Con Hacienda hasta la muerte.
La noticia tiene un doble matiz: uno positivo y el otro negativo. El primero implica un aumento de valoración desde que el objeto señalado es objetivo directo de Hacienda. En cambio, el segundo, está relacionado con la muerte y, por consecuencia, resulta negativo. Surgió, por primera vez, y no creemos que por última, en el contexto turístico de una isla cuyo su decisión raya con el más allá. Me refiero a su relación con la muerte. Porque, por primera vez, al menos en lo que yo recuerde, un nicho sale a subasta en Mallorca tras ser embargado por el fisco. Y Hacienda, ya se sabe, siempre tan presta a abarcarlo todo, no se para ni ante la muerte.
La operación comienza hoy, a partir de las diez horas treinta minutos, tras el embargo de Hacienda. Cualquier persona que disponga de 525 euros podrá participar en la puja. El anuncio de la subasta dice así: “Nicho situado en la planta segunda del bloque 23, tipo de la zona denominada Ciudad de los Nichos. De cabida, 75 centímetros de ancho por 2,50 metros de largo. La superficie es de 1,88 metros cuadrados”. La tumba forma parte del cementerio privado Jardins de Repòs, en Bon Sosec, cuyo tanatorio, en principio tan competitivo como un negocio hotelero, gestiona el Ayuntamiento de Palma.
El nicho en cuestión saldrá a subasta, como un inmueble más, a un precio de salida de 1.750 euros. Y si la puja queda desierta, habrá opción a una segunda subasta. Pero, si la licitación se consuma y pronuncian la palabra “adjudicado”, la tumba cambiará de manos y la deuda con Hacienda podrá saldarse. El portal subastafacil.com, acostumbrado a colgar en su web todo tipo de inmuebles que salen a puja, colgó por vez primera esta subasta después de que el nicho fuera embargado por el fisco. Dicen que no será una subasta aislada, sino que puede ser la antesala de otras que saldrán en los próximos días. En los últimos dos años, las ejecuciones de embargo han subido un 300%. Por el momento, el inmueble más macabro está al alcance del mejor postor. Después de todo, la muerte también puede comprarse o venderse. ¿Por qué no –se preguntan los especuladores– si, como la vida, está sujeta al régimen de la oferta y la demanda?
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