13 de febrero. Médicos y psiquiatras "huyen" de Ibiza.
Trabajadores de Can Misses, a las puertas del hospital (Foto de Moisés Copa)
Otro de los típicos problemas sanitarios de la isla es el de la “huida” de los especialistas de la salud mental. Desde el pasado mes de diciembre, el total de seis psiquiatras que había ha quedado reducido a dos. Los representantes del Sindicato Médico de Baleares denuncian el desinterés de la gerencia del Hospital de la Seguridad Social por contratar a otros médicos especialistas que cubran las cuatro plazas que quedaron vacantes. Y critican que, desde estas fechas, sólo se hayan publicado algunos anuncios en la prensa de tirada nacional. Los isleños aseguran que se sienten “olvidados” por el Ib-Salut, al que acusan de no haber hecho nada para remediar esta carencia.
La falta de recursos ha obligado a mandar a algún enfermo mental a la isla vecina de Mallorca. Los pacientes aseguran que, desde que se han marchado los especialistas, nadie controla su medicación y que sólo se les envía al médico de cabecera para que les renueve las recetas. “No tenemos a nadie que nos controle la medicación”, se lamenta Dionisio Tejerina, quien se muestra preocupado por la situación de sus compañeros más graves, y se ha dirigido a la oficina del Defensor del Pueblo. “Un médico de cabecera no conoce los problemas de las personas con enfermedad mental –se queja–, además, tampoco dispone del tiempo necesario para atenderlas”. Algunos de los afectados acuden a psiquiatras de pago, lo que les supone un enorme gasto, llegando a pagar más de setecientos euros mensuales.
La Asociación Pitiusa de Familiares de Enfermos Mentales denuncia la “escandalosa e inexplicable insuficiencia de recursos” que sufren los afectados y critica que el sistema sanitario “margine” a las personas con enfermedad mental, especialmente a los niños y adolescentes. Y Deforsam (Asociación de defensa de la salud mental) insiste en que las administraciones creen y desarrollen “los recursos profesionales y asistenciales necesarios para atender correcta y adecuadamente a este colectivo”. Para María Furnie, presidenta de la misma, las personas con enfermedad mental son “las más olvidadas por los políticos”. Ella decidió emprender su lucha en pro de esta enfermedad cuando se le diagnosticó a su hijo una esquizofrenia debido al estrés en el trabajo. Y se lo llevó a Madrid, a la López Ibor. Años después, ya en Eivissa, impulsó esta asociación. María Furnie no puede evitar emocionarse cuando habla de la situación en la que se encuentran las personas con una enfermedad mental en la isla. “¿Luchar para que haya mañana un centro? –se pregunta–. Para qué, si ¡no hay psiquiatras! Me preocupa su fuga masiva.
Según informaciones del PP, en el último año han dejado sus puestos de trabajo 28 médicos y especialistas de la isla. Antonio Pallicer y Carmen Castro, representantes de la Comisión de Sanidad del PP, reclaman al Govern Balear “medidas urgentes” que sirvan para poner freno a “esta sangría de profesionales”. “En otros lugares –comenta Carmen Castro, diputada a la vez en el Parlament– cobran más. Este es uno de los motivos por los que se marchan”. Pero a la isla llegan cada vez más turistas y, durante el verano, la locura ibicenca se hace insoportable.
Hasta a mis oídos llegaron los gritos que, el lunes pasado, a las dos de la tarde, unos 70 sanitarios lanzaron frente al hospital ibicenco de Can Misses. Carmen Ortiz, secretaria de la Junta de Personal del Área de Salud, anunció que, periódicamente, se concentrarían a la puerta del hospital hasta que el personal consiga sus reivindicaciones: que la dirección adopte un estilo dialogante y negociador, que se adecuen las plantillas a la carga de trabajo real, que les sea entregada un acta de un comité de contratación, que se cumpla la promesa de ampliar la plantilla. Según Ortiz, “la gerencia demuestra una actitud prepotente” y no respeta el acuerdo firmado en 2003. Los trabajadores critican asimismo que se les denieguen las reducciones de jornada para el cuidado de hijos.
Otro de los típicos problemas sanitarios de la isla es el de la “huida” de los especialistas de la salud mental. Desde el pasado mes de diciembre, el total de seis psiquiatras que había ha quedado reducido a dos. Los representantes del Sindicato Médico de Baleares denuncian el desinterés de la gerencia del Hospital de la Seguridad Social por contratar a otros médicos especialistas que cubran las cuatro plazas que quedaron vacantes. Y critican que, desde estas fechas, sólo se hayan publicado algunos anuncios en la prensa de tirada nacional. Los isleños aseguran que se sienten “olvidados” por el Ib-Salut, al que acusan de no haber hecho nada para remediar esta carencia.
La falta de recursos ha obligado a mandar a algún enfermo mental a la isla vecina de Mallorca. Los pacientes aseguran que, desde que se han marchado los especialistas, nadie controla su medicación y que sólo se les envía al médico de cabecera para que les renueve las recetas. “No tenemos a nadie que nos controle la medicación”, se lamenta Dionisio Tejerina, quien se muestra preocupado por la situación de sus compañeros más graves, y se ha dirigido a la oficina del Defensor del Pueblo. “Un médico de cabecera no conoce los problemas de las personas con enfermedad mental –se queja–, además, tampoco dispone del tiempo necesario para atenderlas”. Algunos de los afectados acuden a psiquiatras de pago, lo que les supone un enorme gasto, llegando a pagar más de setecientos euros mensuales.
Patricia Abascal muestra su preocupación por la fuga de psiquiatras. La consellera insular de Política Socio-Sanitaria explica que el Ib-Salut ya trabaja en la contratación de nuevos profesionales. Mientras tanto, “para paliar esta falta” la labor es sólo asumida por los dos que quedan. Abascal reconoce que la falta de especialistas es un problema que afecta a la Sanidad en su conjunto. “Cuesta encontrar a médicos especialistas y muchos se marchan de la isla porque les ofrecen mejores condiciones salariales y laborales. Es un hándicap que superar”.
La Asociación Pitiusa de Familiares de Enfermos Mentales denuncia la “escandalosa e inexplicable insuficiencia de recursos” que sufren los afectados y critica que el sistema sanitario “margine” a las personas con enfermedad mental, especialmente a los niños y adolescentes. Y Deforsam (Asociación de defensa de la salud mental) insiste en que las administraciones creen y desarrollen “los recursos profesionales y asistenciales necesarios para atender correcta y adecuadamente a este colectivo”. Para María Furnie, presidenta de la misma, las personas con enfermedad mental son “las más olvidadas por los políticos”. Ella decidió emprender su lucha en pro de esta enfermedad cuando se le diagnosticó a su hijo una esquizofrenia debido al estrés en el trabajo. Y se lo llevó a Madrid, a la López Ibor. Años después, ya en Eivissa, impulsó esta asociación. María Furnie no puede evitar emocionarse cuando habla de la situación en la que se encuentran las personas con una enfermedad mental en la isla. “¿Luchar para que haya mañana un centro? –se pregunta–. Para qué, si ¡no hay psiquiatras! Me preocupa su fuga masiva.
Según informaciones del PP, en el último año han dejado sus puestos de trabajo 28 médicos y especialistas de la isla. Antonio Pallicer y Carmen Castro, representantes de la Comisión de Sanidad del PP, reclaman al Govern Balear “medidas urgentes” que sirvan para poner freno a “esta sangría de profesionales”. “En otros lugares –comenta Carmen Castro, diputada a la vez en el Parlament– cobran más. Este es uno de los motivos por los que se marchan”. Pero a la isla llegan cada vez más turistas y, durante el verano, la locura ibicenca se hace insoportable.
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