domingo, 15 de junio de 2014

Un Mundial que empezó con bombas y gases lacrimógenos.


 
El Mundial de Fútbol arrancó el pasado jueves con violentos enfrentamientos en las calles de São Paulo que arrojaron un balance de al menos siete personas heridas, entre ellas dos periodistas de la CNN, y varias detenidas. Los incidentes más graves se produjeron cuando la Policía Militarizada dispersó con granadas aturdidoras y gases lacrimógenos a dos centenares de personas que trataban de cortar al tráfico la principal vía de acceso al estadio Arena Corinthians, donde Brasil y Croacia disputaban el partido inaugural. Las protestas contra el Mundial y en demanda de mejores servicios sociales se sucedieron en otras ciudades del país como Río de Janeiro, donde miles de manifestantes reclamaron mayores inversiones en salud y educación. Antes del partido, la Policía detuvo a 29 personas dentro de la universidad de Sao Paulo. Unos cien trabajadores del metro se encontraban reunidos en la sede del sindicato para reclamar la readmisión de 42 empleados despedidos, cuando un grupo de jóvenes, la mayoría vestidos de negro y encapuchados, se sumó a la concentración. Los jóvenes dispersados previamente por la Policía en una concentración próxima contra la organización del Mundial, decidieron juntarse con los empleados de metro, que se encontraban reunidos en la zona este de la capital paulista, a unos 4 kilómetros del Arena Corinthians.
 

La Policía terminó dispersando a los manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos. Miles de personas marcharon en Río de Janeiro y una huelga de conductores de autobuses paralizó Natal. También en Porto Alegre, Belo Horizonte, Natal y Sao Paulo, hubo fuertes choques entre antidisturbios y manifestantes, pese a que el Gobierno había dicho que toleraría las manifestaciones que no fueran violentas y no amenazasen la locomoción hacia los estadios. Paralelamente a estos disturbios, en el estadio de Sao Paulo, una multitud insultó a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, momentos antes del comienzo del partido que inauguraba el Mundial de fútbol. Rousseff participó con el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en un homenaje a los obreros del estadio y se sentó al lado de su vicepresidente, Michel Temer. Un Blatter con 78 años que, pese a todas las denuncias de corrupción, amenaza con presentarse a la reelección.
 

Más tarde, miles de personas, entre profesores, sindicatos, partidos políticos de izquierda, feministas y cientos de ciudadanos anónimos, se manifestaron en Río de Janeiro en demanda de mayores inversiones en salud y educación. Los activistas se congregaron en la plaza de Candelaria y marcharon por la avenida Río Branco, una de las principales arterias de la segunda mayor ciudad de Brasil, colapsando el tráfico del centro en un horario en que los brasileños salían del trabajo antes de ir a ver el Brasil-Croacia. Al final de la manifestación, un grupo de cientos de personas se congregó en una plaza del céntrico barrio de Lapa donde se registraron incidentes aislados con la Policía, que dispersó a los activistas con gas pimienta. En Río de Janeiro se convocaron al menos otras dos protestas más en la playa de Copacabana. Una huelga de conductores de autobuses paralizó parcialmente a la ciudad brasileña de Natal, una de las sedes del Mundial de Fútbol. La paralización por tiempo indeterminado afectó a más de 500.000 ciudadanos. Elequicina Dos Santos, la secretaria de Transportes de la alcaldía de Natal, reconoció que los conductores estaban cumpliendo con la norma que obliga a empleados de servicios públicos en huelga a mantener al menos un 30 % de las operaciones en funcionamiento. Dos Santos también indicó que la última oferta planteada al Sindicato de Trabajadores de Autobús no fue aceptada. Los trabajadores solicitan un aumento de sueldo del 16 % mientras el Mundial supera los 11.000 millones de euros. Los colores, la danza y la naturaleza de Brasil marcaron una austera ceremonia inaugural, que contó con la presentación de la música del certamen, “We are One”, interpretada por Jennifer López, Pitbull y Claudia Leitte. Con coreografía de la belga Daphné Cornez, el campo de juego estuvo representado por bailarines disfrazados, flores, plantas e instrumentos de percusión típicos del samba y otros ritmos del país, así como en todas las regiones, desde las playas al frío sur, de la Amazonia al semiárido nordestino. Al término de la ceremonia, cuando se anunció la inauguración del Mundial desde los altavoces, un grupo de hinchas de la tribuna norte del estadio de Itaquera comenzó a cantar una canción con insultos contra la presidenta Dilma Rousseff. “Ei, Dilma, vai tomar no cú” (“Dilma, que te den por el culo”) gritaron desde los cuatro costados del estadio contra la mandataria, presente en el estadio de Corinthians.
 
