Plácido Domingo: del cielo de la gloria al infierno del rechazo, el deshonor y la deshonra.
Acoso en Do Mayor.
Cuando el 13 de agosto del
año pasado se publicaron las primeras informaciones sobre el acoso sexual de
Plácido Domingo, éste se limitó a denunciar “inconsistencias e inexactitudes”,
al tiempo que se excusaba de que “las reglas y valores por los que hoy nos
medimos son muy distintos de cómo eran en el pasado”. Poco después, se vio
obligado por las mismas acusaciones a abandonar la Ópera de Nueva Yoork, así
como la dirección general de la Ópera de Los Ángeles, un cargo que ostentaba
desde 2003. En el mes de octubre de 2019, su discurso era muy distinto al del
comunicado emitido cuatro meses después en el que declaraba: “Recientes
acusaciones que han sido hechas en contra de mí en la prensa han creado una
atmósfera en la que mi habilidad para servir a esta Compañía que tanto amo han
sido comprometidas”. Y, a medida que se conocían nuevas informaciones, su incontestable
éxito y poder se cerraba más en banda. La semana pasada, tras la sentencia del
lunes al productor de Hollywood Harvey Weinstein, Plácido Domingo, el
incontestable tenor español, publicaba un comunicado oficial en el que decía
aceptar “toda la responsabilidad” de las acusaciones de acoso sexual vertidas contra
él en los últimos meses. Las disculpas llegaban un día después de que Harvey
Weinstein fuera declarado culpable en el juicio por violación que encendió la
chispa del 'MeToo'. Y, su forma de expresarse cambió totalmente. En un inicio,
Domingo había negado todo, asegurando que “el abuso” de su posición directiva
dentro de la estructura administrativa de las Óperas de Washington y de Los
Ángeles donde trabajaba era “tan imposible como inconcebible”. Hoy el cantante,
director de orquesta, productor y compositor español que formó parte del trío
de éxito de tenores junto al español, José Carreras, y al italiano, Luciano
Pavarotti, acaba de pasar del cielo del éxito y la gloria al infierno del
deshonor y la deshonra, y no precisamente por su voz potente y encantadora que
sigue teniendo su atractivo.
Una investigación del
sindicato estadounidense que representa a los artistas de ópera concluía a
principios de la semana pasada que Plácido Domingo acosó sexualmente a una
veintena de mujeres y abusó de su posición de autoridad, al ocupar puestos
altos en la Ópera Nacional de Washington y la de Los Ángeles. Tras conocerse la
noticia, el tenor cambió de actitud, pidiendo perdón y aceptando “toda la
responsabilidad”. Según desvela la investigación de la agencia Associated
Press, el músico mostró, durante más de dos décadas, “conductas sexuales
inapropiadas” y abuso de poder. Los abogados, contratados por American Guild of
Musical Artists (AGMA) para realizar la investigación, se entrevistaron, desde el
pasado mes de septiembre hasta finales de diciembre, con 55 personas, de las
cuales 27 reconocieron conductas inapropiadas del tenor. Al revelarse esta
investigación, Domingo aceptó “toda la responsabilidad”, y pidió perdón a las
mujeres que le acusaron de acoso sexual por “el dolor” que les causó. En un
comunicado remitido a Europa Press, el tenor mostró respeto por sus compañeras
de profesión, que en agosto de 2019 “se sintieron lo suficientemente cómodas
para hablar” de lo ocurrido. “Entiendo ahora que alguna de esas mujeres pudiera
tener miedo para expresarse honestamente porque les preocupaba que sus carreras
se vieran afectadas”, reconoció Domingo. Y, después de “tomarse un tiempo
durante los últimos meses” para analizar las acusaciones, el tenor español
explicó que había “crecido con esta experiencia”. Y reconoció que, “aunque no
fue mi intención, nunca nadie debería sentirse de esa forma”.
