“El turismo que vive a costa de nosotros y no al revés”.
Antoni Janer, periodista
y profesor de Latín y Griego, reúne en “La desfeta del paradís. Crònica
sociològica del boom turístic a les Balears” (Moll Nova Editorial) 85 de sus
más de 200 reportajes publicados desde 2018 en ARA Balears. “En 1973 —comenta
en una entrevista en Ultima Hora del pasado lunes—, Llorenç Villalonga
profetizó Turclub, la Mallorca turística y distópica. Ya entonces predijo que
seríamos un parque temático destinado a dar placer y contentar a los
visitantes. Hoy vivimos en la época de las distopías hechas realidad. La
fotografía de la portada del libro, hecha por Lorenzo Frau en 1983, ilustra la
actitud servil que hemos tenido desde el ‘boom’ y que nos ha convertido en
figuras de belén. Esto ha ido en contra de nuestra autoestima, hasta el punto
de que el turismo vive a costa de nosotros, y no al revés, por todos los costes
que implica.
El punto de partida del
libro fue la pintada en Palma de “Tourists go home”, en 2018, que abrió el
debate sobre el modelo y dejó de ser un pecado criticar el maná turístico. “Entonces
me propuse hacer diez reportajes sobre de dónde veníamos y dónde hemos acabado,
pero a medida que investigaba vi que esto era una mina de temas. Por ello, he
hablado con investigadores y testimonios directos de la época. Cuento pequeñas
grandes historias, como los dromedarios del Arenal, el mundo de los músicos de
hoteles, los guías hoteles y las condiciones infrahumanas de los trabajadores
peninsulares y la cara oculta del turismo. También me interesa la parte
positiva del sector, que convirtió Balears en una de las zonas más cosmopolitas”.
El tema tabú, según
Janer, es que hay demasiada gente y ningún partido quiere tener el triste honor
de sacrificar empleos. “Esto era la tierra prometida en los sesenta, y se
pensaba que era algo ilimitado. Entonces mucha gente podía hacer dinero, pero
ahora no está garantizado desde el momento en que hay dificultades para pagar
un alquiler o comprar una casa. Eivissa es la que más pena me da porque al sufrir
todavía más la despersonalización, arrasando con la cultura y la lengua. Es el
Miami del Mediterráneo. También lamento que se abandonaran otras industrias”.
Janer asegura que el
turismo fue usado por la dictadura como cortina de humo para tapar las miserias
de la Guerra Civil y la posguerra. Se apostó por el sol y la playa y Balears
fue un laboratorio. Con la democracia, continuaron los mismos tics corruptos;
apareció la nueva casta de los hoteleros que, en el primer Pacte de Progrés, se
quisieron reivindicar. Hasta ahora no había habido debate porque la sensación
era que no había alternativa, que solo podíamos vivir del turismo. “Si tienes
una casa y un extranjero te da el doble que un mallorquín, es normal aceptarlo.
Es la condición humana. Aun así, las instituciones tendrían que regular todo
esto. Mira dónde nos ha llevado el libre mercado. La gente no puede vivir aquí,
esto es un decorado. Balears en una postal que esconde el drama de los
autóctonos que padecen las consecuencias de vivir en el paraíso. Si Robert
Graves levantara la cabeza y viera en lo que se ha convertido, diría: ‘Tapa,
tapa’.
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