Wikileaks, una “garganta profunda” en la red.
Un cuarto de millón de cables hecho públicos en Wikileaks, una wep fundada por Julian Assange a finales de 2006, ha dejado en pañales a la diplomacia de EEUU y ha enseñado las vergüenzas de políticos de todo el mundo que están a sus pies, tales como Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Zapatero, Putin, Medvedev... La wep ha sacado los colores a muchos altos cargos y ha mostrado a las claras la verdadera opinión que tienen los estadounidenses sobre sus 'aliados', pese a que, posteriormente, Hillary Clinton, secretaria de Estado estadounidense, se haya cerrado en banda y condenado a Wikileaks, la garganta profunda en la red. Francia y España se han alineado con la postura oficialista, reprobando la actuación de Wikileaks y censurando esta libertad de información, erigiéndose como supuestos defensores del derecho a la confidencialidad del correo. Barack Obama nombró un zar antifiltraciones para frenar la fuga de documentos. No quiere que se vuelva a producir un robo de información reservada. Tras unW ataque cibernético, el portal Amazon, donde Wilikeaks se refugió inicialmente, ha cerrado su servicio a la página, lo mismo que Wikileaks.org. El sitio ha tenido que recurrir a una dirección nueva (wikileaks.ch) con la ayuda proporcionada por el Partido Pirata suizo para obtener una url alternativa. También hay una página en Facebook a la que se han agregado más de 550.000 personas. La Interpol ha lanzado una orden internacional de búsqueda del fundador, Julian Assange, de 39 años, buscado por la Justicia sueca por presuntos delitos sexuales. Joe Liebermann, senador norteamericano y presidente del comité de Seguridad Nacional, envió el siguiente comunicado por escrito: “Las actividades ilegales, escandalosas e imprudentes de Wilikeaks han puesto en peligro nuestra seguridad nacional y en riesgo muchas vidas de todo el mundo: No debería haber empresa responsable, sea estadounidense o extranjera, que ayude a Wilikeaks en esos esfuerzos por diseminar material robado”. Varios congresistas y senadores en EEUU solicitaron que equiparasen por ley las filtraciones al delito... de terrorismo. Jonah Goldberg, un columnista conservador y editor general de Nacional Review Onlin, pregunta en “Chicago Tribune”: “¿Por qué Julian Assange sigue vivo?”, y lamenta que la Administración estadounidense y sus servicios de seguridad no hayan hecho nada para silenciar o incluso matar al impulsor de Wikileaks.
Julian Assange, australiano y fundador de Wikileaks (WikiFiltraciones o WikiFugas en inglés), es uno de los hombres más buscados por Interpol. La revista Time acaba de incluirlo entre los finalistas al título de “personajes del año”, compitiendo con el presidente de EEUU, Barcak Obama. Él mismo se considera víctima de una persecución a raíz de las filtraciones de Wikileaks. La actividad de este portal en Intrernet se inicio en julio de 2007 y, desde entonces, su base de datos ha crecido hasta acumular 1,2 millones de documentos. Su objetivo inicial se centra en la actividad exterior de los Estados Unidos, especialmente en relación con las guerras de Iraq y de Afganistán. No obstante, también ofrece filtraciones que desvelan comportamientos no éticos por parte de gobiernos y empresas de todo el mundo, y, concretamente, de los países que considera tienen regímenes totalitarios. Wikileaks usa una versión modificada del software de MediaWiki y su servidor principal está alojado en el ISP sueco PRQ. En agosto de 2010, el Partido Pirata Sueco firmó con Wikileaks un acuerdo para alojar su página web y poder conseguir la inmunidad de su página. Sin embargo, debido a la derrota electoral de este partido, no prosperó la iniciativa de ofrecer inmunidad a Wikileaks. El 15 de marzo de 2010, se hizo público un informe del Departamento de Defensa de los Estados Unidos que trataba varias filtraciones de esta web, relacionadas con intereses estadounidenses y proponía diversas vías para marginarla. Y Estados Unidos ha acusado a Wikileaks de poner en peligro la vida de civiles.
Wikileakse publicó la mayor filtración de documentos secretos de la historia.
Julian Assange manifestó que la Casa Blanca estaba informada una semana antes de la publicación con el objeto de “minimizar la aparición de los nombres de algunos informantes”. Pero, el Gobierno de EEUU se negó a colaborar y no dio respuesta alguna. Assange indicó que no se habían publicado otros 15.000 documentos para proteger la identidad de algunas personas que aparecían en ellos. Pero estos contactos previos a la publicación han sido negados por el El Pentágono. Según Julian Assange, los documentos de la guerra de Iraq publicados reflejan la verdad de la guerra de Iraq: las autoridades estadounidenses dejaron sin investigar cientos de informes que denunciaban abusos, torturas, violaciones e incluso asesinatos perpetrados sistemáticamente por la Policía y el Ejército iraquí, aliados de las fuerzas internacionales que invadieron el país. Oficiales británicos y estadounidenses insistieron en que no había registro oficial de las víctimas. Los informes, apoyados por evidencias médicas, describían la situación de prisioneros con los ojos vendados, maniatados, recibiendo golpes, latigazos y soportando descargas eléctricas. Todo ello estaba en conocimiento del Pentágono, de las autoridades militares y políticas de Estados Unidos y de otras fuerzas internacionales que habían participado en la guerra de Irak (básicamente Gran Bretaña junto con EE.UU.) El 28 de noviembre pasado, Wikileaks filtró a la prensa internacional una colección de 251.187 cables o comunicaciones entre el Departamento de Estado estadounidense con sus embajadas por todo el mundo (denominados en inglés United States diplomatic cables leak, Cable Gate o Secret US Embassy Cables). Se trataba de la mayor filtración de documentos secretos de la historia.
Julian Assange vive oculto tras haber recibido amenazas de muerte por la publicación de documentos clasificados.
En Suecia, donde pudo continuar con su web, Julian Assange es muy pronto denunciado por los americanos y buscado por Interpol como objeto de una “alerta roja”, el nivel más alto que difunde este organismo para solicitar la detención de una persona con fines de extradición. ¿El motivo? Dos presuntos delitos sexuales cometidos en agosto que se le imputan y le obligan a mantenerse en paradero desconocido para eludir la extradición. Assange apela a la Corte Suprema sueca para impugnar la orden de arresto emitida por la justicia “por violación y agresiones sexuales”. Los departamentos de Justicia y de Defensa americanos trabajan también para armar un caso penal contra él. El Departamento de Estado americano pretende dejar claro que los documentos publicados en Wikileaks fueron robados y que se está haciendo una divulgación ilícita de los mismos. La decisión de Amazon de desalojar a Wilikeaks fue el jueves pasado duramente criticada en Washington por activistas, periodistas y blogueros que temían que respondía a decisiones políticas y advirtieron que pone en peligro la libertad de la red. Cinco periódicos (The New York Times (EEUU), The Guardián (Reino Unido), Der Spiegel (Alemania), El País (España) y Le Monde (Francia), publican desde la semana pasada parte de los papeles. Y Wikileaks prepara una próxima remesa de documentación sobre Wall Street que “echará abajo –según Assange– un banco o dos”. E insiste en que, a medida que el perfil de su web y el de él mismo crecen, aumentan “exponencialmente” las remesas de documentos que recibe y que, en estos momentos, está en condiciones de hacer importantes revelaciones que afectan al sector privado, no sólo al financiero sino al energético y el farmacéutico.
Las autoridades suecas le negaron a Assange la solicitud de residencia por no haber cumplido con todos los requisitos (AFP).
Mientras tanto, la mayor filtración de documentos secretos de la historia de la diplomacia estadounidense, referidos sobre todo a los tres últimos años, ha dejado al descubierto la política exterior norteamericana y la de otros países. En España, los informes de Wikileaks han hecho temblar a la Justicia española y demuestran la caza de brujas contra Garzón. En ellos se asegura que las instituciones jurídicas y poderes judiciales evitaron incluso que dicho juez se hiciera con casos como el de las torturas de Guantánamo para no enojar al aliado yanqui. Se comenta que la Embajada de EEUU en Madrid desplegó en los últimos años importantes recursos para frenar o boicotear las causas judiciales abiertas en la Audiencia Nacional contra militares y políticos estadounidenses. Y que se utilizaron a fiscales y altos cargos del Gobierno para interferir en el “caso Couso”, los vuelos de la CIA o las torturas en Guantánamo. De hecho, se pidió expresamente que estas difíciles causas no llegaran a manos del juez Baltasar Garzón, conocido por sus intentos de acercarse a una justicia internacional. Y se deja entrever cómo destacados políticos y fiscales habrían cooperado con EEUU en la estrategia, aportando a la embajada información precisa sobre la instrucción judicial o favoreciendo el archivo de los casos. Entre estos, figura el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, o el fiscal jefe de la Audiencia, Javier Zaragoza. Los informes tildan al fiscal Eduardo Fungairiño de “interlocutor de gran valor” y apuntan que su marcha de la Audiencia Nacional “dañará la cooperación judicial entre España y EEUU”. Asimismo se desvela que EEUU ofreció dinero a varios países para que acogieran a presos de Guantánamo. Y se asegura que España le propuso 85.000 dólares por cada recluso acogido en nuestro país y, para ello, “aprovechó la necesidad del Gobierno de mejorar la relación”.
Según Wikileaks, Aznar quiso salvar España de un mal Zapatero y de un insuficiente Rajoy.
Embajador americano sentado frente al entonces ministro de Defensa, José Antonio Alonso.
Eduardo Aguirre, embajador de Estados Unidos en España entre 2005 y 2009, es mencionado por “El País” como la persona que dirigió “personalmente muchas de las presiones ejercidas sobre el Gobierno español o las autoridades judiciales españolas”. Aguirre contó para ello con la colaboración de importantes autoridades en España, entre ellas con el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, y con varios fiscales de la Audiencia Nacional, entre ellos, su jefe, Javier Zaragoza”. El embajador americano, designado por la administración del entonces presidente George Bush, buscó frenar las críticas hechas en España a la guerra en Irak y entorpecer las acciones judiciales iniciadas por la muerte de José Couso, cámara de Telecinco en Irak, en abril de 2003, por disparos de un tanque estadounidense que provocaron también la muerte del reportero Taras Protsyuk, de la agencia Reuters. Aguirre intentó igualmente inmiscuirse en varios asuntos, según los documentos revelados. “Se me está acabando la paciencia ante los comentarios tan desleales del PSOE y de sus aliados sobre Estados Unidos” habría advertido el embajador Aguirre al entonces principal asesor diplomático del gobierno español, Carles Casajuana, quien desempeña actualmente su cargo como embajador ante el Reino Unido. El mismo día (21 de marzo de 2007), Aguirre recibió respuesta de Casajuana, quien le transmitió el contenido de una conversación que había mantenido con el presidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. “Dijo que Zapatero entiende las preocupaciones del Gobierno de Estados Unidos y que intentará aportar moderación a los dirigentes del PSOE. (...) El mensaje es que Zapatero no echará más leña al fuego”, señala un informe confidencial.
José Couso, asesinado en Irak por soldados americanos en Bagdag.
Lo ministros españoles “trabajaron” para que no prosperasen las órdenes de detención internacional contra los tres soldados involucrados en el asesinato de José Couso, en Bagdad, según asegura Eduardo Aguirre en un telegrama confidencial. Así lo recogen los documentos filtrados por Wikileaks. El embajador dirigió un cable a la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, en el que aseguraba que el Gobierno español había “ayudado entre bastidores” a que la fiscalía apelara las decisiones del juez. Pero el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz dictó, en octubre de 2005, orden de detención internacional contra los tres militares norteamericanos. Tras la resolución judicial, los entonces ministros de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, y de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se pusieron en contacto con el embajador para tranquilizarlo. López Aguilar le transmitió que el Gobierno “pondría todo su empeño en cuestionar la decisión del juez, basándose en argumentos técnicos”, mientras que Moratinos le aseguró que “si el magistrado arreglaba las cuestiones técnicas, el Ejecutivo pasaría a apelar la resolución”. El embajador envió un telegrama confidencial en el que señalaba que “los ministros españoles están trabajando para que no prosperen las órdenes de detención”. La fiscalía recurrió la resolución de Pedraz y en marzo de 2006 la sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional archivó el “caso Couso”.
Dos tanques yanquis disparando contra el hotel Palestina, en uno de cuyos balcones se encontraba Couso, filmando.
Según Wikileaks, Conde-Pumpido había informado al embajador de la “excelente cooperación de la que había disfrutado por parte de la embajada y las autoridades norteamericanas para ayudar a concluir el caso”. Sin embargo, la familia de Couso recurrió al Tribunal Supremo y, en diciembre de 2006, éste les dio la razón y ordenó a la Audiencia Nacional que reabriera el caso. Pedraz pidió a la embajada los datos completos de los tres imputados. El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido recomendó al embajador que contestara de forma “superficial” para minar el argumento de Pedraz de que EEUU no estaba colaborando. Conde-Pumpido se mostró convencido de que España no tiene jurisdicción sobre el caso y “anticipó” que el asunto “no iba a llegar a ninguna parte”, a la vez que tranquilizó a Aguirre, transmitiéndole que cualquier petición de extradición de los tres militares tendría que ser aprobada por el Gobierno español. Aguirre dijo que intuía que el gobierno de España “buscaría una vía para acabar el caso de forma silenciosa”. Cuando el 27 de abril de 2007 el magistrado acusó formalmente a los militares de un delito contra la comunidad internacional y de asesinato, la embajada empezó a plantearse presionar al Ejecutivo. Según el telegrama enviado por el embajador Aguirre, éste asegura: “Claramente, el juez Pedraz tiene la intención de seguir este caso de forma agresiva. Continuaremos con nuestros contactos de alto nivel con representantes del Gobierno español para presionar con el fin de lograr la retirada de los cargos...”.
Disparos contra testigos incómodos.
El 10 de mayo el secretario de Estado de Justicia, Julio Pérez Hernández, aseguraba, según un cable de la embajada de EEUU, que el Gobierno de España “trabajaría con el de EEUU para asistirlo en el proceso”. Un día después, el procesamiento de los soldados estadounidense fue recurrido por la fiscalía y el 14 de mayo el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, informó de ello a la embajada de EEUU. Manifestó, tras una evaluación técnica, que la muerte del cámara no fue intencionada. Un mes después, en una comida entre Conde-Pumpido y el embajador Aguirre, el primero transmite que el fiscal general del Estado “continúa haciendo lo que puede para que el caso sea archivado...”. La Audiencia Nacional revoca el procesamiento de los soldados estadounidenses el 13 de mayo de 2008, lo que supone un alivio para EEUU, pero, tras la aparición de nuevas pruebas, Pedraz vuelve a procesar a los tres militares. La fiscalía lo recurre de nuevo y la Audiencia Nacional vuelve a archivarlo el 14 de julio de 2009. Previamente, en un cable, la embajada estadounidense sugiere que Washington trate el tema con Javier Zaragoza en un viaje de éste a EEUU. Sin embargo, el 6 de julio de 2010, el Tribunal Supremo ordena la reapertura del caso y, el 30 del mismo mes, Pedraz ordena la busca, captura e ingreso en prisión de los soldados, aunque la Interpol no inscribe las órdenes.
Hill O’Reilly.
Por su parte, la Fiscalía de la Audiencia Nacional, dice que no se doblegó ante EEUU y el Gobierno asegura que trabaja con luz y taquígrafos y que las filtraciones de Wikileaks son “opiniones unilaterales y valoraciones subjetivas”. La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, recalca que “en España, la Justicia es independiente y actúa con mucha seriedad”. Izquierda Unida quiere, no obstante, que el Gobierno actúe y pida “explicaciones urgentes” al Ejecutivo estadounidense por “los graves casos de espionaje” que demuestran las filtraciones. Según Willy Meyer, los documentos vuelven a poner de manifiesto “la injerencia de EEUU en los asuntos internos de otros Estados, haciendo caso omiso al principio de no intervención y de igualdad soberana” de los mismos. Gaspar Llamazares, portavoz de IU, sentencia que “es un escándalo que afecta a nuestro país y a la Justicia” y exige la cabeza de Cándido Conde Pumpido, fiscal general. Ni el presidente Zapatero, ni Miguel Ángel Moratinos, ex ministro de Exteriores, quisieron pronunciarse sobre las sospechas y declaraciones señaladas por Wikileaks. Por su parte, Bill O’Reilly, comentarista político americano y presentador, se refiere a las personas que dirigen esta web “escandalosa”, tachándolas de “traidoras que deberían ser ejecutadas o encarceladas de por vida”. O’Reilly insiste en que “el tipo que lleva esa web es un descerebrado que está empeñado en dañar a EEUU”. Y acusa a Bradley Manning, el analista de inteligencia americana de haber sido una de las principales fuentes. “Si es culpable –señala– es un traidor y debe ser condenado a trabajos forzados de por vida en una prisión militar”.
Soldado Bradley Manning único sospechoso de aportar información a Wikileaks, detenido.
Bradley Manning, joven militar estadounidense que estaba movilizado en Irak, es el único sospechoso detenido por la filtración de documentos del Departamento de Estado a Wikileaks. Aburrido y maltratado por sus compañeros por su homosexualidad, Manning pasaba su tiempo libre en foros de Internet, donde hablaba con Adrian Lamo, un ex hacker. Le comentó que había copiado documentos secretos y que los había enviado a Wikileaks. Le contó que había entregado a la organización de Julian Assange unos 260.000 informes y cables del Departamento de Estado y de las embajadas. Asustado y ante el miedo a ser acusado de complicidad, Lamo, denunció a Manning a las autoridades estadounidenses y les entregó copias de sus discusiones por chat con el soldado. También envió ejemplares a la revista Wired, que publicó algunos extractos. El 26 de mayo de 2010, Manning fue detenido, y ahora se encuentra en la base de Quantico, en Virginia (Estados Unidos). El joven soldado fue inculpado por haber “comunicado y entregado a una fuente no autorizada informaciones sobre la defensa nacional, por lo que podría pasar hasta 52 años en la cárcel.
En nombre de la seguridad –escribe Gabriela Cañas en el artículo “Por su propia seguridad, no se callen”, publicado el 1 de diciembre en “El País”– el Pentágono clama contra la publicación de los documentos confidenciales que Wikileaks ha ido liberando sobre la invasión de Irak y la guerra en Afganistán. Las alarmas han vuelto a sonar a raíz de la nueva filtración, esta vez de 250.000 documentos del Departamento de Estado; la más grande de la historia, de la que EL PAÍS está dando cuenta… ¿No será que los Gobiernos temen en realidad que sus cuestionables prácticas puedan ser descubiertas? ¿No será que han abusado de la confianza que les otorgaron los ciudadanos y contribuyentes y se extralimitan en sus funciones? ¿En nombre de qué y quiénes pide Washington a sus diplomáticos los números de las tarjetas de crédito de funcionarios de la ONU? ¿En bien de la seguridad de quién presionan a jueces y fiscales españoles (y estos colaboran) relacionados con casos como las torturas de Guantánamo o la muerte del cámara José Couso? ¿Qué tiene que ver la diplomacia y la seguridad con esa orden, quizá legal pero insultante, de indagar en la salud mental de la presidenta de Argentina?
