Europa reacciona tarde y mal en la cumbre de París.
En París, los principales
líderes del continente abogaron ayer por reforzar la defensa europea, aunque no
lograron ponerse de acuerdo respecto a la propuesta británica de desplegar
tropas en Ucrania. El encuentro tuvo lugar en medio de una creciente tensión
con Estados Unidos tras las conversaciones inesperadas que Donald Trump mantuvo
con Vladímir Putin sin consultar ni a Kiev ni a sus socios europeos.
En un artículo en El Confidencial,
Antonio Casado señala cómo los faros políticos y mediáticos europeos
destellearon este fin de semana sus apresurados augurios sobre un “nuevo orden
mundial”, y se preguntar si es verosímil un cambio de paradigma de la noche a
la mañana. “Pues, no, salvo improbable capitulación de la Unión Europea frente
al instinto depredador del equipo recién llegado a la Casa Blanca al mando de
Donald Trump como macho alfa de la manada dispuesto a imponer la ley de la
selva.
“Europa dio ayer señales
de vida. Primero en la conferencia del fin de semana en Munich y luego en la
improvisada cumbre ‘informal’ convocada en Paris. Ya constaban señales de que
pondrá pie en pared. Una, se reafirma en la solución de los dos Estados en
Palestina. Dos, Ucrania entrará en la UE y en la OTAN si la demanda nace de su
soberanía nacional. Y tres, ‘no admitimos lecciones de democracia’, dice la
presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen.
“Por cuestión de higiene
política y de supervivencia, Europa debe sobreponerse a la burbuja narrativa
inflada por Washington y los crecidos líderes ultraderechistas de cercanías, de
Orban a Abascal, pasando por los alemanes de AfD, a punto de medirse en las
urnas con dos poderosas fuerzas fundacionales (democristianos de Merz y
socialdemócratas de Scholz)...
“Europa es mucha Europa,
con sus 500 millones de habitantes de 27 países unidos. No solo por su
condición de primera potencia comercial del mundo y mayor mercado de
importación para más de cien países. Es la Europa de la indolencia ante el reto
de un sistema defensivo propio, de cuya percha cuelga Macron el motivo de la
convocatoria (debatir sobre ‘seguridad continental’). Y también es la Europa
orgullosa de reconocerse en la voluntad del pueblo soberano, el imperio de la
ley y el respeto a los derechos humanos. La que está llamada, en fin, a
responder a las bravatas de Vance, número dos de Trump, que el otro día en
Múnich ninguneó a la UE tras la llegada de un nuevo ‘sheriff’a la Casa Blanca.
Un ‘puto amo’, hubiera dicho Óscar Puente sin pensar en Trum.
“Y el ‘puto amo’ del
ministro sale ganando en comparaciones odiosas. A este paso, Trump puede hacer
que Sánchez parezca un campeón de las libertades. No lo imagino vetando a un
medio informativo por cambiar el nombre a un río, o un monte, como ha hecho
Trump con la Associated Press, por no llamar golfo de América al Golfo de
México de toda la vida.
“España también se
retrata. Solo Vox se confiesa seguidor de Trump, como ‘compañero de armas’. El
líder del PP, Núñez Feijóo, apela al realismo como coartada de su ambivalente
posición: ‘Ni insulto a Trump, ni comparto todas sus decisiones’. Por su parte,
Pedro Sánchez, en estado puro, mete al PP en el mismo saco que a Vox: un ‘caballo
de Troya’ para reventar la UE desde dentro (¡qué barbaridad!), después de
proclamarse a sí mismo abanderado del ‘antitrumpismo’ en España y donde haga
falta”.
Pero, a parte de estas insinuaciones,
la reacción de la cumbre de París llega tarde y mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario