Los planes desesperados de los Kirchner
El panorama político argentino está tan efervescente como si faltara un mes para las elecciones. Así, al menos, lo veía Claudio M Chiaruttini en un editorial de “Sin saco y Sin Corbata” de Radio América AM: “Mientras USA sobrelleva su peor crisis en 26 años, el Fondo Monetario Internacional augura crecimiento 0 (cero) para la economía global, la Organización Mundial del Trabajo dice que 51 millones de personas perderán su empleo en 2009, y en Davos abundaron los presagios negativos, el matrimonio Kirchner dedica todos sus recursos, energía, imaginación y esfuerzo a tratar de mantener vivo su proyecto político. Demasiado mezquino para ser trascendente. Demasiado pequeño para resultar importante...”
Uno tras otro, los planes que los Kirchner van presentando, intentan solventar los problemas argentinos en una crisis que no es del momento. E, invadidos por la incertidumbre e inseguridad, se enfurecen porque no crece la confianza de los ciudadanos. El Gobierno se da cuenta tarde de sus errores. Cuando Barak Obama llama por teléfono a Inácio Lula da Silva, en la Quinta de Olivos se comienza a sospechar que fue un error viajar a Cuba y Venezuela. La Casa Rosada trata de obtener una foto con el nuevo Presidente de USA. Y la Presidenta renueva sus promesas de viviendas y obras públicas mientras su marido negocia con una docena de gobernadores.
Se preve una dura batalla con el sector sindical. Se intercambian amenazas y ofertas de negociación. Desde la Confederación General del Trabajo se asegura que no se aceptarán congelamientos de salarios, que es necesario mantener el poder adquisitivo de los sueldos, y que los datos del INdEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), organismo público, de carácter técnico, que unifica la orientación y ejerce la dirección, no sirven como parámetro. Desde el Gobierno, responden cediendo en el pago a jubilados, aumentando las ayudas de los monotributistas a las obras sociales y prometiendo más poder sindical en la nueva Ley de ARTs. Luis Barrionuevo, el sindicalista gastronómico argentino que popularizara la frase “Nadie se hizo rico trabajando”, reconoce que la conflictividad gremial y electoral serán claves durante el año, y, si es necesario, se mantendrá la tensión social hasta las elecciones de octubre.
Claudio M Chiaruttini advierte que, en Argentina, un país donde los empresarios reconocen que se pagan sobornos para concretar negocios, el Gobierno fija la rentabilidad, define a quién se vende y a quién se compra. Pero todo esto, reconoce, puede empeorar. “Cuando el gobierno anunció la Emergencia Agropecuaria, le arrebató a las provincias casi 5.000 millones de dólares. Y todo lo que negocia Néstor Kirchner con los gobernadores puede derrumbarse en junio o julio, cuando la plata en las provincias comience a faltar. La adhesión de gobernadores y sindicalistas, la imagen del gobierno en la opinión pública y el futuro de la oposición lo definirán los recursos monetarios que en octubre tengan los argentinos en sus bolsillos y los gobernadores en sus cajas”.
Si la crisis externa se profundiza –termina vaticinando Claudio M Chiaruttini–, no llegarán los dólares que necesita el Ejecutivo Nacional para cumplir con las necesidades de financiación. “Si los gremios no obtienen los aumentos que buscan, habrá olas de paros. Si los gobernadores no tienen dinero para pagar los sueldos de sus empleados, la alianza gobernante será destrozada. En este marco, no importa quién encabece la oposición, pero ganará en octubre. Por eso, el matrimonio Kirchner se equivoca cuando organiza tres actos por semana en la Quinta de Olivos. Y vuelve a equivocarse cuando busca la foto forzada con Barak Obama. O cuando supone que el malhumor del campo se calma con clientelismo y subsidios. Pese a que pasaron casi seis años, el matrimonio Kirchner todavía no aprendió que la clave es la confianza. Y mientras piensa en las elecciones de octubre, su falta de gestión destroza la confianza y en cada acto de marketing político magnifica su falta de gestión”.