La música, a la cola.
El
alcalde de una localidad en la que toco, fardaba de ser un megalómano de la
banda. Al principio, solía acudir a los conciertos organizados y aprovechaba
cualquier ocasión para ponernos por las nubes. Pero, desde hace aproximadamente
un año, más preocupado por los vaivenes de la política, dejó que la música y
los músicos siguieran sola y solos mientras él se debatía contra los
intoxicadores de su partido. Era, al parecer, la norma del PP: dejarse de notas y florituras para acorazar
sus dominios, no fuera que el lobo, con sus aullidos, espantase a sus ovejas y
desbaratase sus planes.
Hoy,
leyendo la prensa, me percato que entre la música y la política ya no existe
pacto alguno. En todo caso, sólo planes de liberarse de sus “efectos nocivos”.
Por algo la nueva Ley de Educación elimina la música como asignatura troncal en
la Educación Primaria. Y la música pasa a ser asignatura optativa a la elección
de las Comunidades Autónomas. A este paso, quien sabe si, al final, se limitará
la música a la “positiva” y sólo se aconsejará a los autores que no molestan al
PP, como hizo el nazismo. Como consecuencia
de su plan, un alumno o alumna en
España podrá acabar su escolarización obligatoria (primaria y secundaria) sin
haber estudiado la asignatura de Música en ningún curso, algo
que no ocurre en prácticamente ningún país de la OCDE. Que la música sea
cultura y que ayude a la estimulación de los niños les suena al PP a cuento
chino. ¿Qué desarrolla la psicomotricidad, el pensamiento lógico, las
competencias en idiomas, la sensibilidad artística, los valores y la autoestima
entre otros factores? ¿Qué los niños deberían tener derecho a una formación
completa y a una buena educación musical? ¿Qué no apoyar la clase de música en
primaria significa privar a los niños de estos factores, ya que muchos
solo tienen la oportunidad de conocer la educación musical a través de la
escuela? Cuentos y más cuentos que no sirven para un PP acosado por las
expectativas electorales del momento.
Por de
pronto, sabemos que, para el ministro
Wert y su ley LOMCE (Ley Orgànica para la Mejora de la Calidad Educativa), la música ha
dejado de ser una asignatura obligatoria
y pierde horas de clase. Las asociaciones de docentes y profesionales
rechazan la pérdida de peso de la asignatura con la nueva ley y se sienten
“abandonadas” por Educación. La materia pasa a ser optativa y queda a
expensas de las comunidades autónomas, que están proponiendo planes dispares.
La disminución de la carga horaria puede traducirse en pérdida de puestos
de trabajo y un empeoramiento de las condiciones laborales. Ya lo dijo el
ministro de Educación: “Hay asignaturas que distraen”. La Música es una
de ellas: los profesionales y los profesores de la materia se sienten "minusvalorados”
por el ministerio. Además, la situación puede tener una variante laboral a
partir del próximo curso, cuando la nueva ley empiece a implantarse en
Secundaria y la reducción de horas provoque que sobren profesores de la
materia. “La LOMCE – valora Marta Fernández, jefa del departamento de
Música del IES, Gaspar Sanz, de Meco (Madrid)- privilegia las asignaturas
útiles o ideológicas (Religión) y menosprecia aquellas que forman en su
integridad a las personas".
La
situación tampoco es novedosa para los profesores del sector. "En 15 años
de docencia he visto pasar, una tras otra, diversas leyes educativas y la
materia siempre ha ido perdiendo horario y contenidos, hasta que ahora ha
llegado su sentencia de muerte", explica Fernández. Tal vez por esto, el
alcalde de mi banda ha dejando de asistir a los conciertos y nos ha rebajado la
ayuda que el ayuntamiento destinaba para la banda. Sin embargo, no es esta la
principal preocupación de Fernández, quien lamenta: "La mayoría de la
población desconoce cuánto hemos mejorado en cultura musical, cómo los chicos
de hoy aprenden a tocar instrumentos y a conocer –y, por tanto, valorar– los
distintos estilos musicales. ¿De dónde piensan los legisladores que va a salir
el público que llene los auditorios el día de mañana?”. Claro que, quién sabe,
a lo mejor es eso lo que el PP se propone: que el público sólo esté dispuesto a
apoyar la política cultural de este
partido.
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