domingo, 10 de junio de 2012

Mientras en Francia se celebran las elecciones generales, los hombres de negro llegan a España.


Según un sondeo de BVA, la cuarta mayor agencia de investigación en Francia, la izquierda conseguirá la victoria en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas celebradas hoy, domingo, pero, el Partido Socialista del presidente, François Hollande, no será capaz (con el apoyo de sus aliados del Partido Radical de Izquierda) de superar a los conservadores y necesitará la colaboración de los ecologistas de Europe Ecologia Les Verts (EELV). Publicado por el diario “Le Parisien” en su edición del jueves, el pronóstico indica que el PS, más el PRI, obtendrían el 32 % de los sufragios, igual porcentaje que la conservadora Unión por un Movimiento Popular. La UMP más los soberanistas de “Débout la République” alcanzarían conjuntamente un 33 % pero la izquierda más los ecologistas sumarían un 36,5 %. Y el total de la izquierda (con la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon) subiría incluso hasta el 47 %. Por otra parte, el Frente Nacional, de la ultraderechista Marine Le Pen, obtendría, según el mencionado sondeo, un 15,5 % de los sufragios, un porcentaje considerado por los autores del informe como demasiado elevado como para permitir a la UMP y a sus aliados formar mayoría en la Asamblea Nacional. Con el avance obtenido por Le Pen en las últimas elecciones presidenciales, donde se situó en tercera posición, tras el presidente Hollande y el derrotado aspirante conservador a la reelección, Nicolas Sarkozy, el FN pretendía acceder por primera vez a la Asamblea Nacional. Los autores del sondeo indican que, en la primera vuelta de hoy, la incógnita es saber hasta dónde tendrán que extender los socialistas sus alianzas para alcanzar la mayoría en la Asamblea Nacional. El estudio indica, además, que si los votantes de izquierdas no muestran suficiente motivación para acudir a las urnas o si la abstención es mayor de lo esperado, los socialistas se verían obligados a pactar con el Frente de Izquierdas, lo que complicaría la tarea de Hollande. La “única posibilidad” de que el PS obtenga en la segunda vuelta del 17 de junio la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional es que, entre las dos rondas, haya una “removilización” de sus votantes.






El presidente francés, François Hollande.




La encuesta de OpinionWay, publicada por “Les Echos” es la que más claramente dibuja una mayoría absoluta del Partido Socialista (PS), ya que estima que obtendrán entre 290 y 320 diputados en una Asamblea Nacional compuesta de 577. A eso hay que añadir entre 16 y 22 escaños de los ecologistas, con quien los socialistas tienen ya un acuerdo electoral, y entre 18 y 22 del Frente de Izquierdas, que en las presidenciales pidió votar en la segunda vuelta el 6 de mayo por el candidato socialista, François Hollande. De acuerdo con esta encuesta, la derecha parlamentaria (la UMP del anterior presidente, Nicolas Sarkozy, y sus aliados) verá reducida su representación entre 209 y 247 diputados, frente a los 313 que tenía en solitario la UMP en la asamblea saliente. El FN, pese a lograr el 16 % de los votos, un nivel récord en unas legislativas, conseguirá sólo entre 0 y 4 escaños en la cámara baja, según el mismo sondeo. Ipsos, en una encuesta encargada por “Radio France”, señala que la izquierda tendrá mayoría absoluta, con entre 292 y 346 escaños, pero esa horquilla supone una decena de escaños menos que los previstos en su anterior sondeo a comienzos de semana. En otra encuesta publicada por “BFM TV”, “20 Minutes”, "RMC", CSA considera que la izquierda parlamentaria terminará en primera posición con el 45,5 % de los votos, mientras que la derecha parlamentaria logrará el 33 % y el Frente Nacional subirá hasta un 14 %. Dentro de la izquierda, el PS obtendrá un 32,5 % de los sufragios, el Frente de Izquierdas el 8 % y los Verdes el 5 %. La UMP, según el sondeo de CSA, logrará el 32,5 %.






Hollande sigue manteniendo una alta popularidad. Y el Frente Nacional, con un 14% de intención de voto, puede quedar fuera del Parlamento. François Hollande podría contar con un Parlamento afín y gobernar con relativa comodidad. Pero, los socialistas, tienen difícil asegurarse la hegemonía en solitario y deberán apoyarse en sus aliados de Europa Ecología-Los Verdes y del Frente de Izquierda del imprevisible Jean-Luc Mélenchon, el “tercer hombre”. En función de esta correlación de fuerzas, Hollande tendrá las manos más o menos libres. Si se confirma la victoria del PS y sus aliados, controlará casi todos los resortes del poder político: la presidencia de la República y las dos cámaras del Parlamento –la Asamblea Nacional y el Senado–, así como la mayoría de los gobiernos regionales y de las grandes ciudades. Con un 17,9% de los votos en las presidenciales y una expectativa en las legislativas de un 14%, el Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen tiene un gran poder para hacer daño a la derecha pero escaso para cimentar una mayoría.






Un mes después de su elección, el nuevo presidente francés cuenta, según un sondeo de Viavoice para el periódico Libération, con una cota de popularidad de entre el 58%y el 62% y un elevado nivel de confianza. Y la mayoría de los franceses confía en la capacidad del nuevo Gobierno para relanzar el crecimiento económico, limitar los despidos, lograr acuerdos con los sindicatos y mejorar la educación. Los primeros gestos de Hollande en el Elíseo, sus primeras decisiones de gobierno, fueron bien recibidos por la opinión pública. La rebaja de los sueldos del presidente y del Ejecutivo francés y de los patrones de las empresa públicas, el aumento de la ayuda escolar para el próximo principio de curso, el anuncio del reclutamiento de 1.000 nuevos profesores y personal no docente, así como la promesa de una próxima subida del salario mínimo son todo un ejemplo difícil de ser imitado en España por Rajoy. La imagen de presidente sobrio, austero y “normal” que viaja en tren, parece influir en el posible triunfo de las elecciones, juntamente con el último guiño del retorno a la jubilación a los 60 años para aquellos que empezaron jóvenes a trabajar y han cotizado 41 anualidades. Marisol Touraine, ministra de Asuntos Sociales, anunció que el nuevo sistema ofrecerá ventajas especiales a las mujeres que han sido madres y a los parados. Los empleados de larga duración y las mujeres que hayan tenido al menos un hijo podrán añadir a su vida laboral dos trimestres suplementarios para poder jubilarse a los 60 años. Según Touraine, el sistema anterior penalizaba especialmente a las madres. Las próximas medidas del Gobierno será elevar el salario mínimo por encima del crecimiento del PIB, aumentar un 25 % la ayuda para la vuelta al colegio en septiembre y acabar con la falta de sustitución de uno de cada dos funcionarios que se jubilan. Y abrir la gran mesa de la concertación social a principios de julio. Para Hollanda está claro que la factura de la crisis la tienen que pagar los más ricos y las grandes corporaciones. Claro que no faltan los descreídos que aseguran que todo es puro electoralismo y que, tras las legislativas, Hollande bajará a la cruda realidad de los recortes. Sólo el tiempo le dará o quitará la razón.





El duelo entre la ultraderechista, Marine Le Pen, y el radical de izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, en una modesta circunscripción del norte minero de Francia, con un virulento cruce de acusaciones entre ambos, centró la atención de las legislativas. Una semana antes de la primera vuelta, el tono entre los dos candidatos, con insultos y denuncias incluidas, subió alarmantemente. Feudo de la candidata ultraderechista y lugar casi desconocido para Mélenchon, Henín-Beaumont fue el lugar en donde se registró el duelo entre ambos. Marine calificó a su rival de “atolondrado de extrema izquierda que desembarca con su tropa de circo”, de “vómito de la democracia que admira la dictadura de Cuba y defiende a China contra el Tíbet”. La presidenta del FN aspiraba a volver a llevar a su partido al Parlamento, apoyada en los buenos resultados que obtuvo en las pasadas presidenciales, donde sumó casi un 18 % de los sufragios. Pero se encontró con el escollo de Mélenchon, que pretendía que su coalición, el Frente de Izquierdas, que engloba al Partido Comunista de Francia, lograra el mayor peso en la Asamblea para poder exigir al Gobierno políticas de izquierdas. El líder izquierdista fue recibido el martes pasado por el presidente, François Hollande, dentro de la ronda de conversaciones con los partidos para preparar la cumbre del G20 de México, una cita a la que Marine Le Pen no fue invitada. Huyendo de la polémica, Mélenchon consideró “cordial” el encuentro con Hollande y descartó su entrada en el Gobierno tras las legislativas porque eso le haría “perder independencia”. La batalla entre los dos líderes radicales llegó también a los tribunales, donde Mélenchon presentó una denuncia contra Le Pen por la falsificación de un panfleto. En efecto, militantes del FN repartieron un folleto en el que, con la fotografía de Mélenchon, rodeado de los colores de la bandera de Argelia, aparecía una frase pronunciada por el político en un mitin en Marsella el pasado 14 de abril: “No hay futuro para Francia sin los árabes y los bereberes del Magreb”. La frase fue pronunciada por Mélenchon, pero fue sacada de contexto, según el izquierdista, que llevó el caso ante los tribunales. “¡Pobre mariquita! –reaccionó Le Pen en radio “France Info”, donde además denunció los “insultos y amenazas físicas” de su rival contra ella–. Va a ir a sollozar a un tribunal porque hemos sido malos con él”.