Doce balones gigantes pintados con cruces rojas fueron exhibidos en la playa de Copacabana.

Una llamativa protesta ideada por la ONG, Río da Paz, pidió que se guardase un minuto de silencio en el partido inaugural por los ocho obreros fallecidos en la construcción de los estadios. Doce balones gigantes pintados con cruces rojas, simbolizando las doce sedes del Mundial de fútbol Brasil 2014, fueron exhibidos el martes en la playa de Copacabana de Río de Janeiro en un colorido acto para protestar contra los elevados gastos del Gobierno brasileño en el evento deportivo y su despilfarro en el Mundial. Los balones, cada uno con dos metros de diámetro, fueron fijados en la arena de la playa más famosa de Brasil, alrededor de una improvisada construcción de madera que simbolizaba un tugurio y justo al frente del Copacabana Palace, uno de los hoteles más exclusivos de Río de Janeiro. “Un Mundial en un país de miseria financiado con dinero público es un problema moral”, decía un cartel que podía leerse en el montaje tanto en portugués como en inglés. La protesta ya había exhibido los mismos balones la semana pasada en la céntrica Explanada de los Ministerios, que concentra a todos los edificios del poder público en Brasilia. Una protesta dirigida no sólo al Gobierno brasileño sino también a la FIFA y a los candidatos en las elecciones presidenciales de octubre próximo, con sus llamativas manifestaciones y la advertencia que lucha contra la violencia. En la nota, la organización le exigía al Gobierno que pidiese perdón por “haber invertido una fortuna de dinero público en una competición deportiva”, que, según cifras oficiales, le costaron unos 25.000 millones de reales (11.300 millones de dólares) al Estado. Río de Paz criticó además que “no se haya consultado al pueblo” sobre la decisión de organizar el Mundial y demandó que se obligase a la FIFA a “declarar objetivamente cuánto de las ganancias astronómicas que obtendrían se quedaría en Brasil”

