El “regalo” del Obelisco.
Obelisco en construcción.
Santiago Calatrava.
Una web (ARQtipo.com) Los reyes, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón y el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, inauguraron ayer nuevo obelisco que, desde hace meses, se levanta en la madrileña plaza de Castilla. Mide 92 metros de altura y dos metros de diámetro y está construido con acero. En su interior hay una escalera que conduce hasta la cúspide, instalaciones eléctricas y su cubierta está formada por 504 láminas de bronce de 7,70 cada una, rematadas en color dorado con las que se emula un movimiento helicoidal ascendente y da la sensación de torre sin fin. El conjunto pesa 230 toneladas y está iluminado desde la base con cuatro cañones de luz tangenciales a la estructura del monumento y un cañón de 1.000 vatios en la parte superior.
El Obelisco de Calatrava está inspirado en la Columna de Brancusi de la ciudad de Targu Jiu (Rumanía) y supone la primera obra que el artista, escultor y arquitecto valenciano, diseña para Madrid. El gigantesco monumento ha sido pagado por Caja Madrid en conmemoración de su Tercer Centenario. Pero nadie ha querido desvelar el coste de tal suntuoso regalo a la ciudad, la primera obra que Santiago Calatrava lleva a cabo en la capital, gracias a la iniciativa de Caja Madrid. Preguntado sobre el coste del proyecto, el alcalde Gallardón ha contestado que el obelisco “es un regalo de Caja Madrid a la ciudad y, siendo un regalo, no podemos revelar el precio”. En una web (ARQtipo.com) se decía, en noviembre del 2006, que su coste eran 14,5 millones de euros. Pasados dos años, el coste del monumento se ha disparado. ¿Por cuánto?
El 7 de abril del año pasado, Diego Fullaondo, arquitecto y uno de los directores del estudio, escribía en el llorado Soitu.es el artículo titulado “El Obelisco de Calatrava: un regalo envenenado para Madrid”. “Cuatro consideraciones iniciales en torno al ‘regalo’ –decía el mismo– que nos hace don Santiago a los madrileños: No está bien eso de regalar como original, aquello que no es más que una versión megalómana de la magnífica 'Columna sin Fin' de Brancusi. También es muy feo regalar algo que ya habías regalado antes a la ciudad de Chicago…Y, por último: Las pilas. Los regalos que necesitan pilas también son un engorro. Hay que cambiarlas, se estropean, suelen meter ruido… Los niños exigen todas esas labores de mantenimiento a sus consternados padres, que se proveen de una enorme reserva de pilas para hacer frente a cualquier eventualidad…
“No sé qué tal es Calatrava como ingeniero de caminos. Me faltan conocimientos técnicos para valorar sus puentes y estructuras. Se habla de cables que no trabajan en el Alamillo, pero, como no sé, prefiero no decir. Como arquitecto, reconozco la espectacularidad y la singularidad de sus óseas estructuras. Siendo más preciso, de la primera de ellas, que no sé cuál fue, porque, a partir de ahí, son todas iguales. En demasiadas ocasiones sus edificios son exclusivamente naves industriales elaboradas: Repetición hasta el infinito, o hasta que se acaba el solar que lo mismo da, de una única sección constructiva; o estructural mejor dicho. Como variante a veces nos presenta cavidades torácicas, simétricas por supuesto, delimitadas de nuevo por un único elemento-costilla modificado proporcionalmente a su distancia del centro, que también se repite eternamente.
“Fotogénica pero falsa complejidad que, en el mejor de los casos, solo da respuesta, bastante elemental en su concepto, al problema estructural de la arquitectura. En los términos muy clásicos en que se manejan sus edificios, firmitas; solo firmitas. De utilitas y venustas, nada de nada. Y no hablemos de las cuestiones en las que se debate hoy en día la arquitectura”.
A todo ello, me pregunto: ¿Para qué sirve gastar millones de euros en una ciudad, utilizados en un monumento como éste que no representa más que la imagen de grandiosidad de la que Gallardón se ha arropando? Millones entregados “gratuitamente” por alguien que, habitualmente, o así paga sus favores recibidos o, de esta manera, pretende recibir otros mucho mayores.
2 comentarios:
Se trata de un Lingham o menhir. Un reconocimiento ancestral y atávico -renovado hasta nuestros días,- al miembro varonil y la sociedad falócrata. Es curioso. Las Torres Kio representan una vagina invertida -hecho excepcional en lo urbanistico- y miren lo poco que han tardado en introducir una polla en medio.
chiflos.
Coincido con Anónimo en lo fundamental de la imagen fálica entra las torres de KIO. Aunque con una salvedad: el palo de Calatrava tiene más de vibrador que de polla... de hecho vibra.
No por hortera -que lo es y mucho- su valor deja de swer altamente simbólico. Muestra con toda claridad la voluntad de Cajamadrid de darles por culo a todos los madrileños.
Agur y tal.
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