Es la pareja del momento.
Donald Trump y Vladímir Putin ya han puesto a sus equipos a negociar el acuerdo
que ponga fin a la guerra en Ucrania. Los máximos responsables de Exteriores de
EEUU y Rusia se han sentado a la mesa en la capital de Arabia Saudí,
patrocinador ya de cualquier evento internacional que se ponga a tiro. A partir
de ahora, otro grupo de nivel más técnico intentará aterrizar el acuerdo.
Ucrania sigue marginada de su propia conversación; aunque EEUU aseguró que les
consultaría cada día, Zelenski también protestó por cómo se estaba gestionando.
Una clara derivada de todo es que, gracias a Trump, Vladímir Putin es hoy un
líder más poderoso que hace un año e incluso que antes de iniciar la guerra. Y
que este acuerdo de conveniencia está reajustando las alianzas internacionales.
En París, Macron anunció otra cumbre de gobiernos para definir estrategias
conjuntas sobre Ucrania y el acuerdo entre EEUU y Rusia. En la primera reunión
de hace unos días estaban Francia, España, Reino Unido, Alemania, Italia,
Países Bajos y Dinamarca. A esta segunda se unirá una decena más de países,
incluso alguno no europeo, pero con mucho peso simbólico: Canadá. La delegación
estadounidense estuvo liderada por Marco Rubio, secretario de Estado, Steve
Witkoff, enviado para Oriente Medio, y Mike Waltz, asesor de Seguridad
Nacional. Witkoff, enviado para Oriente Medio (izquierda), es un promotor
inmobiliario neoyorquino que conoce a Donald Trump desde hace décadas y ahora
está en el centro de su equipo de política exterior. A Witkoff se le atribuye
haber presionado al líder israelí Benjamin Netanyahu para que aceptara un
acuerdo de alto el fuego en Gaza. En el lado ruso, el ministro de Exteriores,
Sergei Lavrov, y el asesor de política exterior Yuri Ushakov. Lavrov, un
incondicional de la diplomacia rusa, fue ministro de Asuntos Exteriores del
país durante más de dos décadas. A lo largo de su carrera ha criticado
abiertamente la injerencia occidental en los asuntos de otras naciones y se ha
opuesto firmemente a los valores liberales. Sin embargo, su influencia real
sobre Putin sigue siendo objeto de debate. Estados Unidos y Rusia se reunieron
el pasado martes en Riad, Arabia Saudí, para negociar el final de la invasión
rusa de Ucrania, que la semana cumple tres años. Ni Ucrania ni la UE están
presentes y estas son las personas que forman parte de las delegaciones.

Emmanuel Macron, Volodimir Zelenski y Donld Trrump, el pasado diciembre.
Europa PressEl 7 de diciembre del año
pasado, según la redacción HuffPost, el presidente electo de Estados Unidos,
Donald Trump, se reunió con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un
encuentro en el que también participó como anfitrión el jefe del Estado
francés, Emmanuel Macron, que los había invitado para las conmemoraciones de la
reapertura de Notre Dame de París. Zelenski llegó poco después al Palacio del
Elíseo, adonde Trump había acudido tres cuartos de hora antes para un cara a
cara con Macron. El presidente electo de
Estados Unidos y el jefe del Estado francés debían hablar de los aranceles que
el primero amenaza de imponer a los productos que entren en su país procedente
de la Unión Europea, de la guerra en Oriente Medio y, sobre todo, del conflicto
en Ucrania. Una cuestión que interesaba más que a nadie a Zelenski, teniendo en
cuenta que Estados Unidos es su principal proveedor de armamento. Durante la campaña
para su elección, Trump había subrayado su intención de resolver la guerra en
Ucrania en 24 horas. Su actitud suscitaba incertidumbre y temor entre los
europeos, y en particular en Kiev, por la posibilidad de que eso signifique el
fin del apoyo militar. Zelenski sabía que su país no iba a poder reconquistar
por las armas el territorio conquistado por Moscú e insistió en que había que
buscar una salida diplomática. A la ceremonia de Nontre Dame asistieron una
cuarentena de jefes de Estado y de Gobierno. El dispositivo de protección incluía
un contingente de más de 6.000 policías y gendarmes y el establecimiento de un
perímetro cerrado al público en la isla de la Cité, donde se encuentra la
catedral. Los invitados de Macron a la ceremonia asistirán por la noche en el
Elíseo a una cena ofrecida por el presidente francés.

Líderes europeos, en París.Siete semanas más tarde,
el plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para buscar la paz en
Ucrania comenzó a levantar ampollas. “El frenesí ejecutivo del nuevo inquilino
de la Casa Blanca -escribió Lupe Carrasco en Vozpópuli- está acaparando toda la
atención y las órdenes firmadas por el magnate desde su regreso al despacho más
poderoso del mundo fueron desde la imposición de aranceles hasta el cierre de
las oficinas de la USAID, pasando por tomar el control de Gaza. El último
movimiento del magnate tenía que ver con la guerra en suelo europeo, pero su
estrategia para terminar con el conflicto en Ucrania indignó a Europa y al
propio Kiev. El presidente estadounidense informó la semana pasada de que había
conversado con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para comenzar las
negociaciones de paz “inmediatamente”. El líder ucraniano aceptó, pero
reclamando estar presente en ese diálogo. Ucrania también estaría en cualquier
mesa en la que se negociase el fin del conflicto. Sin embargo, en ningún
momento las voces estadounidenses aseguraron que las reuniones bilaterales pasarían
a incluir a Ucrania. Sí dieron a entender que Europa se quedaría fuera y, de
hecho, se eligió Riad, la capital de Arabia Saudí como escenario de las
primeras reuniones, donde se desplazaron las delegaciones de EEUU, Rusia y
Ucrania, esta última con Zelenski al frente. Pero paralelamente, la reacción e
indignación de Europa se escenificó con el presidente de Francia, Emmanuel
Macron, como líder improvisado. El galo respondió a lo que los países europeos
tachan de osadía, convocando una reunión de urgencia en París con los
principales mandatarios de la Unión Europea, Reino Unido, la Comisión Europea y
la OTAN. La reunión, pese a ser de urgencia e improvisada e incluir a jefes de
Estado de Reino Unido (Keir Starmer), Alemania (Olaf Scholz), Italia (Giorgia
Meloni), Polonia (Andrzej Duda), España (Pedro Sánchez), Países Bajos (Dick
Schoof) y Dinamarca (Mette Frederiksen), así como a Rutte, Ursula von der Leyen
y António Costa, fue calificada como ‘informal’”. Según el Elíseo, se convocó a
estos líderes europeos al ser una 'cumbre' de urgencia, pero con la intención
de seguir ampliando estas conversaciones e ir incluyendo al resto de miembros “para
llegar a un consenso sobre qué pueden hacer los europeos por sí mismos. Sin embargo, el cónclave fue un símbolo de la
resignación y debilidad que se experimenta ahora mismo en Europa. Y quedó claro
que la primera potencia mundial no tenía intención de sumar la paz a sus
negociaciones de paz. De hecho, el enviado del republicano, Keith Kellogg,
aseguró que los europeos debían quedar apartados de las conversaciones en este
sentido. Además, aseveró que en primer lugar el diálogo sería entre Trump y
Putin y, relegado a un tercer lugar, se incluiría al presidente ucraniano.

El presidente ucraniano, Volodimir
Zelenski y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, Turquía.
Donald Trump indicó que, “probablemente”,
mantendría una reunión cara a cara con el líder ruso, Vladímir Putin, durante
este mes. Y mostró su postura sobre el posible despliegue de tropas de paz
europeas en Ucrania, una propuesta discutida por los líderes del Viejo
Continente en París. “Si quieren hacer eso, genial. Estoy totalmente a favor”,
declaró durante una comparecencia ante la prensa. Aclaró que esta medida no
implicaría la participación de fuerzas estadounidenses, argumentando que
Ucrania “está muy lejos” para comprometer personal militar de EEUU. Además,
criticó al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, señalando que había
contado con tres años para buscar una salida negociada al conflicto. Estas
palabras se produjeron mientras Zelensky, tras reunirse con su homólogo turco,
Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, reclamaba una solución diplomática al
enfrentamiento bélico. Zelensky aseguró que no recibió invitación para formar
parte de la cita en Arabia Saudí entre Rubio y Lavrov, aunque inicialmente
tenía previsto visitarlo el miércoles. Y decidió retrasar su viaje hasta el 10
de marzo para evitar “ninguna coincidencia”. Desde Turquía, Zelensky destacó
que ni Rusia ni Ucrania podrían obtener una victoria definitiva en el terreno
de combate. “Me parece que hoy está claro que ninguna de las partes ganará esta
guerra con las armas en el campo de batalla (...). Esto significa que debe
haber una transición hacia la diplomacia, pero que esta debe conducir a una paz
justa”, enfatizó. El presidente ucraniano volvió a mostrar
su malestar por no haber sido informado por EE.UU. de que se iba a celebrar la
reunión bilateral con los rusos, e insistió en que no habrá conversaciones a
espaldas de Kiev ni reconocerá ningún resultado de esos contactos que afecte a
Ucrania. “No queremos que nadie decida nada a nuestras espaldas... No se puede
tomar ninguna decisión sin Ucrania sobre cómo poner fin a la guerra en Ucrania”,
afirmó Zelenski ante los periodistas en la rueda de prensa conjunta con
Erdogan. Además, el mandatario ucraniano declaró que no respondería a ningún
ultimátum que el Kremlin haya podido plantear a Kiev en la reunión de Riad. “Como
presidente de Ucrania, no he dado garantías a nadie, no he confirmado nada a
nadie. Es más, ni he tenido ni tengo intención de responder a ultimatums de
Rusia”, aseguró Zelenski.

Cuando Europa despertó, EEUU ya no estaba: el día que Trump dejó solos a
los europeos.
La vuelta de Donald Trump
al poder generó un escenario sin precedentes y un cambio en la geopolítica
mundial que puede trastocar el orden que emanó de la Segunda Guerra Mundial. Así
lo entendió Samuel Martínez en Publico: “Hay consenso sobre eso entre los
internacionalistas. En un nuevo contexto que se encamina a una realidad
neoimperialista con Estados Unidos, Rusia y China en cada una de las esquinas
del tablero, la Unión Europea corre el riesgo de ver desdibujado su papel o de escorarse
a posiciones también extremas. Por eso era pertinente el encuentro que tuvo
lugar el jueves, 20 de febrero, en el Congreso de los Diputados entre varias
figuras políticas de la izquierda europea vinculadas al grupo del
Europarlamento The Left, en el que está integrada Sumar, una de las
organizaciones que promovió el acto. La vuelta de Donald Trump al poder generó
un escenario sin precedentes y un cambio en la geopolítica mundial que puede
trastocar el orden que emanó de la Segunda Guerra Mundial”. Se trató de una
mesa redonda, moderada por la directora de Público, Virginia Pérez Alonso, bajo
el título 'La UE en la era Trump: una perspectiva desde la izquierda', y en la
que intercambiaron sus pareceres Estrella Galán, eurodiputada por Sumar; Leïla
Chiabi, eurodiputada por La France insoumise; Pasquale Tridico, eurodiputado
por Movimento 5 Stelle; Rudi Kennes, eurodiputado por el partido belga PTB;
Kathleen Funchion, eurodiputada por el Sinn Féin irlandés; la sueca Hanna
Gedin, eurodiputada por Vänsterpartiet y Agustín Santos Maraver, diputado de
Sumar en el Congreso y, antes, embajador representante permanente de España
ante la ONU. Pérez Alonso habló de la importancia de debatir desde la izquierda
las posiciones estratégicas de la UE “en un momento en que la conversación
pública está copada por los anuncios y boutades de Trump, que parecen haber
cogido a Europa con el pie cambiado”. En esta tesitura, “es esencial poder
escuchar a figuras relevantes de la izquierda alternativa europea con capacidad
para cambiar las cosas”. Actos como el de este jueves ayudaron a “esbozar el
papel que debería tener la UE en este nuevo escenario geopolítico”, siempre
desde una “perspectiva progresista y de defensa de los derechos humanos”. La
cita llegó solo dos semanas después de que la extrema derecha europea también
se encontrara en Madrid para celebrar un cónclave del partido europeo Patriots,
que preside Santiago Abascal y cuyo líder espiritual es Viktor Orbán.

