Los petardos en Navidades y Año Nuevo no son simples juegos de niños.
El alcalde de Manacor
(Mallorca), Miquel Oliver, ha firmado un bando en el que prohíbe “cualquier uso
de artefactos pirotécnicos” durante las fiestas de Nochevieja, Reyes y Sant
Antoni y autoriza a los agentes de la Policía Local a retirar de forma
“inmediata” todos los artefactos. El Ayuntamiento argumenta la prohibición en
la necesidad de garantizar la “pacífica convivencia” y la utilización “también
pacífica” de las vías y espacios públicos para que los festejos se desarrollen
con normalidad. El bando de alcaldía también tiene en cuenta las
recomendaciones de psicólogos y veterinarios sobre los efectos negativos de
estos artefactos sobre la salud de determinados colectivos de personas y de los
animales, por lo que prohíbe de forma expresa el uso de material pirotécnico
durante las citadas celebraciones populares.
La explosión de la
noticia nos llega entre petardos, bombetas, cohetes, truenos de impactos y
otros artículos pirotécnicos repetidos por toda España en estas las Navidades y
Año nuevo. Y pese a los consejos e inspecciones de la Guardia Civil para el
control de su venta y uso, es en estas fechas cuando más mercadillos navideños,
bazares o puestos ambulantes de abren, aunque su venta no esté permitida. Durante
todo el año, se realizan inspecciones para el control de su venta y uso, pero
están intensificados en las fechas navideñas. Ana Navas, portavoz de la oficina
de prensa de la Jefatura de Armas, Explosivos y Seguridad de la Guardia Civil,
recuerda la definición de estos artificios pirotécnicos: “Ingenios o artefactos
cargados de materias o mezclas pirotécnicas, generalmente deflagrantes”, por lo
que “hay que extremar las precauciones a la hora de manipularlos”.
La Guardia Civil aconseja
mantener los productos en su envase hasta su uso; no llevar unidades sueltas en
la mano, ropa o bolsas, porque pueden autoiniciarse; no fumar en las
proximidades de productos pirotécnicos; no dirigirlos nunca contra las
personas, animales, edificios u objetos fácilmente inflamables; no intentar
encenderlos cuando parezcan dañados, ni manipular aquellos que no detonen. Pide
vigilar que no haya en las cercanías líquidos inflamables; no encenderlos
aguantándolos con las manos; no colocarlos en el suelo, lejos de la cara y las
manos para evitar quemaduras; no utilizarlos bajo los efectos de bebidas
alcohólicas o sustancias estupefacientes. Porque, como advierte la Guardia
Civil, la inexperiencia, la curiosidad y el descuido en el manejo de estos
artículos aumentan el riesgo de accidentes.
Según el Reglamento de
Pirotecnia y Cartuchería en vigor, hay cuatro categorías de artificios. Para la
primera de ellas, la edad mínima para su uso y compra es la de 12 años, su
peligro es “muy bajo”. Pero los de categoría F-3, tienen un peligro “medio”, su
nivel de ruido no es perjudicial para la salud y solo pueden “tirarse” al aire
libre en zonas de gran superficie. Y los de categoría, la F-4, solo pueden ser
manipulados por expertos. La Guardia Civil recomienda que se adquieran en
puntos de venta autorizados, “contando con instalaciones dotadas de las idóneas
condiciones de conservación, algo que no pueden garantizar los puestos de venta
ambulante, que tienen prohibida su comercialización al público”. Pero,
desgraciadamente, en las primeras horas del año nuevo, cualquiera, despreciando
olímpicamente estos consejos, se hace con ellos y los explota a mansalva,
provocando el terror entre perros, gatos y personas mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario