El rey mago que saltó la valla de Melilla.
Hoy, uno de los reyes
magos que se subirá a la carroza de Baltasar en la tradicional Cabalgata de los
Magos de Málaga, es el mismo migrante que, nueve años antes, se subió a una alta
valla de Melilla y saltara en territorio español. Se llama Hady Coulibaly, tiene 29 años, procede del país africano de
Malí y siguió el brillo de una estrella decidiendo emprender un largo y difícil
viaje por la vida. Pero, para conseguirlo, tuvo que saltar –como otros
inmigrantes irregulares– la valla fronteriza de Melilla.
Todo comenzó a los 18
años, cuando dicho emigrante, de la complicada situación que azotaba su país,
en guerra y con crisis económica, optó por separarse de su gente (tiene allí
siete hermanos, entre otros familiares) para encaminarse a tierras más prósperas.
Para ello tuvo que afrontar dos años de un complicado camino en los que
recorrió tres países -–Mauritania, Argelia y Marruecos– antes de pisar
territorio español, en el 2013. En ese trayecto, Hady intentó
“hacer algo para sobrevivir”, según recuerda en una entrevista con Efe, Y, junto
a otros inmigrantes, logró saltar la valla melillense que separa dos mundos. Algo
que fue su “salvación”, aunque admite que no es legal atravesar esa barrera, confiesa
que tuvo que hacerlo ante el peligro y las muertes en la guerra de su país.
En Melilla permaneció dos meses hasta que, como
solicitante de asilo lo trasladaron en barco a un centro de refugiados en
Málaga. Ahí empezó a cambiarle la vida. Encontró “una nueva familia”, la de la
Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que le brindó apoyo y cariño,
le proporcionó alojamiento y le ayudó a formarse y a trabajar. Aprendió el
español que hoy maneja bien y acudió a cursos de formación, a la vez que buscó
trabajos de todo tipo.
Hady estuvo tres años bajo el estatus de asilo y, cada seis meses, debía renovar “la tarjeta roja”. Pudo conseguir el arraigo social, un contrato de un año como jardinero y, de esa forma, en 2016, regularizar su situación. A veces le han llamado para cubrir las vacaciones de un conserje, trabajó en un almacén de productos para bazares orientales y, un verano, en la recogida municipal de basura en la cercana Vélez-Málaga. Siempre con contratos cortos. Hasta que, a finales de 2017, empezó a trabajar en CEAR en el mantenimiento y limpieza de su centro de la capital malagueña, donde sigue y además estudia primero del grado superior de Técnico de Integración Social con el objetivo de “poder ayudar a la gente” que “necesita apoyo y solidaridad”. Esta tarde-noche Hady Coulibaly se disfrazará y será recibido como rey mago, pero bien sabe él que su papel de trabajador y español se lo ha currado a pulso.
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