El Financial Times se deshace en elogios a España y su modelo de vida.
El Financial Times publicaba
la semana pasada un artículo titulado “Las otras victorias de España”, en las
que hizo una referencia al reciente triunfo en la Eurocopa de fútbol. “¿No es
el equipo español una representación en miniatura de su siglo XXI? La Roja -recuerda
el periódico británico- tenía un único título internacional a su nombre en el
cambio de milenio. Ahora tiene cinco y es fruto de una revolución en la forma
de entrenar que todavía continúa fraguándose, además de todos los títulos
españoles en el fútbol de clubes. Una historia que, a su vez, se alinea con la
cocina española, que ya era muy popular en los 2000 y que más adelante se movió
a la vanguardia de la vanguardia, con Ferrán Adrià como su máximo exponente.
Hace no tanto tiempo, Madrid era una ciudad dura, como Viena. Ahora,
probablemente sea la ciudad más alardeada de Europa después de Londres y París,
y la mejor ciudad del mundo que no esté cerca de la costa”, proseguía el texto
del rotativo británico.
“La inversión
público-privada ha supuesto importantes avances para el país, tanto es así que
el éxito parece ser su propio castigo: España es muy atractiva para los
extranjeros, y eso ha motivado la proliferación de graffitis contra los
turistas, tales como ‘antes, esta era mi casa’ o ‘a tomar por culo de aquí’,
una frase que no puedo localizar en mis libros de Cervantes”, ironizan. “En
cualquier caso, el punto de este texto no es la grandeza española, sino la
dirección que está tomando en comparación con el resto de naciones europeas. De
todas ellas, es la única que ha tenido un buen siglo. Ha sido el país que mejor
ha enfrentado el futuro”, destacan.
“Otros argumentarán que
empezó con unos cimientos más profundos. España no se unió la Unión Europea
hasta 1986. Franco es un recuerdo que sigue vivo. No hay nada como alejarse
temporalmente de la modernidad para darse cuenta de sus beneficios e intentar abrazarlos.
Pero hay que saber hacer eso para que no cause problemas”, rememora el
artículo, en referencia a los tiempos de transición democrática.
“En cualquier caso, el
estancado Reino Unido debería aprender de España. Y hacerlo significará salir
de un punto ciego histórico. La élite británica se ha acostumbrado a mirar a
Francia, Alemania o Italia como referentes, y tiene que ver con un claro
prejuicio de clase. No tanto contra España como tal, sino contra los propios
británicos que convierten la Costa Blanca en su segunda casa antes que hacerlo
en la Provenza francesa o la Umbría italiana. Pero hay que quitarse ese
prejuicio. En varios frentes, España es ahora mismo el poder puntero europeo
del que más puede aprender el Reino Unido”, reflexiona.
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