Pero volvamos al pasado mes
de agosto, cuando se hizo pública la investigación. De todas las víctimas, sólo
una, Angela Turner Wilson, se atrevió a dar su nombre. El resto permaneció en
el anonimato porque continuaba trabajando en el mundo de la música clásica y
temía represalias. Turner decidió contar su testimonio. Plácido protestó contra
los relatos, que eran “inexactos, tal como se presentaban” y que no se podían
analizar comportamientos del pasado con los ojos de hoy. Entre ellos, sólo aparecía el nombre de la
mezzosoprano retirada, Patricia Wulf. La información de la agencia AP también
recogió testimonios anónimos de varios empleados de la Ópera de Los Ángeles, quienes
aseguraron que la dirección conocía la conducta del cantante. Melinda McLain,
quien era coordinadora de producción en la Ópera de Los Ángeles entre 1986 y
1987 y trabajó con Domingo en la Houston Grand Opera, aseguró que tenía que
hacer esfuerzos para no poner al tenor a ensayar en una habitación a solas con
cantantes jóvenes, y que intentaba asignarle asistentes de vestuario masculinos.
“Montábamos estrategias elaboradas para mantenerlo alejado de ciertas
cantantes”, narró Melinda McLain, quien añadió que la estrategia que usaba era
invitar a la esposa de Domingo, Marta, a las fiestas de la producción porque si
ella estaba presente, él “se comportaba”. La agencia informa de que las
víctimas han referido tocamientos no consentidos, peticiones insistentes de
citas, intentos de besos en la boca y llamadas nocturnas. La cantante Angela
Turner había actuado junto a Domingo en la ópera “Le Cid”, en la temporada
1999-2000. Tenía 28 años y el tenor
español, 59. Según relata, una tarde antes de la representación, Domingo y ella
se estaban maquillando juntos en el camerino cuando él se levantó y le puso las
manos sobre los hombros. Después, bajó las manos y le agarró los pechos por
debajo del sostén. “Dolió. No fue suave. Me manoseó con fuerza”. Se sintió
humillada y confiesa que quedó sorprendida por la actuación de Domingo.
La primera respuesta del
tenor fue negarlo todo y afirmar que la gente “debería conocerle de sobra”. El
pasado mes de noviembre, el artista recordaba que “los muchos que sí me han
tratado saben que yo nunca me he comportado del modo acosador, agresivo y
vulgar como en el que me han acusado”, alegando que, al cabo de más de medio siglo
de vida pública, la gente “debería conocerme de sobra”. El tenor afirmaba, en
diciembre, que las denuncias habían sido “una ofensa”. “Las acusaciones que me
hacen no tienen sentido”, declaró en una entrevista en El País. En la misma
admitía que, “en algunos sitios, no se les puede ya decir nada. El uso del
piropo, por ejemplo, qué buen traje traes, qué bien te ves, eso era algo que
podías decir hace 30 años, incluso hace dos”, añadió. Finalmente, Plácido
Domingo señaló que estaba “comprometido” a acometer un cambio “positivo” en la
industria de la ópera para que “nadie tenga que pasar por lo mismo. Mi
ferviente deseo es que esto resulte en un espacio más seguro para trabajar, y
espero que mi ejemplo empuje a otros a seguir mis pasos”. El sindicato de artistas
musicales de EE.UU. (American Guild of Musical Artists) concluía que el tenor
español mantuvo un patrón de conducta sexual inapropiada y de abuso de poder
durante al menos dos décadas cuando ocupaba la dirección de la Ópera Nacional
de Washington y la de Los Ángeles. Y The Associated Press adelantó que, entre
los meses de septiembre y diciembre pasados, los abogados del sindicato
estadounidense que representa a los artistas de ópera dijeron haber
experimentado o presenciado un comportamiento sexualmente inapropiado por parte
de Plácido Domingo en los años noventa y 2000, y que la mala reputación del
tenor era algo conocido en ambas casas de ópera. En un comunicado remitido a
Europa Press, Domingo mostró su respeto por sus compañeras de profesión, que, en
agosto de 2019, “se sintieron lo suficientemente cómodas para hablar” de lo
ocurrido. El músico español se expresó así meses después de que salieran a la
luz las primeras denuncias de acoso sexual. Las acusaciones sobre Domingo
precipitaron en los meses siguientes cancelaciones de algunas de sus
actuaciones por todo el mundo –como las de la Ópera de San Francisco y la de
Dallas–, y provocó además que el tenor dimitiera como director general de La
Ópera de Los Ángeles.
De Harvey Weinstein a Plácido Domingo de cómo el mundo ha cambiado tras
el estallido del #MeToo.
