domingo, 1 de marzo de 2020

Plácido Domingo: del cielo de la gloria al infierno del rechazo, el deshonor y la deshonra.

Acoso en Do Mayor.

Cuando el 13 de agosto del año pasado se publicaron las primeras informaciones sobre el acoso sexual de Plácido Domingo, éste se limitó a denunciar “inconsistencias e inexactitudes”, al tiempo que se excusaba de que “las reglas y valores por los que hoy nos medimos son muy distintos de cómo eran en el pasado”. Poco después, se vio obligado por las mismas acusaciones a abandonar la Ópera de Nueva Yoork, así como la dirección general de la Ópera de Los Ángeles, un cargo que ostentaba desde 2003. En el mes de octubre de 2019, su discurso era muy distinto al del comunicado emitido cuatro meses después en el que declaraba: “Recientes acusaciones que han sido hechas en contra de mí en la prensa han creado una atmósfera en la que mi habilidad para servir a esta Compañía que tanto amo han sido comprometidas”. Y, a medida que se conocían nuevas informaciones, su incontestable éxito y poder se cerraba más en banda. La semana pasada, tras la sentencia del lunes al productor de Hollywood Harvey Weinstein, Plácido Domingo, el incontestable tenor español, publicaba un comunicado oficial en el que decía aceptar “toda la responsabilidad” de las acusaciones de acoso sexual vertidas contra él en los últimos meses. Las disculpas llegaban un día después de que Harvey Weinstein fuera declarado culpable en el juicio por violación que encendió la chispa del 'MeToo'. Y, su forma de expresarse cambió totalmente. En un inicio, Domingo había negado todo, asegurando que “el abuso” de su posición directiva dentro de la estructura administrativa de las Óperas de Washington y de Los Ángeles donde trabajaba era “tan imposible como inconcebible”. Hoy el cantante, director de orquesta, productor y compositor español que formó parte del trío de éxito de tenores junto al español, José Carreras, y al italiano, Luciano Pavarotti, acaba de pasar del cielo del éxito y la gloria al infierno del deshonor y la deshonra, y no precisamente por su voz potente y encantadora que sigue teniendo su atractivo.


Una investigación del sindicato estadounidense que representa a los artistas de ópera concluía a principios de la semana pasada que Plácido Domingo acosó sexualmente a una veintena de mujeres y abusó de su posición de autoridad, al ocupar puestos altos en la Ópera Nacional de Washington y la de Los Ángeles. Tras conocerse la noticia, el tenor cambió de actitud, pidiendo perdón y aceptando “toda la responsabilidad”. Según desvela la investigación de la agencia Associated Press, el músico mostró, durante más de dos décadas, “conductas sexuales inapropiadas” y abuso de poder. Los abogados, contratados por American Guild of Musical Artists (AGMA) para realizar la investigación, se entrevistaron, desde el pasado mes de septiembre hasta finales de diciembre, con 55 personas, de las cuales 27 reconocieron conductas inapropiadas del tenor. Al revelarse esta investigación, Domingo aceptó “toda la responsabilidad”, y pidió perdón a las mujeres que le acusaron de acoso sexual por “el dolor” que les causó. En un comunicado remitido a Europa Press, el tenor mostró respeto por sus compañeras de profesión, que en agosto de 2019 “se sintieron lo suficientemente cómodas para hablar” de lo ocurrido. “Entiendo ahora que alguna de esas mujeres pudiera tener miedo para expresarse honestamente porque les preocupaba que sus carreras se vieran afectadas”, reconoció Domingo. Y, después de “tomarse un tiempo durante los últimos meses” para analizar las acusaciones, el tenor español explicó que había “crecido con esta experiencia”. Y reconoció que, “aunque no fue mi intención, nunca nadie debería sentirse de esa forma”. 


Pero volvamos al pasado mes de agosto, cuando se hizo pública la investigación. De todas las víctimas, sólo una, Angela Turner Wilson, se atrevió a dar su nombre. El resto permaneció en el anonimato porque continuaba trabajando en el mundo de la música clásica y temía represalias. Turner decidió contar su testimonio. Plácido protestó contra los relatos, que eran “inexactos, tal como se presentaban” y que no se podían analizar comportamientos del pasado con los ojos de hoy.  Entre ellos, sólo aparecía el nombre de la mezzosoprano retirada, Patricia Wulf. La información de la agencia AP también recogió testimonios anónimos de varios empleados de la Ópera de Los Ángeles, quienes aseguraron que la dirección conocía la conducta del cantante. Melinda McLain, quien era coordinadora de producción en la Ópera de Los Ángeles entre 1986 y 1987 y trabajó con Domingo en la Houston Grand Opera, aseguró que tenía que hacer esfuerzos para no poner al tenor a ensayar en una habitación a solas con cantantes jóvenes, y que intentaba asignarle asistentes de vestuario masculinos. “Montábamos estrategias elaboradas para mantenerlo alejado de ciertas cantantes”, narró Melinda McLain, quien añadió que la estrategia que usaba era invitar a la esposa de Domingo, Marta, a las fiestas de la producción porque si ella estaba presente, él “se comportaba”. La agencia informa de que las víctimas han referido tocamientos no consentidos, peticiones insistentes de citas, intentos de besos en la boca y llamadas nocturnas. La cantante Angela Turner había actuado junto a Domingo en la ópera “Le Cid”, en la temporada 1999-2000.  Tenía 28 años y el tenor español, 59. Según relata, una tarde antes de la representación, Domingo y ella se estaban maquillando juntos en el camerino cuando él se levantó y le puso las manos sobre los hombros. Después, bajó las manos y le agarró los pechos por debajo del sostén. “Dolió. No fue suave. Me manoseó con fuerza”. Se sintió humillada y confiesa que quedó sorprendida por la actuación de Domingo.


La primera respuesta del tenor fue negarlo todo y afirmar que la gente “debería conocerle de sobra”. El pasado mes de noviembre, el artista recordaba que “los muchos que sí me han tratado saben que yo nunca me he comportado del modo acosador, agresivo y vulgar como en el que me han acusado”, alegando que, al cabo de más de medio siglo de vida pública, la gente “debería conocerme de sobra”. El tenor afirmaba, en diciembre, que las denuncias habían sido “una ofensa”. “Las acusaciones que me hacen no tienen sentido”, declaró en una entrevista en El País. En la misma admitía que, “en algunos sitios, no se les puede ya decir nada. El uso del piropo, por ejemplo, qué buen traje traes, qué bien te ves, eso era algo que podías decir hace 30 años, incluso hace dos”, añadió. Finalmente, Plácido Domingo señaló que estaba “comprometido” a acometer un cambio “positivo” en la industria de la ópera para que “nadie tenga que pasar por lo mismo. Mi ferviente deseo es que esto resulte en un espacio más seguro para trabajar, y espero que mi ejemplo empuje a otros a seguir mis pasos”. El sindicato de artistas musicales de EE.UU. (American Guild of Musical Artists) concluía que el tenor español mantuvo un patrón de conducta sexual inapropiada y de abuso de poder durante al menos dos décadas cuando ocupaba la dirección de la Ópera Nacional de Washington y la de Los Ángeles. Y The Associated Press adelantó que, entre los meses de septiembre y diciembre pasados, los abogados del sindicato estadounidense que representa a los artistas de ópera dijeron haber experimentado o presenciado un comportamiento sexualmente inapropiado por parte de Plácido Domingo en los años noventa y 2000, y que la mala reputación del tenor era algo conocido en ambas casas de ópera. En un comunicado remitido a Europa Press, Domingo mostró su respeto por sus compañeras de profesión, que, en agosto de 2019, “se sintieron lo suficientemente cómodas para hablar” de lo ocurrido. El músico español se expresó así meses después de que salieran a la luz las primeras denuncias de acoso sexual. Las acusaciones sobre Domingo precipitaron en los meses siguientes cancelaciones de algunas de sus actuaciones por todo el mundo –como las de la Ópera de San Francisco y la de Dallas–, y provocó además que el tenor dimitiera como director general de La Ópera de Los Ángeles.

De Harvey Weinstein a Plácido Domingo de cómo el mundo ha cambiado tras el estallido del #MeToo.

Ana Requena Aguilar, bajo el título “De Harvey Weinstein a Plácido Domingo: de cómo el mundo ha cambiado tras el estallido del #MeToo”, escribe en Eldiario.es del pasado miércoles: “Que el #MeToo no necesitaba ninguna decisión judicial para certificarse como uno de los grandes movimientos de cambio de los últimos años era algo sabido. Más allá de lo que sucediera en los tribunales, la ruptura histórica del silencio de las mujeres alrededor de la violencia sexual y el acoso y su repercusión social y política internacional es ya un sello de nuestros días. Sin embargo, en menos de 24 horas, dos decisiones le han dado al movimiento el respaldo 'oficial' definitivo: el lunes, un jurado declaró culpable al productor Harvey Weinstein de dos delitos sexuales; este martes, una investigación oficial concluye que Plácido Domingo acosó sexualmente a varias mujeres y ejerció abuso de poder. Dos hombres poderosos en la industria cultural, dos historias reveladas por medios de comunicación, símbolos de ese 'Yo También', una certeza ahora consolidada: Weinstein y Domingo acosaron y abusaron (…) De Weinstein a Domingo ha habido otros casos, muchos, la mayoría, con menos repercusión o que sencillamente han pasado desapercibidos por cotidianos. No fue así con Bill Cosby que, en 2018, fue declarado culpable de tres delitos de agresión sexual y pasa sus días en una cárcel de Phoenix. La coincidencia de estos tres casos en el mundo de la cultura revela también hasta qué punto la industria del espectáculo había interiorizado la cosificación de las mujeres y el 'peaje' que muchas tenían que pagar para seguir en ella”.

Plácido Domingo y sus defensores y defensoras.

Al conocerse la primera noticia sobre el acoso de Plácido Domingo, varios medios de comunicación, políticos y artistas pusieron en duda a las víctimas antes de que la investigación se llevase a cabo. Rafael Hernando, del PP, espetó: “Lo de Plácido Domingo prueba que el puritanismo revisionista, se está convirtiendo en el Macarthysmo de hoy. Denuncias anónimas y otras que buscan protagonismo en horas bajas, destruyen honor y uno de los pilares del estado de derecho: la presunción de inocencia”. La misma Cayetana Álvarez de Toledo argumentó que “todavía no se ha publicado nada” que justifique “el histérico linchamiento” contra el tenor. El diputado de Vox, Hermann Tertsch, publicó un tuit en que ironizaba con la denuncia de las nueve mujeres. Igualmente, la diputada de Vox, Carla Toscano, aseguró que Domingo era una nueva víctima de “la tiranía del #MeToo y del feminismo”.  Y Vox siguió y sigue defendiendo a Plácido Domingo, a pesar de admitir el acoso sexual. Por su parte, el periodista Rubén Amón publicó un artículo, en el diario El País, en el que explicaba que “la precariedad de las acusaciones del cantante” no guardaba “proporción con la demolición de su imagen”. Y, al conocer la noticia, aseguraba que “la decepción es proporcional”. Igualmente, el coliseo madrileño publicó un comunicado en el que reiteraba “su admiración y reconocimiento por todo lo que representa su extraordinaria carrera para la lírica española e internacional, y por su ejemplar trayectoria en esta institución”, dejando clara su posición. Isabel Díaz Ayuso se hizo eco de la portada de ABC del 30 de noviembre pasado que exculpaba al tenor, añadiendo que era “el más grande”. Además, le recibió durante la inauguración del Belén de la madrileña plaza de Sol, en la que se fotografió con Domingo y destacó el apoyo que, según ella, recibió ese día de la gente el tenor de 78 años. Luego, dijo en una entrevista en televisión que “hay que separar al profesional de la persona” y que es “una lástima” la cancelación de sus actuaciones pendientes. “Que le cierren la puerta de teatros de todo el mundo es una gran pérdida para todos en la música. Ha sido admirado por su trabajo y por el talante que siempre ha mostrado”, dijo la edil.

     Ainhoa Arteta defiende a Plácido Domingo.

La cantante de ópera, Ainhoa Arteta, se sumó a la lista de intérpretes que salieron en defensa de Plácido Domingo y le defendió en multitud de ocasiones. “Lo de Domingo –declaró la artista vasca– es una caza de brujas”. Y en otra ocasión: “¿Qué hay de malo en que a un hombre le gusten las mujeres?”. El dramaturgo Albert Boadella, presidente de Tabarnia, trató de defender a Plácido Domingo con unas polémicas palabras: “Las manos de un macho no están para estar quietas”. Norma Duval incluso abogó para que el tenor tomara cartas en el asunto: “Debería denunciar él”.  La vedette consideraba que “no es justo” que gente “anónima” denuncie cuarenta años después y aseguró que el lírico es “un auténtico caballero, un señor”, aconsejando al tenor a que denunciase él porque “no veo justo que, después de cuarenta años, aparezca gente anónima y digan que han abusado de ellas”. “Si no fue una relación consentida, pues haber denunciado”, indicó la actriz. “Cargarse una carrera así es tremendamente terrible”.  La vedette, por otro lado, aseguró que, durante su dilatada trayectoria profesional, tuvo que darle “una hostia” a un acosador al que, a la postre, denunció. “Si has tenido un día de acoso, tienes que denunciar”, sentenció Duval. Y la cantante Paloma San Basilio aseguró que Plácido Domingo “siempre fue un caballero, un gran compañero y un generoso artista, de los que no abundan”.

Según informó la agencia de noticias AP, nueve mujeres le acusaron de acoso.

El tenor se enfrenta a nueve acusaciones de cantantes y bailarinas, que han relatado que vivieron episodios de un comportamiento inadecuado. Su caso es solamente uno de los muchos que han venido aconteciendo en el mundo de la música clásica en los últimos tiempos. Plácido Domingo se despertó el pasado martes con una de las peores noticias de su vida. Según informaba AP, nueve mujeres le acusan de acoso sexual en los años ochenta, época en la que había trabajado con ellas. Las revelaciones son durísimas para el tenor y director artístico, con indicaciones sobre tocamientos, propuestas incómodas y, en ocasiones, relaciones sexuales que alguna de las denunciantes no quería haber tenido. El mundo de la ópera reaccionó de forma ambivalente. En EEUU, la Ópera de Filadelfia y la de San Francisco anunciaron las cancelaciones de sendos conciertos que tenían contratado con el tenor, pese a que no hay sentencia concluyente acerca de las acusaciones. La Ópera de Los Ángeles, en la que trabaja Domingo como director general desde 2003, anunció que abriría una investigación. En España, sin embargo, la respuesta fue mucho más cautelosa y varias sopranos como Ainhoa Arteta, Pilar Jurado –actual presidenta de la SGAE– y Ángeles Blancas, salieron en defensa del tenor. Es más, según comentaron allegados de Domingo al ediario.es, el tenor era “una persona excelente” y “muy caballerosa” a la que nunca se la había visto un gesto extraño. La soprano Ruth Iniesta (Zaragoza, 1985), contó: “Mi experiencia con Plácido Domingo ha sido muy breve, pero fue una persona encantadora y muy respetuosa…Creo que se está ajusticiando a una persona y hay mucha sed de sangre”. 

Plácido Domingo aceptó toda la responsabilidad de las acusaciones de acoso sexual y pidió perdón por el dolor causado.

Su caso es solamente uno de los muchos que han venido aconteciendo en el mundo de la música clásica en los últimos tiempos. Plácido Domingo se despertó el pasado martes con una de las peores noticias de su vida. Según informa la agencia de noticias AP, nueve mujeres le acusan de acoso sexual en los años ochenta, época en la que había trabajado con ellas. Las revelaciones son durísimas para el tenor, con indicaciones sobre tocamientos, propuestas incómodas y en ocasiones relaciones sexuales que alguna de las denunciantes no quería haber realizado. El mundo de la ópera reaccionó de forma ambivalente. En EEUU, la Ópera de Filadelfia y la de San Francisco anunciaron las cancelaciones de sendos conciertos que tenían contratado con el tenor, pese a que no hay sentencia concluyente acerca de las acusaciones. La Ópera de Los Ángeles, en la que trabaja Domingo como director general desde 2003, anunció que abriría una investigación. En España, sin embargo, la respuesta fue mucho más cautelosa y varias sopranos como Ainhoa Arteta, Pilar Jurado –actual presidenta de la SGAE y Ángeles Blancas, salieron en defensa del tenor. Es más, según comentaron allegados de Domingo al ediario.es, el tenor era “una persona excelente” y “muy caballerosa” a la que nunca se la había visto un gesto extraño. La soprano Ruth Iniesta (Zaragoza, 1985), contó su experiencia a eldiario.es: “Mi experiencia con Plácido Domingo ha sido muy breve, pero fue una persona encantadora y muy respetuosa…Creo que se está ajusticiando a una persona y hay mucha sed de sangre”.

Gabilondo se siente muy entristecido por la ovación a Plácido Domingo.

Hace seis meses, Iñaki Gabilondo ya explicaba en el programa “La Sexta Noche” que en torno a este tipo de asuntos “hay dos miradas: la norteamericana, mucho más severa”, y la europea, “mucho más condescendiente”. El periodista recordó el caso de Salzburgo, donde el tenor “fue recibido con una estruendosa ovación”. Algo por lo que Gabilondo se sentía “muy entristecido” y no podía tolerar. A su juicio, mientras no se esclareciera lo sucedido, es “una imbecilidad” que aclamen a Domingo, aunque rechaza denostarlo de forma definitiva antes de que se resuelva lo sucedido. Sin embargo, el locutor apunta a que, según van las cosas, no vaya a terminar bien para el cantante operístico. Del mismo modo, subraya que, “si tú te colocas detrás de una mujer y le tocas los pechos, te puedo asegurar que tampoco entonces se consideraba normal”.


Por de pronto, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) canceló la participación de Plácido Domingo en las actuaciones previstas en el Teatro de la Zarzuela para el 14 y 15 de mayo próximos “en solidaridad con las mujeres afectadas”. La cancelación, señala en una nota el Inaem, se determina “ante la gravedad de los hechos y tras las declaraciones de Plácido Domingo en las que asume ‘la plena responsabilidad de sus acciones’, en solidaridad con las mujeres afectadas y haciendo efectiva esa responsabilidad reconocida por el artista”. Inaem lanzó un comunicado en el que considera “la gravedad de los hechos” y las declaraciones en las que Domingo asume la “plena responsabilidad de sus acciones” le llevan a solidarizarse con las mujeres afectadas y a cancelar tanto el concierto de celebración de los 50 años de carrera del tenor en la Zarzuela, como su participación en la función de Luisa Fernanda, que sí se mantendrá en la programación del teatro. “El Inaem y el ministerio de Cultura y Deporte manifiestan su firme apoyo a las mujeres y el rechazo a todo tipo de acoso, comportamiento abusivo o expresión de dominación”, añade el comunicado. La decisión del teatro dependiente del organismo gubernamental es la primera suspensión de un concierto en España y, que ha trascendido, en Europa.


Cristina Fallarás, en su artículo “En algo nos equivocamos, queridas”, aparecido en Público, comenta: “Desde que, hace un par de días, Plácido Domingo entonó el mea culpa, son muchos y muchas quienes cargan contra aquellos que le defendieron. Piden que ahora hagan pública su condena, que se desdigan, que pidan disculpas. Y en ese pedir se da por hecho que uno puede cambiar de opinión según lo diga un hombre o una mujer. Sirva el tan traído y llevado caso del periodista Rubén Amón, uno de los pocos que sí se ha desdicho (…) Creímos, bobas de nosotras, que ahora que cunde la palabra de las mujeres, algo habría cambiado. Pero no. Frente a la denuncia de agresión por parte de cerca de una treintena de personas (27 según la investigación) más otro puñado que admitía saberlo, era más creíble la palabra de una sola persona, la acusada de agresión. (…) En las numerosas tertulias en las que participé, y en todas las que escuché cuando se le denunció, aparecía una pregunta: ¿Y por qué denuncian justo ahora? Porque pueden. Hasta hace tres o cuatro años, las mujeres sencillamente no teníamos dónde denunciar las agresiones sexuales que habíamos sufrido y seguimos sufriendo. Porque era la voz del hombre la única que tenía espacio, como ya he dicho. Sin embargo, algo ha cambiado. ¿Qué ha cambiado? Los medios de comunicación de masas (…) ¿Qué ha pasado, pues, para ese repentino caernos del guindo? Que han aparecido las redes sociales. O sea, un medio de comunicación de masas que no necesita inversión de capital. Porque quien maneja habitualmente el capital, o sea el poder, o sea el discurso, o sea ‘la realidad’ misma, es el hombre, blanco y rico. Y los colectivos anteriormente citados por fin han encontrado un lugar para describirse y denunciar (…) Así que, incautas de nosotras, llegamos a la conclusión de que, por fin, el testimonio de las mujeres era innegable. Que el hecho de que millones de mujeres pudieran por fin alzar la voz traía como consecuencia que ya no se pusieran en duda sus denuncias. ¡Ay, cuánto nos equivocábamos! Nos equivocamos y la evidencia está en el caso de Plácido Domingo. Frente a un grupo de una treintena de mujeres agredidas denunciando al hombre, se opta por dar credibilidad a la voz del hombre agresor, un solo hombre. Ahora, se ha dado un paso más, brutalmente desalentador. Ha tenido que ser ese mismo hombre quien admita su agresión para dar crédito a dicha violencia. Incluso aquellos que dieron cierto crédito a las denunciantes, han respirado ahora aliviados ante la confesión del tenor. O sea, todos ellos han necesitado la palabra del hombre, de un solo hombre, para que el asunto ‘quede finalmente claro’. En ese ‘finalmente’ palpita el dolor. Porque debería haber quedado finalmente claro cuando eran varias las personas que denunciaban las agresiones a lo largo del tiempo. Pero, ah, esas personas eran mujeres. O sea, que quizás todo lo que creíamos que se había adelantado no ha servido de mucho, la verdad”.


Juan Carlos Escudier titula “Presunción de inocencia y verosimilitud” el artículo de Público que habla de nuestro personaje. Y dice de él: “Es improbable que el reconocimiento por parte de Plácido Domingo de que fue un acosador y de que durante dos décadas abusó de su poder en el mundo de la ópera para ejercer violencia sexual e intimidar a jóvenes cantantes y bailarinas que temían que rechazarle abiertamente supusiera el fin de sus carreras haya provocado en el tenor algo parecido al arrepentimiento. Es más, pareciera que el divo hubiera estado en el escenario interpretando una obra en tres actos: en el primero, negó todo y atribuyó las denuncias a una campaña para denigrarle (aplausos); en el segundo, explicó que su comportamiento nunca fue agresivo sino galante y que no se podía juzgar con los ojos del presente sus ‘interacciones’ sino con los ‘estándares’ de la época (tímidas palmas); finalmente, sabedor de que el telón caía irremisiblemente sobre su cabeza tras la investigación de la American Guild of Musical Artists (AGMA), ha pedido perdón por el dolor causado y ha dicho que asume toda la responsabilidad (silencio sepulcral). Descartado el rubor en el pétreo rostro del artista, hay quienes sí han enrojecido tras sus enardecidas defensas de la honorabilidad del cantante, sus apelaciones a la ejemplaridad demostrada en toda su trayectoria y la consideración de que la auténtica víctima era él, objetivo inocente del #MeToo y del feminismo radical. En muchas de estos alegatos, junto a esa fe ciega que tantas manos ha abrasado de ponerlas en el fuego, se usó como argumento la consabida presunción de inocencia que una vez más opinaban– se había transgredido…


“El periodismo –prosigue Escudier– no aspira a la verdad absoluta ni puede establecer sin ningún género de dudas que la mano de Domingo fue a la rodilla y no al muslo. Su objetivo es perseguir dicha verdad con denuedo, o como explicaba Jean Daniel, fundador de Le Nouvel Observateur, buscar lo verosímil. En este caso, lo verosímil no era que decenas de personas se hubieran confabulado para verter insidias contra el buen nombre de Plácido Domingo, sino que el tenor se había prevalido de su condición de ‘Dios’ de la ópera para amedrentar, vejar o llevarse al huerto a quienes temían que un rechazo les apartara de su profesión o, cuando menos, perjudicara su proyección. No es que los ahora desengañados por el mea culpa del baboseante tenor hicieran mal en amparar su presunción de inocencia, que siempre la ha tenido; es que ignoraron por complicidad personal u obcecación ideológica la verosimilitud de una historia que difícilmente podría ser el resultado de una conspiración sino de la experiencia vivida por sus protagonistas. Había sobras razones para creer a estas mujeres y prefirieron engañarse a sí mismos y negar no solo la realidad sino otra presunción: la de que los que tienen poder tienden a abusar de él”.


Por su parte, David Torres, en “Una luz en la Ópera”, cuenta: “Puesto que, en su primer pliego de descargo el pasado agosto, Domingo no negaba de plano las acusaciones, sino que más bien manifestaba el desconcierto de que sus avances amorosos pudiesen haber sido malinterpretados, parece que habla completamente en serio cuando advierte: ‘Entiendo ahora que alguna de esas mujeres pudiera tener miedo para expresarse honestamente porque les preocupaba que sus carreras se vieran afectadas’. Entiende ahora, en medio de un escándalo de resonancia mundial, los mecanismos del abuso del poder, la triste realidad que tantas subalternas y empleadas han sufrido en sus propias carnes, sin metáforas, por miedo a perder el empleo. En la ópera, en la oficina, en los colegios, en las universidades, en los despachos de abogados, en las redacciones de periódicos, en los partidos políticos, en las empresas públicas y privadas, en cualquier parte. No hay que atribuir al cinismo ni a la ingenuidad estas declaraciones, sino más bien a la certeza de que vivimos todavía, en el tercer milenio, conforme a un modelo medieval donde el macho dominante es el centro del universo y el derecho de pernada una línea escrita con tinta invisible en los estatutos laborales. Probablemente, Domingo sea sincero y lo haya sido desde el primer momento, pero causan asombro y desaliento los alabarderos numantinos son legión, por desgracia– que aún siguen intentando disculpar lo que no tiene disculpa ninguna, achacando a una conspiración de los medios o a una cruzada feminista las secuelas de una conducta repugnante. El machismo está tan arraigado, tan hundido en los cimientos de nuestra cultura, que, en la más célebre superproducción de Hollywood sobre el tema, Acoso, el protagonista que sufre los abusos es un hombre, Michael Douglas, en manos de una malvada ejecutiva interpretada nada menos que por Demi Moore. Es difícil llevar el ridículo y la fantasía sexual más lejos”.


“Asisto perplejo –declara David Bollero al lamentable espectáculo que se está dando con el caso Plácido Domingo. Después de que el propio tenor reconociera su acoso sexual a cerca de una treintena de mujeres hay quien todavía se cuestiona si se deben o no cancelar sus actuaciones. De nuevo, el machismo enraizado hasta el tuétano de los huesos: ¿cómo es posible que a artistas como César Strawberry se le cancelen conciertos por unos tuits y a Plácido Domingo, cuyos abusos están probados, se le siga pasando la mano por el lomo? Plácido Domingo ha dejado patente que, además, de haber acosado, ha mentido. Ha pasado de hablar de ‘un comportamiento coqueto’ a reconocer que llegó a besar en la boca a compañeras sin su consentimiento. Al tipo en cuestión se le debería caer la cara de vergüenza por haber intentado ocultar lo que en realidad es y, cuando se ha visto absolutamente acorralado, admitirlo y pretender salir de rositas. No será así porque, como tal y como ha indicado el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, ‘hemos entendido que desde el momento en que ha reconocido hechos y ha asumido responsabilidades nuestra obligación es dar cumplida cuenta a eso’. Pues eso, cancelar sus funciones es parte de esas responsabilidades”.


María Toca escribe en Lapajareramagazine.com: “El comunicado del tenor español llega justamente ahora… Cuando el Sindicato de Ópera de EEUU ha confirmado que 27 mujeres confirman el acoso al que las sometió Plácido Domingo en el desempeño de su profesión. Ahora. Justito cuando sale el informe y la amenaza de emprender acciones legales contra él y el ejemplo de Weinstein, caminando en taca-taca hacia una sentencia condenatoria y dura, asusta a los pervertidos acosadores. ‘Entiendo ahora que alguna de esas mujeres pudiera tener miedo para expresarse honestamente porque les preocupaba que sus carreras se vieran afectadas’, expresó el tenor en un comunicado que ha remitido a Europa Press, en el que también manifiesta que, aunque no fuese su ‘intención’, ‘nunca nadie debería sentirse de esa forma’. Estas son las palabras que Plácido Domingo, publica el mismo día en que se informa de la investigación realizado por la American Guild of Music Artists. Qué mono y qué oportuno. Lo llaman ver las barbas del vecino mojadas. Lo llaman cobarde manipulación. No es el arrepentimiento sincero y la aceptación de la pena impuesta, no, se trata de salvar el culo y no afrontar un juicio público como Weinstein. Imagino que los aplaudidores del divo, que los y las defensoras a ultranza del tenor deberán emitir también un comunicado de perdón a las víctimas de ese baboso que además es un enorme tenor de ópera. Y deberán pedir muchos perdones porque al desfalco personal que sufre la víctima cuando denuncia y hace públicas las vejaciones se suma la burla y la humillación de ver como determinada gente se posiciona a favor de putañero. Sin escucha y sin preguntas. Juzgando doblemente a la víctima con las consabidas cuestiones ¿Por qué no denunció a tiempo? Por esto mismo, si en estos tiempos, cuando las cosas andan bastante abiertas, la vilipendiáis, imagina hace veinte o treinta años ¿Por qué no se negaron? Porque el abuso te noquea, te deja sin criterio, sin reacción; cuando se produce la víctima es tachada de histérica, mentirosa, interesada…o puritana. Luz de gas que hacen los pervertidos de siempre: ‘estás loca…yo a ti, ni con palo. Qué más quisieras que yo te tocara…Si todo es afecto, lo malinterpretas porque eres una retorcida’. Y se calla para no padecer la doble condena. Y se guarda una el asco y la humillación por el sobe, el frotado, la palabra fuera de lugar, la propuesta inaceptable. Y se sigue camino con la cabeza baja. Hasta que las cosas se disparan, brota la rabia y se comienza a hablar. Ellos son ‘pobrecitos víctimas’ de harpías que buscan notoriedad o dinero. Se les aplaude en la Scala, el Real…O se solidarizan con ellos, como Ainoa Arteta ¿Dónde estás ahora que no se te oye, querida? Ohhh, es encantador, me ayudó, es un gran cantante. Pues mira sí, pero con solo mirar la historia nos encontramos con grandes genios en lo suyo que violaron, maltrataron, abusaron, explotaron y vejaron a mujeres ¿Eran genios? Seguro y todo lo demás también”.

Fotomontajes, imágenes y fotos sorprendentes.

      El más grande. #PlácidoDomingo, según Díaz Ayuso. 



José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, presente.

Puñales por la espalda. El PP de Casado y Cayetana usa a los mediomuertos de C´s para cargarse a Alfonso Alonso. Empieza la guerra civil pepera.

Tras la ejecución de Alfonso Alonso, así imaginamos a Feijóo ahora mismo.

 La parte sediciosa de la segunda parte... 



 El coronavirus cuaresmal. 



 Un cómic de Astérix y Obélix de 2017 predijo el coronavirus en Italia.

Trump no ve el coronavirus.

El elefante invisible. 



Una cometa roja en vuelo (Wild And Wonderful)



La locomotora que ascendió a los cielos.


El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Manel F. B. Vergara, Eneko, Pat, J. R. Mora, Javirroyo, Enrique…









 A la derecha.
Cita con Puigdemont. 

 Corrupción ciudadana.

 Virus.




 El heredero.


 Coranavirus. Última hora.

Arrimadas, todos los caminos conducen a ...



Miedo.


Ilusionante comienzo, el café estaba bueno. Fernando Villalobos.

Pep Roig, desde Mallorca: Productivos tiempos modernos, Alarmados tiempos modernos, Las pandemias, en ciclos, Mentira ocurrente, Menguante… 







Los vídeos de esta semana:

Plácido Domingo acepta “toda la responsabilidad” de las acusaciones por acoso sexual y pide perdón. Placido Domingo cancela sus actuaciones en el Teatro Real Ainhoa Arteta defiende a Plácido Domingo - El Hormiguero 3.0 El periodista Gabilondo, criticó en septiembre del 2019 que “aclamar” a Plácido Domingo tras las acusaciones de acoso sexual le parecían una “imbecilidad”. Gabilondo dijo de Plácido Domingo: “Meter las manos en el sujetador tampoco estaba bien visto antes”. Protección Civil alerta de que todas las personas vivas morirán en algún momento EL MUNDO TODAY 24 HORAS LATE MOTIV - Monólogo. Pues #LateMotiv665 Polònia 27/02/2020

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