El Defensor del Pueblo contra la polémica mina gallega de cobre.
Miles de personas claman en Santiago contra la mina de
Touro-O Pino.
El proyecto de la mina de
cobre de Touro, en las proximidades de Santiago, se enfrenta a un duro
correctivo, el que le aplica el Defensor del Pueblo que, en un informe, revela
los inconvenientes del plan liderado por la multinacional Atalaya Mining y
denuncia las deficiencias de la actuación de la Xunta. El documento, según
información de Pablo López en El Confidencial, señala que la mina se tramita
con una evaluación ambiental incompleta y con expedientes sancionadores
insuficientes, además de precisar la obligación de descontaminar los ríos de la
zona antes de su eventual reapertura.
El informe, saludado por las
organizaciones ecologistas y criticado por la Cámara Oficial Minera de Galicia,
que lo ve “plagado de contradicciones”, fue realizado a instancias de una organización
ecologista y con información de las 'consellerías' de Economía y Medio Ambiente
de la Xunta. El Gobierno gallego interpreta el plan de Touro como una
modificación de la concesión otorgada en 1958 para la extracción de pirita de
hierro, aunque con un sustancial incremento de la afección superficial. Para el
comisionado, en cambio, la modificación de la extensión supone necesariamente
la modificación de la concesión, y no un simple cambio del proyecto. “No puede
sostenerse”, como hace la Xunta, que es “una mera modificación” del proyecto, “con
el fin de excluir la tramitación prevista” para concesiones mineras. Deberá
asimismo impulsar un nuevo plan de actividades extractivas y someterlo a
evaluación ambiental estratégica, antes de elevarlo al Consello de la Xunta. En
cuanto a Medio Ambiente, sugiere una inspección de la calidad de las aguas de
los ríos directamente afectados por la mina de Touro y se invita a esa
'consellería' a incluir como condicionantes las medidas que aseguren la calidad
de las aguas antes de iniciar la actividad, así como a restaurar los espacios
afectados por la actividad minera que hayan quedado sin restaurar y no estén
afectados por el nuevo proyecto.
Francisco Fernández
Marugán, Defensor del Pueblo, firma el documento y tacha de “insuficiente” la
información remitida por la Xunta sobre la inspección del yacimiento y tira de
las orejas al departamento de Economía por no haber inspeccionado la actividad
en cinco de los últimos diez años. Sobre las inspecciones realizadas el año
pasado, el informe acusa al Ejecutivo autonómico de ocultar información, pues
no aportó ni el informe del inspector de Minas, ni explicó de manera
concluyente los nuevos procedimientos sancionadores. Y subraya que la
explotación de áridos, que se realiza desde 2003, carece de un plan de
restauración aprobado.
La empresa calcula que
creará en la zona algo más de 400 empleos directos y unos 1.000 indirectos, con
una inversión inicial de 200 millones de euros. Sus planes pasan por la
recuperación de una vieja explotación en los municipios de Touro y Pino,
abandonada en 1986. Pero, más de 140 asociaciones, 33 ayuntamientos, dos
diputaciones (las de A Coruña y Pontevedra) y 26.000 ciudadanos han expresado
su rechazo al proyecto, que abarca casi 700 hectáreas con posibilidad de
ampliarse a 2.000. El proyecto de explotación y evaluación de impacto ambiental
ha provocado una avalancha de alegaciones y ha sido objeto de críticas desde el
ámbito científico, además de poner en peligro la consideración del Camino de
Santiago como Patrimonio de la Humanidad. Icomos (Consejo Internacional de
Monumentos y Sitios) alerta de que el proyecto supone “una clara violación de
la normativa de protección” que no solo invade el entorno del Camino Francés,
sino que conlleva “la destrucción material de parte de su trazado”. La Cámara
Minera, en cambio, respalda el proyecto y censura el informe del Defensor del
Pueblo. Su director, Diego López, afirma que el documento “contiene
contradicciones desde el punto de vista legal”, en tanto que la actuación de la
Xunta “es lo contrario a deficiente”. Sostiene que el estudio firmado por
Marugán “mezcla varios proyectos como si se tratara de uno solo”. Y apunta que
“la explotación actual tiene todos los permisos legales para operar y cumple
los requisitos exigidos en el momento de su aprobación”.
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