Tres personajes hablan de los “indignados de Sol”.

Eduardo Punset, popular escritor y divulgador científico que forma parte del jurado del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, se acercó hace dos días a la Plaza de la Escandalera de Oviedo, en la que se encontraban los acampados del movimiento 15-M para expresarles su apoyo. El conocido escritor se dirigió a los presentes, interesado por sus reivindicaciones. “Gracias –les dijo– por mantener viva una esperanza que llevamos cultivando desde hace mucho tiempo”. Punset comparó el movimiento del 15-M con la Ruta de la Seda de hace 2.000 años, un trayecto comercial entre Asia y Europa. “Eran –les dijo– como vosotros, gentes que iban e intercambiaban conocimientos, chismorreos, infecciones, genes... y de allí surgía una civilización nueva y una manera de pensar; y en eso estáis vosotros”.

Refiriéndose a las numerosas especulaciones sobre quiénes están detrás del movimiento, Punset dijo que, cuando las preguntas no tienen respuesta, la gente suele recurrir a teorías “conspirativas”. Y les explicó por qué estaba en Oviedo en donde, “quizás por la edad”, le habían colocado en jurados de distintos premios. “Hemos pasado todo el día discutiendo quién sería el que ha ganado el premio. Ahora tengo que guardar el secreto. Pero os dejo tranquilos, porque creo que hemos elegido bien”.

Mientras tanto, desde Siberia, a seis mil kilómetros de distancia, un catalán llamado Xavi se plantaba en solitario frente a la estatua de Lenin, en el centro de Omsk. Sostenía entre sus manos un trozo de cartón con un mensaje: “Democracia real ya. #russianrevolution”. Xavi creía ser el único español registrado en el consulado de Siberia y se unía, indignado, a las manifestaciones españolas del resto del mundo. De esta manera, aportaba su granito de arena a los acampados en la Puerta del Sol. “He estado siguiendo todo lo acontecido –dijo–con la más intensa mezcla de sentimientos que os podáis imaginar. Todo lo que está ocurriendo en casa me tiene con el alma en vilo, deseando que este incipiente pero vigoroso brote, arraigue hondo y dé los frutos que esperamos”. En un principio, se limitó a seguir las noticias a través de Internet e intentó darles difusión, enviando algún que otro email a medios locales. Frustrado por la indiferencia de los medios rusos (que apenas han hablado del tema), después de ver que por todo el mundo los emigrantes españoles organizaban sus propias concentraciones, se dijo: “¡Qué cojones! ¡Si ellos lo hacen yo no voy a ser menos!”. Y optó por unirse al único revolucionario que quedaba en la ciudad: un pedazo Lenin de bronce que preside una de las plazas del centro. “Soy consciente que mi gesto de nada sirve, estando a casi 6.000 kilómetros de distancia, pero al menos espero que dé ánimos a los que estáis saliendo a la calle, en España”.

Por su parte, el escritor uruguayo, Eduardo Galeano, hablaba, desde Barcelona, de la miseria moral y política –indignos e indignados– que inunda el mundo capitalista. En su extensa obra en la que se ha servido de todos los géneros, mantuvo siempre un objetivo claro e inamovible: denunciar los abusos de poder y reclamar la dignidad de los ciudadanos anónimos. Galeano, que también estuvo en la Puerta del Sol con el movimiento de los indignados, recibirá, en Barcelona, el Premio Manuel Vázquez Montalbán de periodismo deportivo. Galeano es un gran admirador del Fútbol Club Barcelona y de sus jugadores. De Messi ha dicho que juega como olvidado de que es el número 1. Recomendamos encarecidamente que vean y escuchen la entrevista que le hace Televisión de Catalunya (“TV3 a la carta”), pese a su larga extensión.