31 de octubre. Obama-McCain, frente a frente desde la Florida.
Por su parte, Barack Obama, advierte: “Antes del fin de semana, me acusará de ser un comunista encubierto porque compartí mis juguetes en el jardín de infancia”. Y en su estancia en Florida, donde también hizo campaña, pidió a los votantes, en un anuncio televisivo de media hora, que eligiesen la esperanza y no el miedo y la división. El senador demócrata prometió un plan de gobierno que hará hincapié en la educación, en la reforma del sistema sanitario y en la creación de nuevos puestos de trabajo en sectores como el de la energía alternativa. “No seré un presidente perfecto”, reconoció el demócrata, pero sí “alguien que escuche a la opinión pública y que vuelva a abrir las puertas del Gobierno. Para él ha llegado el momento del cambio.
Cada vez es más numeroso el número de periódicos de Estados Unidos que anuncian su respaldo a este candidato. Hace una semana eran 122 frente a los ochenta y dos que optan por McCain. Uno de los más influyentes, el diario “The Washington Post”, opina en un editorial que Obama “tiene todas las posibilidades de convertirse en un gran presidente”. En cuanto a McCain, afirma que “no nos da ningún placer oponernos” a él, ya que “durante muchos años ha sido un paladín de los principios y del bipartidismo”. Sin embargo, ahora le critica, entre otras cosas, por su política económica, que pasa por aumentar aún más las reducciones de impuestos que ideó el presidente Bush, medida que “agravaría simultáneamente el destrozo financiero y la desigualdad”. Igualmente, le reprocha la elección “irresponsable” de Sarah Palin como compañera de lista, la gobernadora de Alaska que “no está preparada para ser comandante en jefe”.
Como compañera de candidatura de McCain, Sarah Palin sirvió, en un principio, para entusiasmar a la base fundamentalista republicana. Ella, como Bush, apoyan la guerra como “una tarea ordenada por Dios”. Pero sus continuas meteduras de pata la han condenado de antemano y demuestran el error garrafal de McCain quien pretende presentarse a si mismo como rival de la clase política dirigente. Si a esto le añadimos la propia confesión del candidato republicano de que la economía no es su fuerte, se comprende la ventaja de Obama quien cuenta con dos secretarios del Tesoro, con el expresidente Clinton, con Paul Volcker, anterior presidente de la Reserva Federal, con Warren Buffet, el hombre más rico del mundo, y con Colin Powell, el general que dirigió la primera Guerra del Golfo y fuera primer secretatrio de Estado de Bush. Powell, el primer negro aceptado por la élite de Washington e influyente republicano, anunciaba, hace dos semanas, que daría su voto al demócrata Barack Obama porque “éste será un presidente excepcional”.
Y, para terminar con una sonrisa en los labios, no deje de consultar 'The Onion', un medio satírico estadounidense que juega con la actualidad, la manipula, la inventa y fundamentalmente se ríe de todo. Ofrece un vídeo en el que se muestra cómo Barack Obama, respondiendo a las críticas de la falta de experiencia para liderar una nación, anuncia que ha empezado un programa de becas para presidentes de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero. El poder de la imaginación no tiene límites.