Jean-Luc Mélenchon, el líder del Frente de Izquierdas.




Apoyado por el sindicato CGT y por el Partido Comunista Francés (PCF) en un gesto sin precedentes desde 1974, Mélenchon protagonizó, en las elecciones para la presidencia, mítines multitudinarios en las principales ciudades de Francia, incluido un acto en la Plaza de la Bastilla de París al que acudieron 120.000 personas. Hijo de un empleado de correos y de una profesora francesa de origen español, Mélenchon ensalzó la necesidad de enarbolar la “revolución cívica” contra los mercados. Buscó presentarse a sí mismo como la voz de los trabajadores y de las clases medias empobrecidas, de los parados, de los jóvenes y de los indignados, de los que sufren con más dureza la embestida de una crisis económica de la que no se ven responsables. Apostó por la regularización de los inmigrantes indocumentados, la multiplicación por dos del presupuesto de investigación o por nuevas contrataciones en el sector de la educación. Y aunque era defensor del euro, propuso un referéndum sobre el tratado presupuestario europeo. De esta manera, pasó del 5 al 15% de apoyos en tres meses. Pretendía convertirse en el tercer hombre del Estado, tras Sarkozy y Hollande, y relegar al cuarto lugar a la ultraderechista Marine Le Pen. Un objetivo nada sencillo, teniendo en cuenta la remontada de la candidata ultra en los últimos sondeos.





Marine Le Pen, candidata del FN, satisfecha por los resultados obtenidos, los mejores en la historia de la ultraderecha francesa.




En efecto, la candidata del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, era también la aspirante a lograr el tercer puesto. Se había forjado una carrera política independiente a la de su padre y consiguió despojar a su formación del halo de “partido desagradable”, concentrando su discurso en el apoyo de los descontentos con la clase política. La ex abogada intentó moderar el discurso de su partido y aunar las diversas sensibilidades que confluían en el FN, aunque sin dejar de lado el fondo retrógrado marcado por su progenitor, conocido por sus posiciones xenófobas y antisemitas. Mantuvo la cruzada contra el islam, el proteccionismo y el regreso al franco como ejes de su pensamiento político. Su gran destreza mediática la convirtió en una rival de nivel en los debates televisivos, utilizando en todos sus actos de campaña el mantra de la crisis económica e insistiendo en la necesidad de forzar la salida de Francia de la Unión Europea y el retorno a las fronteras nacionales. Conocida activista anti-inmigración, apostó por reducir a 10.000 el número de inmigrantes que entraban cada año a su país, por suprimir la agrupación familiar de los inmigrantes y la nacionalidad por derecho de suelo y por expulsar a los extranjeros que no tuvieran papeles. Defendió la prioridad de los franceses en el acceso al empleo y a los subsidios sociales y propuso hacer un referéndum sobre el restablecimiento de la pena de muerte. No dudó en definirse a sí misma como la “candidata antisistema” que defendía la nación francesa pero despreciaba a sus gobernantes. Y ambos candidatos de la extrema izquierda y la extrema derecha, se dejaron querer por sus votantes.



Jean-Luc Mélenchon, candidato por el Frente de Izquierda, pidió a sus votantes el apoyo a Hollande para frenar el sarkozysmo y la extrema derecha.



Tras Sarkozy y Hollande había aparecido el “tercer hombre”, el candidato del Front de Gauche (Frente de Izquierda), Jean-Luc Mélenchon quien, en los sondeos, disputaba la tercera plaza a la ultraderechista xenófoba Marine Le Penn. El candidato del Frente de Izquierda, que agrupaba al Partido Comunista Francés (PCF) y a seis partidos más, seducía a amplias franjas de la izquierda. Y entró en la campaña por la puerta grande, al lograr reunir en la parisina Plaza de la Bastilla a más de 100.000 personas. Fue el domingo 18 de marzo, en la campaña presidencial. Pidió que se liquidase la Quinta República, y se fuera a la insurrección cívica. Mélenchon detalló las grandes líneas del programa: referéndum para cualquier “transferencia de soberanía”, fin de los privilegios del capital, ampliación de los derechos de homosexuales y transexual, derecho al aborto, a decidir el “propio final”, regla verde de protección del planeta… Los editoriales de los periódicos franceses hablaron del ex trotskista, profesor de formación y ex periodista,“nacido a los 60 años (antes no era más que un segunda fila en el Partido Socialista, con talento e insatisfecho, siempre intentando fortalecer el ala izquierda del PS, siempre decepcionado, benjamín en el Senado, ministro leal con Jospin, eurodiputado)”. Fue elegido político revelación del año por votación ciudadana en la página digital “Agora Vox” e inició la campaña con una intención de voto del 10%. Según Pascal Riché, redactor jefe del diario digital “Rue 89”, Mélenchon era el tercer hombre por una razón simple, “porque está haciendo una buena campaña. ¿Qué significaba hacer una buena campaña? Hacer un buen uso de la palabra. Decir cosas que tienen consistencia, que afectan a los ciudadanos. Mélenchon es un buen orador, pero no es solo eso: hace política, tiene un proyecto”. Eduardo Febbro, corresponsal en Paris del diario argentino “Página 12”, empezaba diciendo que aunque no gane, al menos había sacado la política del cenáculo televisivo y la había llevado a la calle. Y “Le Figaro” diario conservador comentó su espectacular asistencia al mitin de la Bastilla y aseguró que “no todos le votarán, pero han venido a vibrar, a sentirse juntos”.



Laurent Parisot, presidenta del Medef.



Pero, como dicen los analistas, históricamente, en la primera vuelta de las presidenciales, los franceses votan con el corazón y, en la segunda, con la razón. ¿Pasará lo mismo en las elecciones celebradas hoy? Febro sostiene que, con Mélenchon, “la vida existe. Los trabajadores existen. La sociedad no es un sondeo ni una pantalla de televisión… En una campaña de tecnócratas y ‘sondólogos’, Jean-Luc Mélenchon introduce un puñado de humanidad: Tomen las plazas y las calles de la República… Es muy osado en una época de consenso y bostezo”. Y Lautent Parisot, la presidenta del Medef (Movimiento de Empresas de Francia), afirma en el programa “Le Grand rendez-vous”, del canal privado France 1, que el candidato del Front de Gauche preconiza un control de la economía “como nunca se ha visto”, lo que en su opinión significaba una especie de “Terror” (palabra que conviene escribir y pronunciar con mayúscula para distinguirla del simple miedo, ya que se refiere al tiempo histórico de 1792-94 cuando el gobierno, encabezado por Robespierre, encarceló a medio millón de personas y ejecutó o masacró a otras cien mil).




Las caras de preocupación del gobierno español.



Y mientras Francia vota en las elecciones legislativas, el Gobierno español, tras jurar que no habría en ningún caso un rescate europeo de la banca española, termina sucumbiendo a la presión de sus socios en la Unión Europea y en el Fondo Monetario Internacional y pide una ayuda de 100.000 millones de euros, un 10 % del PIB del país, para tapar el agujero bancario. Este dinero nos sitúa en casi idéntica situación que los países intervenidos. Los hombres de negro, en contra de lo sostenido por el delegado de Hacienda, Cristóbal Montoso, sí vendrán a por nosotros. E, incapaz de salvase a sí misma, España recurre a una especie de rescate como sucedió antes con Grecia, Irlanda y Portugal.




Luis de Guindos, representante de España, acosado por la deuda.




El Gobierno de Mariano Rajoy que se negó hasta ayer a ceder tuvo que aceptar, sin más dilación, el rescate a la banca española que tanto le pedían sus socios. Y, en una reunión urgente del Eurogrupo, declaraba su intención de “solicitar financiación europea para la recapitalización de los bancos españoles que la necesiten”. Así aparecía ayer tarde el ministro de Economía y Competitividad, acordando con sus socios europeos la inyección a la banca histórica, aunque Luis de Guindos se resistía a citarla en la comparecencia. “Esto –dijo- no tiene nada que ver con un rescate. Es un préstamo en condiciones muy favorables al FROP (Fondo de Rescate Bancario Español) para dar estabilidad a las entidades que lo necesiten. Son buenas noticias desde el punto de vista financiero porque el acuerdo va a favorecer la recuperación de la economía española”. Un dinero “suficiente”, para sanear la banca española. Una cantidad “que no puede ser cuestionada por nadie”. Mariano Rajoy, quien se negó hasta ayer a ceder, se desayunaba este domingo con las innumerables críticas recogidas en medios españoles e internacionales, después de que el Eurogrupo pusiera a disposición de los bancos españoles los 100.000 millones de euros. Y, a media mañana, decidía dar una rueda de prensa. Poco después, iniciaba su viaje a Polonia para asistir al primer partido de la selección española en la Eurocopa. Mientras tanto, en la Red, se criticaba la intervención ante la que los tuiteros se sentían “estafados”. “Los rescates –decían–salvan vidas. No las condenan a la miseria”. Las redes sociales no auguraron un fin de semana tranquilo. Palabras como “Eurogrupo” o “rescate” se colaron entre las expresiones más utilizadas y, una de las más exitosas en Twitter era precisamente ésta: "NoEsUnRescateEsUnSaqueo”.




Pese a ello, entramos ya en el humor de esta semana, pese a la crisis que sigue galopante. Y la iniciamos con este fotomontaje del Papa, metido en una furgoneta. Cosas que nunca verás mientras vivas: recortes en la Santa Sede. Continuamos con la saga de Varona: La Justicia se entera de Bankia, Eurobonos, Botinada y Los que no pueden apretarse el cinturón.







El resto de dibujos que encontramos son de Kap, Ferrán Martín, M. Fontdevila, Faro, JR. Mora, Matamorro, Malagón, Sejodelgado…














Sin olvidarnos, por supuesto, a Pep Roig, desde Mallorca, con Los carroñeros, Los oficios de la crisis, De evasor de capitales a salvador de la patria, Rajoy, en el momento de explicar la petición del rescate a y La gran estafa nacional.









Y para terminar, vean y disfruten de estos cinco vídeos. En el primero, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, esposa de José María Aznar, ex presidente del Gobierno español, habla durante el debate del estado de la ciudad de Madrid. Botella sufre momentos de confusión con varias cuestiones. Y adolece de cierta falta de tablas en su réplica parlamentaria. Juzguen ustedes mismos por lo que dice.


Acción de flo6x8 en colaboración con la Semana de Lucha Social. Sevilla, viernes 13 de mayo de 2011. Bailan con la bata de cola: Meli Ones, Toñi Chequera y La Niña Ninja.


En el tercero, un grupo de indignados e indignadas, hartos ya de todo, van a una sucursal de Bankia, una cualquiera. Allí esperan escondidos hasta que alguien entra a cerrar su cuenta. Menudo fiestón. El fiestón #cierraBankia, le llamamos. ¡Por fin algo divertido entre tanto recorte, tanto despido y tanta estafa!


El cuarto se desarrolla en el marco de la campaña a favor de una “Comisión de la Verdad” sobre la crisis bancaria en España. IU lanza un nuevo vídeo en el que acusa a las élites económicas y políticas de ser los responsables impunes de la crisis.


Y por último, el tren de Bankia. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (Queco Novell) y el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas aparecen como maquinistas que están constantemente echando dinero, inyectando fondos para que el tren no se acabe parando poniendo el símil del caso de la crisis de Bankia. El gag del fue emitido en TV3, en el programa Polonia, el jueves 31 de mayo de 2012.

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