Cañas termina con estas palabras: “Julian Assange, el fundador de Wikileaks, vive en la clandestinidad, perseguido por el Gobierno de EE UU y por unas denuncias de acoso sexual y violación que se destaparon justo cuando buscó refugio en Suecia para su organización en defensa de la transparencia... Y la realidad es que mandatarios de medio mundo suspiran por un mundo sin periodismo independiente, como han demostrado este año China, Argentina, Venezuela, Brasil y Marruecos, entre otros. ‘Por su propia seguridad, permanezcan asustados’, advertía la megafonía de un aeropuerto en una viñeta de El Roto publicada por EL PAÍS a principios de año. Parafraseando a este gran opinador, cabría advertir por el contrario: ‘Por su propia seguridad, no se mantengan callados’.
El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, saluda al fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido.
“El seguro de vida de Julian Assange –prosigue Ignacio Escolar en “El fin de la hipocresía”– es un archivo informático de 1,39 gigabytes. Se llama Insurance.aes256,wikileaks y está codificado con un complejo sistema criptográfico. Desde hace semanas, circula por las redes P2P; yo ya me lo he bajado. En caso de que al director de Wikileaks le pase algo –dios y la CIA no lo quieran–, sus compañeros revelarán la clave para abrir esta caja secreta. Nadie sabe qué se esconde en su interior. Nadie sabe tampoco gran cosa sobre el pasado de un hombre que va camino de sustituir al Che en las camisetas, como nuevo icono de la revolución; y también a Bin Laden en la lista negra del Pentágono, como enemigo público número uno… No se sabe demasiado de él, o de sus intenciones. Pero el propio Assange dejó rastros de su plan en varios artículos de su blog en 2006, cuando fundó Wikileaks. ‘Cuanto más secreta e injusta sea una organización, más vulnerable resulta a las filtraciones’, decía entonces. ‘Sólo si conocemos las injusticias podemos contestarlas’. Assange lo llama la conspiración: el poder de las superpotencias y las grandes corporaciones para imponer su autoridad, a través del secreto. ¿Cómo combatirlo? Con filtraciones que hagan imposible mantener un discurso en público y otro en privado; con información que haga desconfiar a cada uno de los miembros de esas redes. En los últimos años, los voluntarios de Wikileaks han desvelado más documentos clasificados que toda la prensa mundial junta. ‘Esto demuestra el alarmante estado del resto de los medios de comunicación, es vergonzoso’, dice Assange. Aunque Wikileaks es más que un medio. Es el germen de una revolución que puede terminar con la herencia de Maquiavelo: con el cinismo y la hipocresía como primera herramienta del poder y la política”.
Pero dejemos ya el mundo revelador de Wikileaks para relajarnos mientras disfrutamos del desternillante humor de El Roto, Forges, Peridis y Quino.
El de Territorio Vergara, con La prima alemana, La resaca electoral, Nuevas medidas anticrisis, Pelillas a la mar y Ha dicho Triquet.
El de Manuel Fontdevila, con Filtraciones, El vecino, Convergencia i Unió, Calma internacional y Vivir en España.
Y el de PeP Roig, con Los amos del cielo, La basura de la política, El mercado no permite lujos e Indigestión.
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HOMICIDIO COLATERAL. Wikileaks obtuvo y descifró este video, no hecho público anteriormente. Fue filmado desde un helicóptero Apache, en 2007, y muestra al periodista de Reuters, Namir Noor-Eldeen, al chofer, Saeed Chmagh, y a otras personas en una plaza pública al este de Bagdad. Se les dispara y los matan. Aparentemente, son tomados por insurgentes. Después del ataque inicial, un grupo de adultos desarmados con dos niños en un furgón, (sentados en los asientos delanteros al lado del chófer), llega al lugar y trata de evacuar a los heridos. También se les dispara. En el parte oficial de este incidente se decía que todos los adultos eran insurgentes y que los militares ignoraban si había de otros muertos. Wikileaks publicó este video con texto e información de respaldo el 5 de Abril, 2010 en http://collateralmurder.com Traduccion al Español por antoniofidel41.
Wikileaks, visto por Buenafente.
1 comentario:
"Zapatero, izquierdista trasnochado. Se mueve por intereses electoralistas"
Nada nuevo. No hay ninguna novedad.
chiflos.
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