“La carita del rey y alrededores”.
Cuenta David Torres en un
artículo en Público que, a la autoridad pertinente -el rey Felipe VI- la vimos
la semana pasada el día en que Pedro Sánchez prometía el cargo de presidente
del gobierno con una carita de mala hostia alucinante, un ceño fruncido y más
tenso que Mad Max en una gasolinera de autoservicio. “Daba la impresión de que
Sánchez le debiese dinero, o que hubiese llegado a presidente a través de una
carambola genética, como un borbón cualquiera, en lugar de ser elegido en un
proceso democrático. Probablemente le reprochaba que, por culpa suya, se
hubieran oído en mitad de las algaradas callejeras gritos contra la monarquía
en general y contra la suya en particular. Se conoce que el rey sólo sonríe
cuando le da la real gana y que en el sueldazo que le pagamos todos los
españoles no viene incluido el disimulo.
“Esa jeta de pocos amigos
con que el jefe del Estado inaugura la presente legislatura viene acompañada
por diversas manifestaciones de cólera, cabreo y malestar desde diversas
instituciones. Medio centenar de mandos militares retirados, hartos de jugar a
la petanca, a las damas y al Stratego, pidieron a las Fuerzas Armadas que
derrocaran a Pedro Sánchez antes de que España se rompa del todo. Para evitar
un golpe de Estado no hay nada más efectivo que otro golpe de Estado, aunque el
primero sea imaginario y el segundo, afortunadamente, también. A fin de
cuentas, España es un país con una vieja tradición de rebeliones militares,
ruido de sables y generales contrariados: no hay más que recordar a Francisco
Beca Casanova, quien hace sólo tres años decía que se iba a quedar corto
fusilando a 26 millones de españoles.
“Por el lado civil, la
cosa también anda calentita y Laura del Río, una exalcaldesa del PP de un
pueblo de Segovia, dijo que lo que se merece ‘el hijo de la gran putísima’ de
Sánchez es un tiro en la nuca. Esta muestra exquisita de la educación y savoir
faire de la derecha resume las acusaciones de golpismo e ilegitimidad que sus
próceres vienen repitiendo desde hace años, aunque Laura del Río todavía no ha
explicado si a ella le pasa lo mismo que a la presidenta de la Comunidad de
Madrid, Isabel Díaz Ayuso: que le gusta la fruta. Por su parte, Juan Roig,
presidente de Mercadona, advirtió a Sánchez sobre el peligro del clima político
español para las inversiones extranjeras, pese a que, después de la sesión de
investidura, el Ibex experimentó la mayor subida desde febrero de 2020.
“Mucho más categórico ha
sido Antonio Huertas, presidente de Mapfre, quien asegura que no puede aceptar
los pactos de Sánchez de ninguna manera y que él se rebela. Declaraciones que
han dado lugar a un maremoto de protestas y promesas de cancelación con la
compañía aseguradora en las redes sociales, pero lo más seguro es que Huertas
tenga contratado un seguro a todo riesgo para estas eventualidades. Imagino que
Sánchez y los suyos, entre la lluvia de almohadillas y mientras salen a hombros
de la plaza a ritmo de pasodoble, deben de estar pensando en esa frase
falsamente atribuida al Quijote: ‘Ladran, luego cabalgamos’ ”.
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