J. K. Rowling y la “pottermanía”.
La biografia de la
escritora británica, Joonne Kathleen Rowling, es tan polémica como sus novelas
del mago adolescente Harry Potter A los 17 años fue rechazada de la
universidad. A los 25 años, su madre murió a causa de una enfermedad. A los 26
años se mudó a Portugal para enseñar inglés. A los 27 años se casó. Su marido
la atacó. A pesar de esto, nació su hija. A los 28 años se divorció y le
diagnosticaron una depresión grave. A los 29, era madre soltera y vivía de la
asistencia social. A sus 30 ya no quería estar en este mundo. Pero dirigió toda
su pasión a hacer lo único que podía hacer mejor que nadie: escribir. A los 31
publicó su primer libro. A los 35, había publicado cuatro más, siendo nombrada Autora
del Año. A los 42, vendió 11 millones de copias de su nuevo libro el primer día
de su lanzamiento. Hoy, Harry Potter es una marca global valorada en más de 15
mil millones de dólares.
J. K.
Rowling se hizo célebre con su serie de novelas dedicadas a las aventuras de
Harry Potter, uno de los mayores fenómenos literarios de la historia. Las
peripecias de un niño huérfano con poderes mágicos, capaz de evadirse a
voluntad a un mundo de fantasía. consiguieron batir todos los récords de ventas
en la literatura del género, aunque muchos críticos se mostraron reacios a
encasillar sus libros como cuentos para niños, como ocurriera con el famoso Tom
Sawyer de Mark Twain. Según algunos críticos literarios, la
autora logró crear en sus novelas una inquietante atmósfera atractiva a los
ojos de lectores de muy diversa condición y edad, a partir de influencias
reconocibles en los libros de escritores británicos como Enid Blyton, Richmal
Crompton o Roald Dahl. Pero, ella misma afirmaba que nunca pretendió escribir
fantasía y que la idea le surgió a partir de sus propios recuerdos de la
infancia.
Tras un breve período de
formación, empezó a trabajar como secretaria, descubriendo que el orden y la
rutina no iban con ella. Varias experiencias frustrantes en diferentes
empresas, unidas a la triste desaparición de su madre, enferma de esclerosis
múltiple, la llevaron a dejarlo todo a los veintiséis años y a abandonar el
país con la intención de enseñar inglés en el extranjero. En Lisboa, disfrutó
enseñando su lengua materna a alumnos portugueses y tuvo bastante tiempo para
escribir, su verdadera vocación. Allí conoció y se enamoró de Jorge Arantes, un
periodista de la televisión portuguesa con el que contrajo matrimonio en
octubre de 1992 y con quien, un año más tarde, tuvo una hija a la que llamó
Jessica “en honor a una brigadista británica que había luchado en la guerra
civil española”, según afirmó en una entrevista. Pese al feliz acontecimiento,
el matrimonio no prosperó y pronto acabó en divorcio.
La tenaz profesora de
francés pasó muchas tardes de su vida escribiendo “para sí misma” en un cálido
café. Finalmente, la infatigable novelista logró una beca del Scottish Arts
Council que le permitió concluir, cinco años después de empezada, la que
entonces era la obra de su vida: Harry Potter y la piedra filosofal. Recorrió
sin éxito editoriales del prestigio de Penguin y Harper Collins, hasta que en
1997 consiguió, por fin, que la prestigiosa firma británica Bloomsbury
publicara el libro. Pocos meses después, Scholastic Press compró los derechos
de la novela para Estados Unidos, por una suma superior a los 14,5 millones de
pesetas, una cifra muy importante para un libro infantil. Rowling empezó a ser
popular en su propio país, y, durante los primeros meses, se vio ampliamente
superada por la situación, sin poder escribir ni una sola línea. Las
posteriores ediciones de los siguientes libros de la serie (Harry Potter y la
cámara secreta y El prisionero de Azkabán) reafirmaron el éxito inicial y
dieron lugar a un fenómeno literario, al que la prensa denominó “pottermanía”.
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