Blanqueando el fascismo… Y Assange, un hombre libre, un mundo más opaco.
Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT)
El Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT) es un centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Fue creado en el año 2010 con el objetivo de promover la investigación científica, de naturaleza transversal e interdisciplinaria, sobre el patrimonio cultural. El INCIPIT tiene su sede en Santiago de Compostela, en el complejo de la Ciudad de la Cultura de Galicia, dentro del Edificio Fontán en el que también se ubican las sedes del Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Galicia, la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Galicia (ACSUG), el Centro de Investigación Interuniversitario de Paisajes Atlánticos Culturales (CISPAC) y el espacio para conferencias y convenciones de la Cidade da Cultura. El INCIPIT está orientado a investigar sobre un problema común, el patrimonio cultural, independientemente de las disciplinas o enfoques metodológicos que se empleen en cada momento. Reúne a especialistas de numerosos campos, como antropología, arqueología, arquitectura, astrofísica, educación, filosofía, geografía, historia, ingeniería de software, o lingüística. Alfredo González-Ruibal, investigador científico de Incipit-CSIC, escribía el pasado lunes en Público un interesante artículo titulado “Blanqueando el fascismo desde 1985” del que reseñamos sus de sus puntos de vista”. Los negociadores de las tres familias políticas implicadas (populares, socialistas y liberales) han cerrado un principio de acuerdo para que Ursula von der Leyen siga al frente de la Comisión Europea y el ex primer ministro portugués, António Costa, presida el Consejo Europeo. En Israel estarán aliviados porque Josep Borrell deja su cargo en manos de la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, némesis de Putin y mucho más suave con Netanyahu.
La Presidenta de la Comisión europea Ursula von der Leyen junto a la primera ministra italiana Giorgia Meloni, durante la cumbre del G7, en Italia.“Poco después de conocerse los resultados de las elecciones europeas, Ursula von der Leyen hizo un llamamiento contra el extremismo: ‘Construiremos un bastión contra los extremos, de izquierda y de derecha’. No es la primera vez que se escucha algo así. En los últimos tiempos, de hecho, se ha convertido en un cliché, generalmente entre los políticos conservadores: hay que combatir los extremos y la polarización. Es un buen lema ¿quién puede estar en contra del extremismo? Oponerse a los excesos ideológicos le otorga a uno autoridad moral y lo convierte en hombre o mujer de Estado y en adalid de la objetividad. Naturalmente, suena un poco a aquello de ‘ni de izquierdas ni de derechas’, o sea, de derechas. Pero a mí me suena a otra cosa. Escuchando a Von der Leyen me acordaba de la Historikerstreit, la disputa de los historiadores, que tuvo lugar en Alemania en la segunda mitad de los años 80. La controversia arrancó en mayo de 1985, cuando Helmut Kohl y Ronald Reagan acudieron a presentar honores a un cementerio de soldados alemanes caídos en la segunda guerra mundial. La idea era escenificar la reconciliación de ambos países, pero salió mal. Y salió mal porque en el cementerio no había solo reclutas de la Wehrmacht, sino también SS, una organización nazi culpable de crímenes de guerra y de lesa humanidad. La visita provocó un escándalo político en EEUU y Alemania y poco después una controversia entre historiadores en este último país. Los historiadores conservadores, en realidad, llevaban un tiempo ofreciendo una relectura del nazismo, pero la polémica del cementerio militar ofreció un contexto propicio para el debate. La disputa arrancó con un artículo periodístico del historiador Ernst Nolte y siguió durante un par de años con acusaciones mutuas en la prensa entre historiadores de derechas y progresistas. Visto con perspectiva del siglo XXI, llama la atención cómo se parece el Historkerstreit a la guerra cultural de nuestros días. Nolte se quejaba de que se prestaba demasiada atención al genocidio nazi y poco a otros crímenes del presente, como la invasión soviética de Afganistán o el aborto (!), que se obligaba a los alemanes a avergonzarse de su historia (Leyenda Negra, edición alemana), que cualquiera que criticaba la visión hegemónica sobre el III Reich acababa cancelado (en esa época se decía censurado) y que los nazis eran malos, pero los comunistas igual o más. De hecho, Nolte veía el nazismo como una reacción a la amenaza de los soviéticos, de quienes Hitler sería poco más que un aprendiz”.
González-Ruibal confirma que otro historiador, Andreas Hillgruber, se expresa en términos semejantes. Hillgruber establece una equivalencia entre el Holocausto y la limpieza étnica de alemanes en Europa oriental. Es más, pide que sus compatriotas se identifiquen con los soldados de la Wehrmacht que defendieron Prusia heroicamente de los ejércitos soviéticos. Ojo: no que comprendan a los soldados de la Wehrmacht, algo perfectamente legítimo y que entra dentro del análisis histórico, sino que se identifiquen con ellos. Indudablemente, la ofensiva prusiana de la URSS fue un horror marcado por crímenes atroces, pero Hillgruber (antiguo combatiente en el frente oriental, por cierto) se olvidaba de mencionar las razones que llevaron a los soviéticos a Prusia y más importante todavía: olvidaba que la defensa a ultranza de los territorios del Reich permitió que el Holocausto prosiguiera varios meses más. Pero es que para el historiador eran igual de víctimas los judíos y los alemanes. “Al establecer una simetría entre nazismo y comunismo y sus respectivas víctimas, lo que los historiadores conservadores pretendían no era tanto condenar todos los totalitarismos como defender Alemania. Al presentar el comunismo como la gran amenaza y el origen de todos los problemas, el nazismo quedaba en cierta manera justificado. Al menos, como mal menor. Y al convertir el III Reich en fenómeno secundario y recuperar sus episodios legítimamente épicos, los alemanes podían volver a sentirse orgullosos de su historia –incluso de su historia más siniestra–. Para hacernos una idea: el equivalente en España sería hablar de la Guerra Civil como conflicto fratricida, decir que todos cometieron barbaridades, criticar la Leyenda Negra y acabar defendiendo que Franco también hizo cosas buenas. Para entender la postura de von der Leyen es necesario entender el contexto alemán de los 80 y el revisionismo histórico de aquellos años, algunas de cuyas tesis se han acabado imponiendo en Alemania y fuera de ella. Pero si la simetría entre extremos que se propuso entonces no era válida en el marco de la Segunda Guerra Mundial, lo es muchísimo menos en una época en que lo que está en auge y amenazando la democracia no es ningún radicalismo de izquierda, sino de ultraderecha. Una ultraderecha que fue primera fuerza en las elecciones europeas en Francia, Italia, Austria y Hungría y segunda en Alemania y Bélgica. Que defiende ideas xenófobas, ultranacionalistas e iliberales. Cuando von der Leyen dice que hay que luchar contra los extremos, en realidad nos está preparando mentalmente para cuando los conservadores opten, como hace un siglo, por el extremo que más les conviene”.
La
UE ya tiene –casi– cerrados los puestos de poder que guiarán al gigante
comunitario en el próximo lustro. Los seis negociadores designados por el
Partido Popular Europeo, los Socialdemócratas y los Liberales apuntalan un
acuerdo a través de una videoconferencia celebrada el pasado martes. La alemana
Ursula von der Leyen revalidará su mandato al frente de la Comisión Europea. La
estonia Kaja Kallas asumirá las riendas de la diplomacia europea. Mientras que
el portugués Antonio Costa y la maltesa Roberta Metsola aseguran mandato para
la primera mitad de la legislatura. La UE ya tiene –casi– cerrados los puestos
de poder que guiarán al gigante comunitario en el próximo lustro. Pedro Sánchez
y Olaf Scholz (S&D); Kyriákos Mitsotákis y Donald Tusk (PPE); y Emmanuel
Macron y Mark Rutte (Renovar Europa) han desatascado la negociación, cerrando
así la cuadratura del círculo para una decisión que debe tener en cuenta
equilibrios ideológicos, geográficos y de género. Las tres familias políticas
suman la mayoría cualificada requerida para rubricar esta medida y excluyen del
reparto de cargos de poder de la UE a la ultraderecha. El acuerdo deja sin
puestos de poder a la ultraderecha a pesar de que el grupo de los Conservadores
y Reformistas, al que pertenece Vox, ha adelantado a los liberales en las
últimas elecciones europeas con por siete eurodiputados –83 frente a 74–, según
las últimas previsiones del Parlamento Europeo. La italiana Giorgia Meloni y el
checho Pietr Fiala, ambos miembros de ECR, no han escondido su enfado tras
sentirse infrarrepresentados en el reparto de poder, pero no podrán bloquear el
acuerdo porque las otras tres familias cuentan con mayoría cualificada. Los
rumores que se abren paso en los pasillos de poder de la capital comunitaria
apuntan a que Meloni utilizará este juego de cartas para hacerse con una
vicepresidencia de peso en la Comisión Europea donde pueda marcar el paso en
políticas como la inmigración o la economía. Tampoco están contentos con este
desenlace en Budapest. El primer ministro húngaro, Víktor Orbán, apenas ha
tenido capacidad de influencia en este proceso al que su partido el Fidesz
llega huérfano sin encontrar todavía encaje en una familia en la Eurocámara. De
confirmarse el acuerdo necesita el visto bueno definitivo del Consejo Europeo.
Ursula von der Leyen tendrá que superar un difícil examen rubricando una
mayoría absoluta entre los 720 nuevos eurodiputados. La votación es secreta y
no pocos eurodiputados de centro están decepcionados con las intenciones que
mostró durante la campaña en torno a pactar con lo que consideraba una
ultraderecha digerible. Se confirma que cuenta con las bendiciones para repetir
como presidenta de la Comisión Europea, que António Costa presidirá el Consejo
y que Kaja Kallas será la alta representante de Política Exterior. La duda era
si Giorgia Meloni participaría de estas decisiones condensadas entre populares,
socialistas y liberales. Finalmente, se abstuvo. La ex ministra de Defensa de
Angela Merkel cortejó durante los últimos meses a Meloni bajo el precepto de
que era una líder “pro-Ucrania, pro-OTAN y pro-Estado de Derecho”. El avance de
sendas negociaciones anticipa que Von der Leyen podría someterse al escrutinio
de la Eurocámara tan pronto como el próximo mes, durante la primera sesión del
Pleno de Estrasburgo que arranca el 16 de julio.
Otros comentarios, imágenes, fotos y fotomontajes:
Según la Agencia Atlas, el Tribunal Superior de Londres concedió a Julián Assange la libertad bajo fianza y fue liberado en el aeropuerto de Stansted durante la tarde del pasado lunes, tras llegar a un acuerdo con la justicia de EEUU. Assange había pasado los últimos cinco años hasta hoy en una prisión británica. El fundador de WikiLeaks llegó a un acuerdo con EE. UU. Se declara culpable y ya está en Australia, donde no tendrá que ingresar en prisión. Las reacciones no han tardado en llegar. La imagen de Julián Assange dio la vuelta al mundo. Era la primera vez que el periodista caminaba libremente tras 12 años recluido, cinco de los cuáles estuvo encerrado en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, en Londres (Reino Unido). Durante este tiempo, la defensa de Assange ha dependido del bufete de abogados Ilocad, bajo la coordinación del exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón. El letrado Aitor Martínez, quien forma parte del extenso equipo legal del periodista, ha hablado con 'Público' tras la firma del acuerdo que ha llevado a Assange de vuelta a casa “Sin un indulto, se abre una peligrosa senda para considerar espía a cualquier periodista”. Estados Unidos había dictado contra él una orden de extradición por conspiración y espionaje. En abril de este año, Biden, anunciaba que sobre la mesa estaba el poner fin al caso de Assange. Dos meses después, llegaba el resultado de casi 20 años de un caso que parecía no tener fin.
El Ayuntamiento madrileño se encarga de recordarlo con los carteles conmemorativos: Ya no queda nada para el Orgullo LGTBI+. Sin embargo, el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida se las ha apañado para hacerlo de la peor manera posible. Siendo una celebración icónica de la capital, con colores y simbología muy característicos, no parecía muy difícil fastidiar los carteles, pero el Ayuntamiento de Madrid lo ha conseguido. Fondos de colores planos, tacones, preservativos y alcohol. Así ha definido el Orgullo, sin mencionar a la comunidad LGTBI+. Lo que ha provocado la indignación de la comunidad tuitera y una oleada de críticas a los carteles, considerados estereotípicos y de mal gusto. No hace mucho concedieron a Isabel Díaz Ayuso un premio a su gestión sanitaria, y, siguiendo la misma lógica, el alcalde, tomando nota, consideró que hacerlo rematadamente mal le conseguiría algún premio por la decoración de la ciudad. (Tremeding)
El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Eneko, Flavita Banana, Manel F., Vergara, Pachi, Emmergol, Miliki y Duarte, Sansón, Harca…
Julián Asange, libre. La libertad de prensa gana una batalla importante, sin olvidar el 'aviso a navegantes' .
Pep Roig, desde Mallorca.
Los vídeos de esta
semana:
Von der Leyen:
"Construiremos un bastión contra los extremos de izquierda y derecha
Los conservadores ganaron
en EUROPA
Von der Leyen:
"Sigue habiendo una mayoría a favor de una Europa fuerte" | EL PAÍS
Así es la historia de
Julian Assange, el activista perseguido por EEUU
Julian Assange, fundador
de WikiLeaks, queda en libertad tras acuerdo con EU
Qué importante fue este
hombre para el ciclo de protestas ciudadanas que se dieron de 2010 a 2014 en
medio mundo, desde Egipto a Wall Street, desde el 15M a Irak. Y qué abandonado
le dejaron los políticos y periodistas que cabalgaron sobre sus revelaciones. El
pasado martes fue dejado en libertad después de 12 años de calvario y
cautiverio. Sería un día feliz para la libertad de expresión si no fuera porque
esa libertad esconde una trampa para el futuro, y no es para Assange: es para
todos.
Un tema al día, por
Juanlu Sánchez: Julian Assange: un hombre libre, un
mundo más opaco.
La llei MBappé – Polònia