todos merecen. Son hijos de la impotencia los
cohetes caseros que los militantes de Hamás, acorralados en Gaza, disparan con
chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la
ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura
suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de
Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de
exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
A diferencia de lo que muchos piensan, las
opiniones sobre los bombardeos en Gaza están dividas en la comunidad judía del
mundo. Jewish Voice for Peace (La voz judía por la paz) es una organización que
“busca la paz y la justicia para la gente del medio oriente”. Entre otras
cosas, se opone “al antisemitismo, a las actitudes antimusulmanas, y a la opresión
en contra de los árabes”. Según la página web de la organización, también
buscan que se termine la ocupación de los Bancos Occidentales de Israel, de la Franja de Gaza y del este
de Jerusalén. Este video es una invitación de la organización que busca la
unión del mundo en favor de la paz entre los israelíes y palestinos... pero
también es un curso extra-veloz para entender mejor el conflicto entre estos
dos pueblos.
Entre los fotomontajes del momento, el barril de
petróleo puesto sobre Palestina puede acabar con este territorio inmerso bajo
la garra israelíe. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, justifica todos los
bombardeos israelíes de estas tres semanas que han dejado una cifra de más de 900 muertos palestinos, muchos de
ellos niños, incluso refugiados en sitios protegidos por la
ONU. Ron Dermerm, embajador israelí en los
EEUU, tiene la osadía de afirmar que Israel “merece el Premio Nobel de la Paz por la contención que
están demostrando las Fuerzas Armadas”. Y El primer
ministro israelí Benjamín Netanyahu
también se hace merecedor de ser reconocido como terrorista “por los crímenes
contra la Humanidad
y el planeta”.
Otros personajes en contra de esta guerra:
Anthony Hopkins, actor galés de cine, teatro y televisión, y Gilad Atzmon, saxofonista
de jazz, activista político, escritor y novelista nacido en Israel, de
nacionalidad británica.
El humor de Erlich:
Otros humoristas: El Roto, M. Fontdevila, Enero,
J. R. Mora, Forges, Latuff, A. López, Fito Vázquez y otros…
Pep Roig nos recuerda, desde Mallorca, El poder de la pobreza; Política basura; Manos
arriba, esto es el Gobierno i el Govern; Vamos a contar mentiras, Democracia en
simulado y diferido, Atraco habitual y Campanadas al vuelo.
Terminamos con cinco vídeos. El primero, de dibujos animados, explica las razones alegadas.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa. Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen.
La cadena Annur TV expresó gran preocupación por la seguridad de miles de palestinos que están siendo atacados por fuerzas armadas de Israel.
Los ataques israelíes se centraron en la ciudad de Gaza y en el sur de la Franja, dejando centenares
de muertos y decenas de heridos. En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que ha celebrado una
sesión especial por la incursión israelí, Navi Pillay ha dicho que los ataques
contra Gaza muestran que la ley humanitaria ha sido violada.