'Nico, 1988'.
Trine Dyrholm es Nico en el biopic sobre la cantante
alemana.
Nico con su hijo, al que va a visitar al hospital
después de que intentara suicidarse.
La cantante, modelo y
actriz, Nico, es la protagonista del biopic dirigido por la italiana Susanna
Nicchiarelli, que se centra en los últimos años de su vida. Es un retrato
íntimo a través de la actriz danesa, Trine Dyrholm, que da la vida a la
estrella de rock. Y trata de descubrir, sin ápice de nostalgia ni sensiblería,
a la implacable mujer detrás del mito que rechazó ser definida como musa, femme
fatale o amante de nadie y luchó por ser reconocida por su persona, talento y
carrera en solitario.
Adicta a la heroína,
antipática, magnética, carismática y madre. Así es retratada en “Nico, 1988”,
lejos de la gélida imagen con la que se la recuerda. La cinta se alzó con
cuatro Premios David Di Donatello (los Goya italianos): el mejor guión, sonido,
peluquería y maquillaje. En Venecia, fue seleccionada como Mejor película en la
sección Orizzonti y fue presentada en España en el Festival de Cine Europeo de
Sevilla el pasado mes de noviembre.
Trine Dyrholm es la
encargada de meterse en la piel de la cantante alemana. Ella es quien pone voz
a las actuaciones de la película y quien logra transmutarse en esta mujer que
sale de gira con una banda de “principiantes” como ella los define, de los que
sólo se salva la violinista. En su viaje la acompaña también su manager (John
Gordon Sinclair) y su inseparable grabadora, con la que registra los sonidos de
los lugares a los que va, ya sean baños, la playa o la sala del hospital en la
que su hijo yace convaleciente después de intentar suicidarse.
Nico tuvo un hijo con
Alain Delon, que nunca lo reconoció. La madre del francés se enteró años más
tarde de su existencia por la prensa y decidió llevarse a su nieto a vivir con
ella y su segundo esposo. Por esa razón, el actor se pasó diecisiete años sin
hablarles. Para Nico, el haber abandonado a su hijo fue el peor error de su
vida. Frecuentemente expresa lo mucho que le echa de menos y, tras su intento
de suicidio, acude a visitarle a la institución donde está siendo supervisado y
consigue llevárselo con ella de gira.
“Ahora bien -se pregunta García
Higueras, periodista graduada en Periodismo y Comunicación
Audiovisual en Eldiario.es Laura-, ¿por qué decidió la cineasta centrarse en
los últimos años de este icono de la cultura underground? ‘Quería alejarme de
los tópicos de los biopic y, para mí y los que lo presenciaron, fueron sus
mejores años. Consiguió tomar el control de su vida, su imagen y su arte.
Incluso dejó las drogas’. El apodo de
Nico fue idea del fotógrafo Herbert Tobias, para el que la actriz y modelo
realizó varios posados siendo aún adolescente. Nico era el nombre de un antiguo
amante griego al que el retratista añoraba como inspiración y desde entonces,
ya nadie volvería a conocerla como Christa. Es cierto que, por momentos, pierde ritmo,
pero en seguida sale a cantar para volver a atrapar al espectador con su
potente estilo, en el que ser sorda de un oído pudo tener que ver, pero
seguramente mucho menos que su forjado carácter.”.
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