 
El pasado jueves, se inauguraba, en Sao Paulo, el partido inaugural de la Copa Mundial, entre el anfitrión Brasil y Croacia. Participarán 32 equipos y la final será en el estadio Maracaná, en Río de Janeiro, el 13 de julio. Ésta es la vigésima edición de la Copa y la primera en Sudamérica, desde 1978. Brasil es la única selección que ha participado en todos los campeonatos y el único país que levantó el trofeo cinco veces. Al final, Brasil remontó (3-1) el gol en propia puerta de Marcelo. El colegiado regaló a la 'canarinha' un penalti inexistente. No en vano, los grandes corredores de apuestas colocan a Brasil como favorito. Con 64 partidos en esta Copa Mundial, la media de asistentes será de alrededor de 47.000, cifra normal para este acontecimiento, y sería similar al de 1950, cuando el torneo se celebró por última vez en Brasil. Una media que no superará el récord de casi 69.000 en el Mundial de Estados Unidos de 1994. Pero la protesta ciudadana no deja de criticar estos fastos en los que se prevé que el Gobierno se gaste más de 10.000 millones de euros, lo que lo convertirá en el Mundial más caro de la historia. “La gente tenía mucha ilusión cuando se anunció la organización –comenta Fernando Kallás, corresponsal de la BBC Brasil en España y periodista del diario As.–   Pensaban que podría servir para arreglar muchos de los problemas y modernizar las infraestructuras, como pasó con los Juegos de Barcelona, en 1992. Prometieron muchas obras públicas, aprovechando la coyuntura, pero apenas las han cumplido. La sensación que se tiene allí es de haber perdido una oportunidad”. Y encima se teme que los coliseos acaben convertidos en elefantes blancos. “Nadie sabe qué va a pasar con ellos”, agrega. El Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y el llamado Comité Popular de la capital marcharon bajo el lema “No va a haber Mundial”. Pocos imaginaban que el país que más ama el deporte rey, cuya selección despierta más esperanzas, se levantaría así contra lo que tanto venera. “Es sintomático que, donde el fútbol es adorado y tiene una presencia cultural tan importante, se desarrollen estas manifestaciones. Se han construido estadios mientras que el transporte se encarece. La gente se ha dado cuenta de que el dinero público está yendo a parar a manos privadas”. opina Jacobo Rivero, un periodista especializado en la ética en el deporte, quien ha publicado recientemente un libro al respecto junto a Claudio Tamburrini. Un Mundial que, aparte de las protestas que le rodea, las huelgas, los abusivos gastos que provoca, la corrupción y otras inevitables interrupciones, ha sido y sigue siendo tachado por las ONG’s que recriminan al Gobierno brasileño que debería haber invertido todo el dinero del Mundial en mejorar la educación, la sanidad y los transportes del país.
 
  Blatter, presidente de la FIFA.

“Las autoridades tienen mucho miedo a las protestas y no sabemos por qué. Es una tendencia global”, asume el responsable de la ONG. En este sentido, Kallás explica cómo ha cambiado la forma de actuar del Ejecutivo con respecto al Mundial: “Cuando se lo concedieron, todos los políticos querían una foto al lado de Joseph Blatter (presidente de la FIFA) o de Lula. Estar relacionado con el torneo era positivo porque daba votos y ahora sucede lo contrario. Se intentan alejar al máximo de lo que tenga que ver con el evento, e incluso muchos lo critican. Todos quieren quedar bien con el pueblo”. Cuando explotó el conflicto, en junio del año pasado, fueron muchos los exfutbolistas y jugadores de la canarinha que se pronunciaron a favor de quienes se movilizaban. “Siempre tuve fe en que no sería necesario que llegáramos al punto de echarnos a la calle para exigir mejores condiciones de transporte, sanidad, educación y seguridad, principalmente porque es una obligación del Gobierno”, declaró Neymar, la estrella del Barcelona y del combinado que dirige Scolari. También los míticos Romario o Rivaldo clamaron contra el Ejecutivo, mientras que Pelé pedía “no descargar las frustraciones en la selección”. ¿Qué ocurrirá, cuando se prevea que el clima de tensión crece aún más? "Me extrañaría mucho que todos ellos permanecieran callados ante lo que sucede a su alrededor, porque la mayoría proceden de entornos complicados, que están sufriendo mucho lo que está ocurriendo”, opina Rivero. Lo que pasará no estará en la mano ni de la FIFA ni del Gobierno, sino del pueblo. Y cuando el poder es del pueblo nadie sabe lo que puede ocurrir”, considera Kallás. Rivero va más allá: “Puede ser el inicio del pinchazo de esta burbuja del deporte para unos pocos y del fin de este tipo de eventos para las élites. Brasil puede ser la imagen mundial de la desafección de la ciudadanía”. Pese a las dudas sobre la seguridad, a las obras inacabadas de los estadios, a los trabajadores fallecidos, a la nueva ola de violencia y a las amenazas de huelga, Blatter sigue mostrándose impasible ante la cantidad de problemas que se acumulan en torno al Mundial de Brasil y está convencido de que esta cita será un “éxito”. Y asegura, como argumento, que antes de Sudáfrica de 2010 también se vivieron protestas “similares”. Dice que el del Brasil será un magnífico torneo. Que hay que ser optimistas, y que el Mundial será el “más exitoso de la historia” a pesar de que varios sucesos y disturbios en Salvador y en Copacabana implican un aumento del índice de delitos violentos en el país sudamericano.


Hace apenas unas semanas, una encuesta local sugirió que menos de la mitad de los brasileños estaban a favor de albergar la Copa del Mundo, creyendo que tendrá un efecto negativo en el país, una opinión que se ha generalizado tras los problemas ocurridos en el último año durante la disputa de la Copa Confederaciones y con el malestar social por gastar el dinero en la construcción de estadios en lugar de mejorar la sanidad y la educación. “La seguridad es asunto del Estado –comentó Blatter–. La FIFA no puede garantizar la seguridad, es una cuestión que debe solucionar el Gobierno organizador, en este caso el de Brasil”. El mandatario recordó que un escepticismo similar acompañó a los preparativos de los Mundiales anteriores, pero que “siempre se demostró” que, al final, los eventos fueron “exitosos” a pesar de no estar todo “listo” cuando comenzaba el torneo. El suizo rechaza que estos sucesos vayan a afectar al Mundial. “La gente también decía hace cuatro años que nadie iría a Sudáfrica, que tendríamos que ir con chalecos antibalas porque no era seguro. Pero por favor, créanme, el fútbol es más fuerte que ningún otro movimiento en el mundo”, sentenció. Pero el Movimiento de los Trabajadores sin Techo de Brasil (MTST) insiste en sus augurios. “Si no cumplen con nuestras exigencias, vamos a parar la Copa. O hay dinero para viviendas o junio se convertirá en un junio rojo. Si no respetan nuestros derechos, no habrá inauguración. Y, si insisten, va a haber una copa de sangre”, lanzaban a las autoridades a tres semanas del inicio del Mundial. “Nosotros tenemos una propuesta clara. No sacar provecho del Mundial sin que sean respetados nuestros derechos. El balón está con el pueblo. Queremos nuestra rebanada del pastel y no migajas”, avisó un portavoz de este movimiento.
 





 Manifestantes se enfrentaron a la brasileña Copa del Mundo.

A medida que se acercaba el día de la inauguración de El Mundial, líderes de un centenar de etnias de todo el país marcharon a Brasilia para defender sus territorios y protestar contra el Mundial de Fútbol. Cientos de ellos tomaron los tejados del Congreso y la Policía cargó con gases lacrimógenos para dispersarlos. Un agente resultó herido de un flechazo. Los indígenas brasileños se sumaron al rechazo que genera el Mundial de Fútbol, una situación que empezaba a inquietar al Gobierno brasileño, que no sabía cómo atajar las variadas manifestaciones de protestas que arreciaban. "Subir al Congreso fue un acto de valor, muestra que somos guerreros y defendemos nuestros derechos", dijo Tamalui Kuikuru, de la región del Xingú de Mato Grosso. Los indígenas, que llegaron luciendo sus pinturas, plumas, arcos y flechas tradicionales, descendieron pacíficamente del techo del Congreso para sumarse a otra marcha de colectivos como el movimiento de los Sin Techo hacia el estadio de fútbol, custodiado por medio millar de policías, que realizaron varias cargas contra los manifestantes.
Los trabajadores del metro de Sao Paulo, que transporta cada día a 4,5 millones de personas, podrían paralizar el servicio una semana antes de la inauguración del Mundial en esa misma ciudad. Los profesores de la enseñanza pública convocaron una huelga, y el pasado lunes bloquearon el autobús que transportaba a la selección brasileña hacia las instalaciones donde entrenaba. Tras penetrar en la red del Ministerio de Exteriores de Brasil y filtrar decenas de correos electrónicos confidenciales, un grupo de 'hackers' aseguró que preparaba una ofensiva contra empresas como Adidas, la aerolínea Emirates, Coca Cola o Budweiser, una cerveza del grupo Anheuser-Busch InBev. Anonymous aseguró que preparaba una ofensiva contra las empresas que apoyan el Mundial de Fútbol de Brasil. "Ya hemos realizado pruebas durante la madrugada para ver qué sitios son más vulnerables", comentó el hacker, que respondía al nombre de guerra Che Commodore. "Tenemos listo un plan de ataque –añadió–. Esta vez, estamos atacando a los auspiciantes del Mundial. Los posibles ataques cibernéticos son otro dolor de cabeza más para los organizadores. El torneo ha sido ensombrecido por vergonzosos retrasos en las obras de los estadios y un enorme descontento popular en Brasil por los excesivos gastos para el evento. Anonymous ya divulgó 333 documentos sacados de la red del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Entre ellos, había informes confidenciales de conversaciones con el vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden durante una visita a Brasil, en el 2013, y una lista de ministros extranjeros que preveían asistir a los partidos del Mundial. La policía federal está investigando el ataque.