La Casa Blanca ha
pasado de apadrinar a Zelenski como héroe de la democracia a declararle su
enemigo.Con el cambio de
presidente en menos de dos meses, la Casa Blanca ha pasado de apadrinar a
Zelenski como héroe de la democracia a declararle su enemigo. Trump acaba de cruzar
una de esas líneas que parecen sagradas: ha llamado “dictador” a Zelenski. Si a
este caos intentamos darle un sentido lógico, la única interpretación posible
es que Trump acepta una de las grandes prioridades de Putin para trasladar el
frente militar al frente político, donde es experto en injerencias: que Ucrania
celebre elecciones. “Más vale que Zelenski actúe rápido o su país
desaparecerá”, remató Trump. “Mientras tanto, estamos negociando con Rusia un
final a la guerra. Biden nunca lo intentó, Europa ha fracasado y Zelenski
probablemente quiere seguir haciendo dinero fácil”, advirtió el presidente.
Trump, acusando a Zelenski de no gestionarla correctamente. “Volodímir
Zelenski, un comediante de éxito modesto, convenció a Estados Unidos que
gastarse 350.000 millones de dólares en una guerra que no se podía ganar, nunca
debería haber empezado”, escrito el presidente. “EEUU se ha gastado 200.000
millones de dólares más que Europa [...] en una guerra que es mucho más
importante para ellos que para nosotros. Nosotros tenemos un gran y bello
océano de separación”. “El líder de la oposición, Petro Poroshenko, critica a
Zelenski, pero no lo hace por no convocar elecciones. No es un error ni de la
oposición ni de los ciudadanos comunes. Sería divisivo e inviable tener unas
elecciones libres y justas. ¿Cómo se pueden celebrar unas elecciones con una
población desplazada tan grande, con siete millones en el extranjero? ¿Cómo se
aseguran las urnas cuando podría haber un ataque aéreo? ¿Cómo participan todas
esas personas que viven bajo la ocupación?”, explica Onuch, catedrática
de Política Ucraniana de la Universidad de Manchester. Horas antes, Volodímir
Zelenski acusó a Donald Trump de vivir “en la burbuja de la desinformación”
creada por Rusia. El presidente de
Ucrania respondió, en una rueda de prensa en Kiev, a los comentarios de su
homólogo estadounidense sobre la aprobación interna a su gestión, y aseguró que
“nunca comenta los índices de popularidad, especialmente los propios o los de
otros líderes”, pero recordó que la última encuesta muestra que el 58% de los
ucranianos confían en él.
Otros comentarios,
imágenes, fotos y fotomontajes:
Dictadores y sus mantras, la misma mierda, diferente siglo.
Las excusas para destruir
la democracia son siempre las mismas. Cambian los nombres, cambian los
escenarios, pero el guion es idéntico. Primero se presentan como salvadores,
como líderes imprescindibles en tiempos de crisis. Luego, se arrogan el derecho
a pisotear las leyes en nombre del bien común. Y cuando nos damos cuenta, ya
han construido su maquinaria de poder absoluto. Napoleón fue el héroe
revolucionario que terminó proclamándose emperador. Mussolini llegó como el
defensor del orden y acabó instaurando el fascismo. Hitler usó la democracia
para dinamitarla desde dentro. Franco justificó su dictadura con Dios y la
patria. Y ahora, Trump, el showman convertido en caudillo, ya ni siquiera
esconde su ambición: su país le pertenece, la justicia es su enemiga y la ley
es un obstáculo que hay que aplastar. El peligro no es solo el individuo, sino
la cantidad de personas dispuestas a creer en su farsa. No basta con decir
“esto ya lo hemos visto antes”, hay que frenarlo antes de que sea demasiado
tarde. Porque la historia no se repite sola: la repetimos nosotros cuando no
aprendemos nada. (Spanish Revolution)

Este proverbio turco
encaja a la perfección con la imagen de Donald Trump en el Despacho Oval,
rodeado de su séquito. La frase es una advertencia sobre el peligro de
encumbrar a figuras populistas, demagogas o incompetentes al poder: no es que
ellas cambien, es que arrastran consigo a la institución que deberían representar.
El problema no es solo el payaso, sino la degradación del palacio. Trump es un
ejemplo paradigmático de esto. Su presidencia es una sucesión de escándalos,
nepotismo y ataques constantes a los valores democráticos. Y lo más grave no es
su torpeza o su ignorancia, sino cómo ha logrado rodearse de cortesanos
dispuestos a reírle las gracias mientras desmantela normas básicas de
convivencia política. Este fenómeno no es exclusivo de EE.UU. Lo vemos en todas
partes donde la ultraderecha alcanza el poder. Líderes que llegan envueltos en
discursos incendiarios, que desprecian la política, pero la parasitan, que
reducen el debate público a una performance de insultos y bulos. Y mientras sus
seguidores aplauden al “antipolítico” que “viene a cambiarlo todo”, lo que en
realidad hacen es dinamitar las instituciones desde dentro. Cuando un payaso
llega al palacio, el problema no es el payaso. Es el circo en el que convierte
la democracia. (Spanish Revolution).

No
se puede dudar de que Putin hizo lo que pudo por aupar a Trump al poder. Sabe
que es un perfil manipulable y que le compra el discurso imperialista. De
momento van a crujir entre los dos a Ucrania y luego vendrá la UE. Y por eso
tienen partidos ultras infiltrados en Europa para acelerar el desgaste. A ver
como se sale de esta pinza.
(Skakeo FanZine).
El dibujante Pablo Ríos, autor de “Más
presidente Trump”.
El dibujante Pablo Ríos
ya había publicado Presidente Trump (Sapristi, 2016), una colección de tiras
cómicas sobre el entonces aspirante a la Casa Blanca. Coincidiendo con su nueva
carrera electoral, el autor ha publicado “Más Presidente Trump” (Fandogamia),
un libro de chistes gráficos que es más que una colección de las tropelías de
Trump: se presenta como el relato de una campaña desquiciada que ha vuelto a
llevar al sillón presidencial a un Trump que parece desatado y sin límites en
sus pretensiones.
“Quien no lee habrá
vivido 70 años. Sólo una vida: ¡la tuya!
Quien lea habrá vivido 5000 años: estuvo allí cuando Caín mató a Abel, cuando
Renzo se casó con Lucía, cuando Leopardi admiró el infinito... Porque leer es
una inmortalidad hacia atrás”. (Umberto Eco)
La Libertad emigra.La mejor fotografía de
eclipse jamás tomada por Joshua Cripps.
Efecto del sol en el mar.
Florecimiento de
arándanos en Japón.
El humor en la prensa de
esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Eneko, Manel F., Vergara, Horca, Miki y
Duarte, Kap, Asier y Javier, Riki Blanco, Tomás, J.R. Mora…