Ana Requena Aguilar, bajo
el título “De Harvey Weinstein a Plácido Domingo: de cómo el mundo ha cambiado
tras el estallido del #MeToo”, escribe en Eldiario.es del pasado miércoles: “Que
el #MeToo no necesitaba ninguna decisión judicial para certificarse como uno de
los grandes movimientos de cambio de los últimos años era algo sabido. Más allá
de lo que sucediera en los tribunales, la ruptura histórica del silencio de las
mujeres alrededor de la violencia sexual y el acoso y su repercusión social y
política internacional es ya un sello de nuestros días. Sin embargo, en menos
de 24 horas, dos decisiones le han dado al movimiento el respaldo 'oficial'
definitivo: el lunes, un jurado declaró culpable al productor Harvey Weinstein
de dos delitos sexuales; este martes, una investigación oficial concluye que
Plácido Domingo acosó sexualmente a varias mujeres y ejerció abuso de poder.
Dos hombres poderosos en la industria cultural, dos historias reveladas por
medios de comunicación, símbolos de ese 'Yo También', una certeza ahora
consolidada: Weinstein y Domingo acosaron y abusaron (…) De Weinstein a Domingo
ha habido otros casos, muchos, la mayoría, con menos repercusión o que
sencillamente han pasado desapercibidos por cotidianos. No fue así con Bill
Cosby que, en 2018, fue declarado culpable de tres delitos de agresión sexual y
pasa sus días en una cárcel de Phoenix. La coincidencia de estos tres casos en
el mundo de la cultura revela también hasta qué punto la industria del
espectáculo había interiorizado la cosificación de las mujeres y el 'peaje' que
muchas tenían que pagar para seguir en ella”.
Plácido Domingo y sus defensores y defensoras.
Al conocerse la primera noticia
sobre el acoso de Plácido Domingo, varios medios de comunicación, políticos y
artistas pusieron en duda a las víctimas antes de que la investigación se llevase
a cabo. Rafael Hernando, del PP, espetó: “Lo de Plácido Domingo prueba que el
puritanismo revisionista, se está convirtiendo en el Macarthysmo de hoy.
Denuncias anónimas y otras que buscan protagonismo en horas bajas, destruyen
honor y uno de los pilares del estado de derecho: la presunción de inocencia”.
La misma Cayetana Álvarez de Toledo argumentó que “todavía no se ha publicado
nada” que justifique “el histérico linchamiento” contra el tenor. El diputado
de Vox, Hermann Tertsch, publicó un tuit en que ironizaba con la denuncia de
las nueve mujeres. Igualmente, la diputada de Vox, Carla Toscano, aseguró que
Domingo era una nueva víctima de “la tiranía del #MeToo y del feminismo”. Y Vox siguió y sigue defendiendo a Plácido
Domingo, a pesar de admitir el acoso sexual. Por su parte, el periodista Rubén
Amón publicó un artículo, en el diario El País, en el que explicaba que “la
precariedad de las acusaciones del cantante” no guardaba “proporción con la
demolición de su imagen”. Y, al conocer la noticia, aseguraba que “la decepción
es proporcional”. Igualmente, el coliseo madrileño publicó un comunicado en el
que reiteraba “su admiración y reconocimiento por todo lo que representa su
extraordinaria carrera para la lírica española e internacional, y por su ejemplar
trayectoria en esta institución”, dejando clara su posición. Isabel Díaz Ayuso
se hizo eco de la portada de ABC del 30 de noviembre pasado que exculpaba al
tenor, añadiendo que era “el más grande”. Además, le recibió durante la
inauguración del Belén de la madrileña plaza de Sol, en la que se fotografió
con Domingo y destacó el apoyo que, según ella, recibió ese día de la gente el
tenor de 78 años. Luego, dijo en una entrevista en televisión que “hay que
separar al profesional de la persona” y que es “una lástima” la cancelación de
sus actuaciones pendientes. “Que le cierren la puerta de teatros de todo el
mundo es una gran pérdida para todos en la música. Ha sido admirado por su
trabajo y por el talante que siempre ha mostrado”, dijo la edil.
Ainhoa Arteta defiende a Plácido Domingo.
La cantante de ópera, Ainhoa
Arteta, se sumó a la lista de intérpretes que salieron en defensa de Plácido
Domingo y le defendió en multitud de ocasiones. “Lo de Domingo –declaró la
artista vasca– es una caza de brujas”. Y en otra ocasión: “¿Qué hay de malo en
que a un hombre le gusten las mujeres?”. El dramaturgo Albert Boadella,
presidente de Tabarnia, trató de defender a Plácido Domingo con unas polémicas
palabras: “Las manos de un macho no están para estar quietas”. Norma Duval
incluso abogó para que el tenor tomara cartas en el asunto: “Debería denunciar
él”. La vedette consideraba que “no es
justo” que gente “anónima” denuncie cuarenta años después y aseguró que el
lírico es “un auténtico caballero, un señor”, aconsejando al tenor a que
denunciase él porque “no veo justo que, después de cuarenta años, aparezca
gente anónima y digan que han abusado de ellas”. “Si no fue una relación
consentida, pues haber denunciado”, indicó la actriz. “Cargarse una carrera así
es tremendamente terrible”. La vedette,
por otro lado, aseguró que, durante su dilatada trayectoria profesional, tuvo
que darle “una hostia” a un acosador al que, a la postre, denunció. “Si has
tenido un día de acoso, tienes que denunciar”, sentenció Duval. Y la cantante
Paloma San Basilio aseguró que Plácido Domingo “siempre fue un caballero, un
gran compañero y un generoso artista, de los que no abundan”.
Según informó la agencia de noticias AP, nueve mujeres le acusaron de
acoso.
El tenor se enfrenta a
nueve acusaciones de cantantes y bailarinas, que han relatado que vivieron
episodios de un comportamiento inadecuado. Su caso es solamente uno de los
muchos que han venido aconteciendo en el mundo de la música clásica en los
últimos tiempos. Plácido Domingo se despertó el pasado martes con una de las
peores noticias de su vida. Según informaba AP, nueve mujeres le acusan de
acoso sexual en los años ochenta, época en la que había trabajado con ellas.
Las revelaciones son durísimas para el tenor y director artístico, con
indicaciones sobre tocamientos, propuestas incómodas y, en ocasiones,
relaciones sexuales que alguna de las denunciantes no quería haber tenido. El mundo
de la ópera reaccionó de forma ambivalente. En EEUU, la Ópera de Filadelfia y
la de San Francisco anunciaron las cancelaciones de sendos conciertos que
tenían contratado con el tenor, pese a que no hay sentencia concluyente acerca
de las acusaciones. La Ópera de Los Ángeles, en la que trabaja Domingo como
director general desde 2003, anunció que abriría una investigación. En España,
sin embargo, la respuesta fue mucho más cautelosa y varias sopranos como Ainhoa
Arteta, Pilar Jurado –actual presidenta de la SGAE– y Ángeles Blancas, salieron
en defensa del tenor. Es más, según comentaron allegados de Domingo al
ediario.es, el tenor era “una persona excelente” y “muy caballerosa” a la que
nunca se la había visto un gesto extraño. La soprano Ruth Iniesta (Zaragoza,
1985), contó: “Mi experiencia con Plácido Domingo ha sido muy breve, pero fue
una persona encantadora y muy respetuosa…Creo que se está ajusticiando a una
persona y hay mucha sed de sangre”.
Plácido Domingo aceptó toda la responsabilidad de las acusaciones de
acoso sexual y pidió perdón por el dolor causado.
Su caso es solamente uno
de los muchos que han venido aconteciendo en el mundo de la música clásica en
los últimos tiempos. Plácido Domingo se despertó el pasado martes con una de
las peores noticias de su vida. Según informa la agencia de noticias AP, nueve
mujeres le acusan de acoso sexual en los años ochenta, época en la que había
trabajado con ellas. Las revelaciones son durísimas para el tenor, con
indicaciones sobre tocamientos, propuestas incómodas y en ocasiones relaciones
sexuales que alguna de las denunciantes no quería haber realizado. El mundo de
la ópera reaccionó de forma ambivalente. En EEUU, la Ópera de Filadelfia y la
de San Francisco anunciaron las cancelaciones de sendos conciertos que tenían
contratado con el tenor, pese a que no hay sentencia concluyente acerca de las
acusaciones. La Ópera de Los Ángeles, en la que trabaja Domingo como director
general desde 2003, anunció que abriría una investigación. En España, sin
embargo, la respuesta fue mucho más cautelosa y varias sopranos como Ainhoa
Arteta, Pilar Jurado –actual presidenta de la SGAE–
y Ángeles Blancas, salieron en defensa del tenor. Es más, según comentaron
allegados de Domingo al ediario.es, el tenor era “una persona excelente” y “muy
caballerosa” a la que nunca se la había visto un gesto extraño. La soprano Ruth
Iniesta (Zaragoza, 1985), contó su experiencia a eldiario.es: “Mi experiencia
con Plácido Domingo ha sido muy breve, pero fue una persona encantadora y muy
respetuosa…Creo que se está ajusticiando a una persona y hay mucha sed de
sangre”.
Gabilondo se siente muy entristecido por la ovación a Plácido Domingo.
Hace seis meses, Iñaki
Gabilondo ya explicaba en el programa “La Sexta Noche” que en torno a este tipo
de asuntos “hay dos miradas: la norteamericana, mucho más severa”, y la europea,
“mucho más condescendiente”. El periodista recordó el caso de Salzburgo, donde
el tenor “fue recibido con una estruendosa ovación”. Algo por lo que Gabilondo
se sentía “muy entristecido” y no podía tolerar. A su juicio, mientras no se
esclareciera lo sucedido, es “una imbecilidad” que aclamen a Domingo, aunque
rechaza denostarlo de forma definitiva antes de que se resuelva lo sucedido.
Sin embargo, el locutor apunta a que, según van las cosas, no vaya a terminar
bien para el cantante operístico. Del mismo modo, subraya que, “si tú te
colocas detrás de una mujer y le tocas los pechos, te puedo asegurar que
tampoco entonces se consideraba normal”.
Por de pronto, el
Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) canceló la
participación de Plácido Domingo en las actuaciones previstas en el Teatro de
la Zarzuela para el 14 y 15 de mayo próximos “en solidaridad con las mujeres
afectadas”. La cancelación, señala en una nota el Inaem, se determina “ante la
gravedad de los hechos y tras las declaraciones de Plácido Domingo en las que
asume ‘la plena responsabilidad de sus acciones’, en solidaridad con las
mujeres afectadas y haciendo efectiva esa responsabilidad reconocida por el
artista”. Inaem lanzó un comunicado en el que considera “la gravedad de los
hechos” y las declaraciones en las que Domingo asume la “plena responsabilidad
de sus acciones” le llevan a solidarizarse con las mujeres afectadas y a cancelar
tanto el concierto de celebración de los 50 años de carrera del tenor en la
Zarzuela, como su participación en la función de Luisa Fernanda, que sí se
mantendrá en la programación del teatro. “El Inaem y el ministerio de Cultura y
Deporte manifiestan su firme apoyo a las mujeres y el rechazo a todo tipo de
acoso, comportamiento abusivo o expresión de dominación”, añade el comunicado.
La decisión del teatro dependiente del organismo gubernamental es la primera
suspensión de un concierto en España y, que ha trascendido, en Europa.
Cristina Fallarás, en su
artículo “En algo nos equivocamos, queridas”, aparecido en Público, comenta:
“Desde que, hace un par de días, Plácido Domingo entonó el mea culpa, son
muchos y muchas quienes cargan contra aquellos que le defendieron. Piden que
ahora hagan pública su condena, que se desdigan, que pidan disculpas. Y en ese
pedir se da por hecho que uno puede cambiar de opinión según lo diga un hombre
o una mujer. Sirva el tan traído y llevado caso del periodista Rubén Amón, uno
de los pocos que sí se ha desdicho (…) Creímos, bobas de nosotras, que ahora
que cunde la palabra de las mujeres, algo habría cambiado. Pero no. Frente a la
denuncia de agresión por parte de cerca de una treintena de personas (27 según
la investigación) más otro puñado que admitía saberlo, era más creíble la
palabra de una sola persona, la acusada de agresión. (…) En las numerosas
tertulias en las que participé, y en todas las que escuché cuando se le
denunció, aparecía una pregunta: ¿Y por qué denuncian justo ahora? Porque
pueden. Hasta hace tres o cuatro años, las mujeres sencillamente no teníamos
dónde denunciar las agresiones sexuales que habíamos sufrido y seguimos
sufriendo. Porque era la voz del hombre la única que tenía espacio, como ya he
dicho. Sin embargo, algo ha cambiado. ¿Qué ha cambiado? Los medios de
comunicación de masas (…) ¿Qué ha pasado, pues, para ese repentino caernos del
guindo? Que han aparecido las redes sociales. O sea, un medio de comunicación
de masas que no necesita inversión de capital. Porque quien maneja habitualmente
el capital, o sea el poder, o sea el discurso, o sea ‘la realidad’ misma, es el
hombre, blanco y rico. Y los colectivos anteriormente citados por fin han
encontrado un lugar para describirse y denunciar (…) Así que, incautas de
nosotras, llegamos a la conclusión de que, por fin, el testimonio de las
mujeres era innegable. Que el hecho de que millones de mujeres pudieran por fin
alzar la voz traía como consecuencia que ya no se pusieran en duda sus
denuncias. ¡Ay, cuánto nos equivocábamos! Nos equivocamos y la evidencia está
en el caso de Plácido Domingo. Frente a un grupo de una treintena de mujeres
agredidas denunciando al hombre, se opta por dar credibilidad a la voz del
hombre agresor, un solo hombre. Ahora, se ha dado un paso más, brutalmente desalentador.
Ha tenido que ser ese mismo hombre quien admita su agresión para dar crédito a
dicha violencia. Incluso aquellos que dieron cierto crédito a las denunciantes,
han respirado ahora aliviados ante la confesión del tenor. O sea, todos ellos
han necesitado la palabra del hombre, de un solo hombre, para que el asunto
‘quede finalmente claro’. En ese ‘finalmente’ palpita el dolor. Porque debería
haber quedado finalmente claro cuando eran varias las personas que denunciaban
las agresiones a lo largo del tiempo. Pero, ah, esas personas eran mujeres. O
sea, que quizás todo lo que creíamos que se había adelantado no ha servido de
mucho, la verdad”.
Juan Carlos Escudier
titula “Presunción de inocencia y verosimilitud” el artículo de Público que
habla de nuestro personaje. Y dice de él: “Es improbable que el reconocimiento
por parte de Plácido Domingo de que fue un acosador y de que durante dos
décadas abusó de su poder en el mundo de la ópera para ejercer violencia sexual
e intimidar a jóvenes cantantes y bailarinas que temían que rechazarle
abiertamente supusiera el fin de sus carreras haya provocado en el tenor algo
parecido al arrepentimiento. Es más, pareciera que el divo hubiera estado en el
escenario interpretando una obra en tres actos: en el primero, negó todo y
atribuyó las denuncias a una campaña para denigrarle (aplausos); en el segundo,
explicó que su comportamiento nunca fue agresivo sino galante y que no se podía
juzgar con los ojos del presente sus ‘interacciones’ sino con los ‘estándares’
de la época (tímidas palmas); finalmente, sabedor de que el telón caía
irremisiblemente sobre su cabeza tras la investigación de la American Guild of
Musical Artists (AGMA), ha pedido perdón por el dolor causado y ha dicho que
asume toda la responsabilidad (silencio sepulcral). Descartado el rubor en el
pétreo rostro del artista, hay quienes sí han enrojecido tras sus enardecidas
defensas de la honorabilidad del cantante, sus apelaciones a la ejemplaridad
demostrada en toda su trayectoria y la consideración de que la auténtica
víctima era él, objetivo inocente del #MeToo y del feminismo radical. En muchas
de estos alegatos, junto a esa fe ciega que tantas manos ha abrasado de
ponerlas en el fuego, se usó como argumento la consabida presunción de
inocencia que una vez más –opinaban– se había
transgredido…
“El periodismo –prosigue
Escudier– no aspira a la verdad absoluta ni puede establecer sin ningún género
de dudas que la mano de Domingo fue a la rodilla y no al muslo. Su objetivo es
perseguir dicha verdad con denuedo, o como explicaba Jean Daniel, fundador de
Le Nouvel Observateur, buscar lo verosímil. En este caso, lo verosímil no era
que decenas de personas se hubieran confabulado para verter insidias contra el
buen nombre de Plácido Domingo, sino que el tenor se había prevalido de su
condición de ‘Dios’ de la ópera para amedrentar, vejar o llevarse al huerto a
quienes temían que un rechazo les apartara de su profesión o, cuando menos,
perjudicara su proyección. No es que los ahora desengañados por el mea culpa
del baboseante tenor hicieran mal en amparar su presunción de inocencia, que
siempre la ha tenido; es que ignoraron por complicidad personal u obcecación
ideológica la verosimilitud de una historia que difícilmente podría ser el
resultado de una conspiración sino de la experiencia vivida por sus
protagonistas. Había sobras razones para creer a estas mujeres y prefirieron
engañarse a sí mismos y negar no solo la realidad sino otra presunción: la de
que los que tienen poder tienden a abusar de él”.
Por su parte, David
Torres, en “Una luz en la Ópera”, cuenta: “Puesto que, en su primer pliego de
descargo el pasado agosto, Domingo no negaba de plano las acusaciones, sino que
más bien manifestaba el desconcierto de que sus avances amorosos pudiesen haber
sido malinterpretados, parece que habla completamente en serio cuando advierte:
‘Entiendo ahora que alguna de esas mujeres pudiera tener miedo para expresarse
honestamente porque les preocupaba que sus carreras se vieran afectadas’.
Entiende ahora, en medio de un escándalo de resonancia mundial, los mecanismos
del abuso del poder, la triste realidad que tantas subalternas y empleadas han
sufrido en sus propias carnes, sin metáforas, por miedo a perder el empleo. En
la ópera, en la oficina, en los colegios, en las universidades, en los
despachos de abogados, en las redacciones de periódicos, en los partidos
políticos, en las empresas públicas y privadas, en cualquier parte. No hay que
atribuir al cinismo ni a la ingenuidad estas declaraciones, sino más bien a la
certeza de que vivimos todavía, en el tercer milenio, conforme a un modelo
medieval donde el macho dominante es el centro del universo y el derecho de
pernada una línea escrita con tinta invisible en los estatutos laborales.
Probablemente, Domingo sea sincero y lo haya sido desde el primer momento, pero
causan asombro y desaliento los alabarderos numantinos –son
legión, por desgracia– que aún siguen intentando disculpar lo que no tiene
disculpa ninguna, achacando a una conspiración de los medios o a una cruzada
feminista las secuelas de una conducta repugnante. El machismo está tan
arraigado, tan hundido en los cimientos de nuestra cultura, que, en la más
célebre superproducción de Hollywood sobre el tema, Acoso, el protagonista que
sufre los abusos es un hombre, Michael Douglas, en manos de una malvada
ejecutiva interpretada nada menos que por Demi Moore. Es difícil llevar el
ridículo y la fantasía sexual más lejos”.
“Asisto perplejo –declara
David Bollero– al lamentable espectáculo que se está
dando con el caso Plácido Domingo. Después de que el propio tenor reconociera
su acoso sexual a cerca de una treintena de mujeres hay quien todavía se
cuestiona si se deben o no cancelar sus actuaciones. De nuevo, el machismo
enraizado hasta el tuétano de los huesos: ¿cómo es posible que a artistas como
César Strawberry se le cancelen conciertos por unos tuits y a Plácido Domingo,
cuyos abusos están probados, se le siga pasando la mano por el lomo? Plácido
Domingo ha dejado patente que, además, de haber acosado, ha mentido. Ha pasado
de hablar de ‘un comportamiento coqueto’ a reconocer que llegó a besar en la
boca a compañeras sin su consentimiento. Al tipo en cuestión se le debería caer
la cara de vergüenza por haber intentado ocultar lo que en realidad es y,
cuando se ha visto absolutamente acorralado, admitirlo y pretender salir de
rositas. No será así porque, como tal y como ha indicado el ministro de Cultura
y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, ‘hemos entendido que desde el momento
en que ha reconocido hechos y ha asumido responsabilidades nuestra obligación
es dar cumplida cuenta a eso’. Pues eso, cancelar sus funciones es parte de
esas responsabilidades”.
María Toca escribe en
Lapajareramagazine.com: “El comunicado del tenor español llega justamente
ahora… Cuando el Sindicato de Ópera de EEUU ha confirmado que 27 mujeres
confirman el acoso al que las sometió Plácido Domingo en el desempeño de su
profesión. Ahora. Justito cuando sale el informe y la amenaza de emprender
acciones legales contra él y el ejemplo de Weinstein, caminando en taca-taca
hacia una sentencia condenatoria y dura, asusta a los pervertidos acosadores. ‘Entiendo
ahora que alguna de esas mujeres pudiera tener miedo para expresarse
honestamente porque les preocupaba que sus carreras se vieran afectadas’,
expresó el tenor en un comunicado que ha remitido a Europa Press, en el que
también manifiesta que, aunque no fuese su ‘intención’, ‘nunca nadie debería
sentirse de esa forma’. Estas son las palabras que Plácido Domingo, publica el
mismo día en que se informa de la investigación realizado por la American Guild
of Music Artists. Qué mono y qué oportuno. Lo llaman ver las barbas del vecino
mojadas. Lo llaman cobarde manipulación. No es el arrepentimiento sincero y la
aceptación de la pena impuesta, no, se trata de salvar el culo y no afrontar un
juicio público como Weinstein. Imagino que los aplaudidores del divo, que los y
las defensoras a ultranza del tenor deberán emitir también un comunicado de
perdón a las víctimas de ese baboso que además es un enorme tenor de ópera. Y
deberán pedir muchos perdones porque al desfalco personal que sufre la víctima
cuando denuncia y hace públicas las vejaciones se suma la burla y la
humillación de ver como determinada gente se posiciona a favor de putañero. Sin
escucha y sin preguntas. Juzgando doblemente a la víctima con las consabidas
cuestiones ¿Por qué no denunció a tiempo? Por esto mismo, si en estos tiempos,
cuando las cosas andan bastante abiertas, la vilipendiáis, imagina hace veinte
o treinta años ¿Por qué no se negaron? Porque el abuso te noquea, te deja sin
criterio, sin reacción; cuando se produce la víctima es tachada de histérica,
mentirosa, interesada…o puritana. Luz de gas que hacen los pervertidos de
siempre: ‘estás loca…yo a ti, ni con palo. Qué más quisieras que yo te
tocara…Si todo es afecto, lo malinterpretas porque eres una retorcida’. Y se
calla para no padecer la doble condena. Y se guarda una el asco y la
humillación por el sobe, el frotado, la palabra fuera de lugar, la propuesta
inaceptable. Y se sigue camino con la cabeza baja. Hasta que las cosas se
disparan, brota la rabia y se comienza a hablar. Ellos son ‘pobrecitos víctimas’
de harpías que buscan notoriedad o dinero. Se les aplaude en la Scala, el
Real…O se solidarizan con ellos, como Ainoa Arteta ¿Dónde estás ahora que no se
te oye, querida? Ohhh, es encantador, me ayudó, es un gran cantante. Pues mira
sí, pero con solo mirar la historia nos encontramos con grandes genios en lo
suyo que violaron, maltrataron, abusaron, explotaron y vejaron a mujeres ¿Eran
genios? Seguro y todo lo demás también”.
Fotomontajes, imágenes y
fotos sorprendentes.
El más grande. #PlácidoDomingo, según Díaz
Ayuso.
José
Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, presente.
Puñales por la espalda. El PP de Casado y Cayetana usa a los mediomuertos de C´s para cargarse a Alfonso Alonso. Empieza la guerra civil pepera.
Tras la ejecución de Alfonso Alonso, así imaginamos a Feijóo ahora mismo.
La parte sediciosa de la segunda parte...
El coronavirus cuaresmal.
Un cómic de Astérix y Obélix de 2017 predijo el coronavirus en Italia.
Trump no ve el coronavirus.
El elefante invisible.
Una cometa roja en vuelo (Wild And Wonderful)
La locomotora que ascendió a los cielos.
El humor en la prensa de
esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Manel F. B. Vergara, Eneko, Pat, J. R.
Mora, Javirroyo, Enrique…
A la derecha.
Cita con Puigdemont.
Corrupción ciudadana.
Virus.
El heredero.
Coranavirus. Última hora.
Arrimadas, todos los caminos conducen a ...
Miedo.
Ilusionante comienzo, el café estaba bueno. Fernando Villalobos.
Pep Roig, desde Mallorca:
Productivos tiempos modernos, Alarmados tiempos modernos, Las pandemias, en
ciclos, Mentira ocurrente, Menguante…
Los vídeos de esta semana:
Plácido Domingo acepta “toda la responsabilidad” de las acusaciones por acoso sexual y pide perdón. Placido Domingo cancela sus actuaciones en el Teatro Real Ainhoa Arteta defiende a Plácido Domingo - El Hormiguero 3.0 El periodista Gabilondo, criticó en septiembre del 2019 que “aclamar” a Plácido Domingo tras las acusaciones de acoso sexual le parecían una “imbecilidad”. Gabilondo dijo de Plácido Domingo: “Meter las manos en el sujetador tampoco estaba bien visto antes”. Protección Civil alerta de que todas las personas vivas morirán en algún momento EL MUNDO TODAY 24 HORAS LATE MOTIV - Monólogo. Pues #LateMotiv665 Polònia 27/02/2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario