El CIE, un 'Guantánamo español' para los 'sin papeles'.
Inmigrantes del CIE (Centro de Intenamiento de Extranjeros), en rebeldía.
Inmigrnates del CIE en Barceoona, en huelga de hambre.
El pasado día 18 de los
corrientes, más de una treintena de internos organizó en el Centro de
Internamiento de Extranjeros de Aluche
(Madrid) una revuelta para pedir “libertad” y “justicia”. Se trata del centro para
inmigrantes con más denuncias y críticas de los ocho de este tipo que existen
en España. Porque más que de un centro abierto el CIE es un espacio de “no
derecho” en un país que se dice democrático, una cárcel para los sin papeles
que niega derechos fundamentales a los arrestados, que, en muchos casos, no han
cometido delito alguno, sino una falta administrativa. En Madrid, el centro es
conocido por las organizaciones de derechos humanos como el ‘Guantánamo
español’ por las denuncias sistemáticas de malos tratos y torturas en su
interior. Los inmigrantes detenidos y encerrados en ellos –ingresan durante un
máximo de 60 días antes de ser expulsados del país– no están allí por haber
cometido un delito, sino al encontrarse en situación irregular. Pese a ello,
las condiciones y el trato son propios de una prisión. Motivo por el que 39
personas se amotinaron en la azotea del edificio para exigir su libertad.
Una delegación contra la tortura
del Consejo de Europa que visitó la instalación en 2014 criticó, en un duro
informe posterior, el lamentable estado del centro de Aluche, “más bien típico
de un ambiente carcelario, con rejas en las ventanas, en los corredores y en
las celdas y restricciones en los contactos con el exterior”. Según pudo constatar
esta institución, en una misma “celda” de 24 metros cuadrados, sin baño y cerrada
durante toda la noche, hay, en ocasiones, hasta ocho personas encerradas. El
Consejo de Europa se hizo eco de las “numerosas alegaciones de malos tratos
perpetradas por el personal del centro”, coherentes con los informes médicos, y
pidió una investigación “inmediata e imparcial” al Gobierno, que nunca se hizo.
Y, en un informe publicado por SOS Racismo, en 2015, sobre la situación de los
CIE en España, sitúa a este centro en la “ilegalidad”, al no haberse adaptado
al nuevo Reglamento de funcionamiento que entró en vigor en 2014.
El CIE madrileño ya estuvo en el
ojo del huracán tras la muerte de la congoleña Samba Martine, que falleció de
VIH tras pasar 38 días en 2011, sin recibir la adecuada asistencia médica.
Aunque en un principio se archivó el caso, la Audiencia Provincial de Madrid
consideró en un auto de 2014 que, de haber sido atendida adecuadamente por los
médicos del centro, su muerte se podría haber evitado. Samba acudió hasta en 10
ocasiones al servicio médico del CIE con fuertes dolores pero, según el auto,
no siempre fue atendida por médicos, ni se le realizaron análisis de sangre, ni
se le facilitó un traductor.
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