La policía brasileña registra a 'peligrosos' escolares en plena calle por el Mundial de Fútbol.
 
El Gobierno brasileño ha movilizado a las fuerzas de seguridad para intentar paralizar el aluvión de protestas contra la celebración del Mundial de Fútbol. La FIFA manifestó su preocupación ante los posibles disturbios que se pudieran producir, especialmente en algunas de las sedes donde se jugarán los encuentros, donde hay convocadas huelgas en varios sectores y diversos actos de protesta. Entidades sociales como Amnistía Internacional han denunciado repetidas veces la excesiva violencia empleada por la policía en la represión de las protestas, así como la posible violación de los derechos humanos. La imagen de varios agentes registrando a escolares en plena calle es un ejemplo de ello
 

Gabriel Díaz, publica en FronteraD Revista Digital, “La FIFA gana por goleada” un interesante artículo que, entre otras cosas, dice: “Brasil tuvo que esperar hasta el año 1958 para que, por fin, emergiera el héroe que tanto anhelaban: el fútbol. Tras el fracaso del Maracaná de 1950, el triunfo del mundial de Suecia fue definitivamente lo que dio sentido al gentilicio brasileño. Pero se dio la paradoja de que los principales protagonistas de la gran batalla, entre ellos Didí, apodado Príncipe Etíope, y el novel Pelé, el Rey, eran negros. Formaban parte de los millones de nietos de esclavos, pobres y analfabetos. No obstante, su victoria fue ovacionada en todo el país y de ahí en adelante el fútbol capitaneado por héroes negros sería fuente de emoción y el fervor nacionalista oxigenaría a una sociedad en la que el racismo es reconocido por la mayoría (…). Brasil fue designado sede del Mundial 2014. Se construirían o reacondicionarían 12 estadios en 12 ciudades diferentes. Los brasileños celebraron la noticia con algarabía; la pobreza se reducía progresivamente y el presidente Lula gozaba de una amplia popularidad. El gobierno aseguró –como lo repite Romario de Souza una y mil veces– que la inversión en los estadios sería privada y que las obras del mundial (medios de transporte, infraestructuras, aeropuertos y puertos), acabarían siendo un legado para el país. La FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación). puso sobre la mesa sus exigencias. Tanto la asociación como sus patrocinadores, entre los que se encuentran McDonald’s y Coca-Cola, no pagarían impuestos durante 12 meses. Así lo estipula la llamada ley FIFA, firmada por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. En resumidas cuentas, la FIFA espera recaudar la cifra récord de 3.500 millones de dólares tras las frustradas expectativas puestas en el mundial de Suráfrica de 2010. Por su parte, Romario, diputado por el Partido Socialista Brasileño y ex aliado de Lula, se convirtió en una de las voces más críticas cuando comenzaron a conocerse los millones de reales brasileños que saldrían del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) que acabaron financiado el 98 por ciento de los gastos del mundial. Además de denunciar la corrupción política interna, Rosario tildó de “ladrón, mafioso e hijo de puta” a Joseph Blatter, presidente de la FIFA
 

“Andrew Jenning, ex reportero de la BBC, investiga desde hace veinte años las borrascosas formas de lucro de la FIFA y presentó el libro ‘Un juego cada vez más sucio’. Pese a las presiones recibidas por su enemigo número uno, la FIFA, Jenning consiguió que su libro fuera publicado. En él desvela un complejo entramado de negocios ilegales que envuelve a ex dirigentes del fútbol brasileño, como Ricardo Teixeira y João Havelange, pasando por el presidente Blatter y el secretario general de la FIFA, Jérôme Vlacke. En una entrevista concedida al portal Agencia Pública, el periodista británico advierte sin circunloquios: ‘La FIFA les está robando’, y hace hincapié en el negocio de la venta de entradas a los partidos y alquileres de habitaciones en hoteles así como en los lujosos gabinetes VIP, construidos en los estadios (pagados por el BNDES), donde la FIFA reúne a lo más selecto del mundo de los negocios a precios astronómicos. Sin dejar de lado las ganancias obtenidas por la venta de derechos de transmisión. En total, el Estado brasileño pagará 10.900 millones de dólares, según los últimos datos disponibles, por este campeonato de carácter privado, mientras los negocios de la FIFA y sus patrocinadores estarán exentos de impuestos. El país recibirá a alrededor de 600.000 extranjeros y la gran incógnita es cuánto quedará de todo lo derramado por las arcas estatales. Por lo pronto, ya se sabe que muchos de los estadios se convertirán en elefantes blancos, como los llaman aquí, porque fueron construidos en ciudades donde la afición al fútbol es menor, como Brasilia y Manaos. Cuando las cifras cobraron notoriedad, el pueblo brasileño se volcó en las calles para protestar contra el mundial y exigir mejoras en la atención sanitaria, la educación y el transporte público. Esta indignación popular se agudizó cuando los dirigentes de la FIFA, en sus visitas protocolarias, alzaron la voz contra los contratiempos y problemas logísticos relacionados con el mundial y exigieron más eficiencia al gobierno. Los retrasos y los ajustes de última hora, como en cualquier casa en construcción, dispararon los gastos. El gobierno reverencia a la FIFA (Battler es tratado como un jefe de Estado), denuncia Jenning, aunque inaugurara hoy el evento con el Arena Corinthians, en São Paulo, sin culminar las obras, como ocurrirá con algunos aeropuertos, por ejemplo el de Río de Janeiro…
 

“Días atrás, las autoridades anunciaron que, en total, serán 20.000 los agentes de seguridad que vigilarán diariamente las calles de Río de Janeiro, ciudad que será receptora de 400.000 visitantes. La mayoría de ellos se concentrará en la zona sur, turística por excelencia. Antes de conocerse esta noticia, Amnistía Internacional Brasil (AI) lanzaba la campaña global ‘Sácale la tarjeta amarilla al Gobierno’, para que no se repitan los abusos y daños provocados en las masivas manifestaciones de 2013. Esa corriente ciudadana fue la más importante de la historia reciente de Brasil y mostró, como lo corrobora Renata Renán, asesora en Derechos Humanos de AI, la inexperiencia de la policía militar de Brasil. Como su nombre indica, la policía aquí recibe un entrenamiento militar desde tiempos del imperio y frente a las protestas pacíficas de millones de personas reaccionó utilizando desproporcionadamente la fuerza y el uso de armas menos letales. En junio de 2013 un fotógrafo paulista fue alcanzado por una bala de goma y perdió un ojo y otros ciudadanos fueron objetivo de las mismas balas, provocándoles graves secuelas. ‘Lanzaron gases lacrimógenos en lugares cerrados como el metro, bares y hasta hospitales’, relata Renán. Explica que decidieron poner en marcha esta campaña para que la policía ‘asegure el derecho humano a la libertad de expresión y de manifestación pacífica y no los viole’. Asimismo, Renata Renán asegura que ningún policía militar ha sido investigado ni juzgado por los abusos cometidos. ‘Tanto si por parte de la policía militar como de grupos violentos se cometen delitos, éstos tienen que ser debidamente juzgados. Nosotros estamos en contra de la violencia, siempre vamos a defender el derecho a la manifestación pacífica de los ciudadanos’. En Brasil, según mostraba un informe reciente de AI, ocho de cada diez personas manifiestan sentir temor de ser torturado por la policía militar. Por eso desde AI consideran que debe existir un debate sobre la desmilitarización de la policía, y la relación entre los ciudadanos y quienes supuestamente deben velar por su bienestar….
 
 
"En abril de 2014, se cumplieron 50 años del golpe militar en Brasil. Hasta ahora, no se conocen las cifras de torturados, muertos, desaparecidos o perseguidos durante el régimen militar y no ha habido juicio alguno a los responsables de esos delitos. Por otro lado, en todo el país han comenzado las protestas y huelgas de profesores, policías, conductores de transporte público, entre otros sectores sociales que anuncian movilizaciones durante el mundial de fútbol. Luego, vendrá una intensa campaña electoral en la que Dilma Rousseff buscará la reelección en octubre. Entretanto, los comentaristas deportivos acompañan las quejas del Comité Olímpico Internacional, a propósito del ritmo de las obras que albergarán las competiciones internacionales en Río 2016. El veterano Jenning dice que están dadas las condiciones para que organicemos un mundial de fútbol prescindiendo de la FIFA. Si su idea prosperase, tenemos la certeza de que estadios no faltarán y la devoción por el fútbol seguirá intacta. El resto, lo veremos a partir de hoy".

 
Un balón rebota sobre la cabeza del Cristo Redentor en Río de Janeiro; Manos Unidas recuerda la situación de exclusión y pobreza en la que viven 40 millones de brasileños. Otros fotomontajes de esta semana: Los mundiales en la calle; fútbol arte futbolito africano; necesitamos comida, no fútbol…









Erlich nos presenta su humor semanal:
 






Otros dibujos  humorísticos, de Forges, El Roto, Ferrán, Eneco, J. Morgan, Peridis, J. R. Mora, Rodrigo, Alfons López…
 












 
Pep Roig presentó: Coronín, coronado; Dar de comer y ciento volando; No se confunda, señor; Diálogo compuesto; Dejad que los míos se acerquen a mí; Así se explica el éxito de Podemos y Politideporte
 

 
 





 
 
 
Terminamos ya con  cinco vídeos. En el primero, una galería de imágenes muestra la enorme brecha que existe en la sociedad brasileña y se manifiesta más claramente ante el Mundial de Fútbol, que se inició este jueves. Desde El Tornillo, en la sección feminista de La Tuerka se habla del papel que la machirulada asigna a la mujer en este mundial. A las brasileñas y a las del resto del mundo.



Pese al impresionante despliegue de fuerzas de seguridad, las primeras manifestaciones del pasado jueves en contra de la celebración del Mundial terminaron con graves incidentes. Incluso antes de que empiece a rodar el balón, medio centenar de manifestantes irrumpió en la avenida Radial Este, la principal vía de acceso al Arena Corinthians, el estadio sede del partido inaugural entre Brasil y Croacia. Las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos y bombas de ruido para dispersar a los manifestantes...



Los preparativos para la Copa del Mundo de Fútbol han provocado grandes protestas y manifestaciones públicas que la policía ha reprimido con el uso excesivo de la fuerza y, en algunos casos, con armas "menos letales", como gases lacrimógenos y balas de goma.



Esta es la entrevista que hicieron el pasado jueves a Jaume Sastre, un pedagogo que lleva ya cuarenta días de huelga de hambre. Sastre fue entrevistado en el programa CAT de TV3.

 

No hay comentarios: