El Vaticano elige a un papa argentino, tolerante con el nacismo y las dictaduras y desbordado por la corrupción.
El cónclave de 115 cardenales.
De los 115 cardenales reunidos el martes pasado
en el cónclave, 62 de ellos eran europeos y sólo 28, italianos, la quinta
parte. La prensa italiana enfocó la noticia como una final de la Copa del Mundo de fútbol y se
empeñó en que los cardenales de su país habían pactado un candidato único para
evitar por tercera vez consecutiva un papa no italiano. Llevan ya 35 años sin
un pontífice de Génova (Benedicto XV), de Brescia (Pablo VI) o de la misma Roma
(Pío XII). El cónclave del que salió el polaco Juan Pablo II estaba formado por
111 cardenales y, entre ellos, 25 italianos, o sea, una proporción similar. Los
cardenales de la catolicísima España, cuyos reyes ganaron el título de
Católicos por sus servicios a la cristiandad romana, no figuraban en la
cartografía de los elegibles. Indudablemente, pesaban más los cardenales
europeos que los treintitrés americanos, los once africanos, los diez asiáticos
y el único de Oceanía. Y, entre los
países, los decisivos eran tres: Italia (28), Estados Unidos (11), y Alemania
(6). España e India se situaban inmediatamente después por su número, pero no
por su peso en la elección. Los once cardenales estadounidenses eran un bloque
bastante compacto, al contrario de los italianos, que luchaban a muerte entre
ellos para destacar. Aunque quienes más sobresalían, al menos, negativamente,
eran los 38 purpurados curiales, es decir, los miembros de esa vapuleada curia
romana, que habían dado al mundo el pésimo ejemplo del escándalo Vatileaks.
Un grupo acusado de acumular poder, de no escuchar a los obispos, de haberse
erigido, en suma, en una especie de élite entregada a sus propias guerras y
desconectada de la Iglesia
real. Desgraciadamente, la curia era el
lugar donde más divisiones había. Y en este cónclave se presentaban al menos
dos frentes bien diferenciados: los diplomáticos, fieles al cardenal Angelo
Sodano (de 85 años, y por eso, fuera del cónclave), y los que apoyaban a
Tarcisio Bertone, mano derecha de Benedicto XVI. Este contaba con muchos
cardenales de su lado. Entre ellos, los españoles Antonio Cañizares, y Santos
Abril y Castelló, que estaban en la curia. Este último era diplomático, y
guardaba sus buenas relaciones con el grupo de Sodano, lo que le permitiría
servir de puente entre ambas facciones. Pero las negociaciones podían ser
arduas y difíciles. Conseguir 77 votos no era sencillo para ninguno de los
candidatos.
Los cardenales entran en
la capilla Sixtina.
Entre los 115 cardenales de la Iglesia Católica
Romana encerrados en la
Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa después de una turbulenta semana de complots, intrigas e
intercambios secretos, en los que el Espíritu Santo fue la coartada y
los papeles del Vati-Leaks, el Vati-Sex y el Vati-Bank,
el material para encender en las tuberías de donde saldría la “fumata bianca”,
se introdujo una docena de “papables” que, para no pocos, resultaban,
paradójicamente, impapables, por haber sido,
defensores o cómplices de los curas pedófilos. Entre los
señalados por la Red de Supervivientes de los
que sufrieron Abusos por Sacerdotes (SNAP) –una organización de EEUU que había divulgado en Roma su
lista negra de la “sucia docena”–, destacan al Camarlengo, Tarcisio Bertone, secretario de Estado de
Benedicto XVI. La
SNAP recordaba que el cardenal Bertone había afirmado en su
día no creer que a un obispo se le tuviera que exigir que denunciara a un
sacerdote acusado de abuso sexual, porque “si un sacerdote no puede confiar en
su obispo por temor a ser denunciado, significaría que no hay libertad de
conciencia”. Le seguían en esa lista el cardenal italiano, Angelo Scola; el
canadiense, Marc Ouellet; el ghanés, Peter Turkson; el mexicano, Norberto Rivera Carrera,
arzobispo de México DF, amigo de Marcial Maciel y cómplice en
la ocultación y defensa de curas pederastas; el hondureño,
Oscar Rodríguez Madariaga, (que habría afirmado: “Iría con
mucho gusto a la cárcel antes que hacer daño a mis sacerdotes, ya que yo no soy
un policía”); los estadounidenses Timothy Dolan (Nueva York), Donald Wuerl
(Washington) y Sean O'Malley (Boston); el argentino Leonardo Sandri,
el australiano George Pell; o el checo Dominik Duka...
Pero también aparecían otros
cardenales, como el arzobispo de Los Ángeles, cardenal Roger Mahony,
quien diera luz verde al acuerdo de dar, a las cuatro víctimas de abusos
sexuales, 10 millones de dólares para evitar el juicio. También él estaba en
Roma para elegir al nuevo Papa a pesar de la movilización de 10.000 católicos
que pedían su retirada por proteger a curas pederastas El exsacerdote Michael
Baker, vinculado al caso, habría abusado de menores, en la década de los
setenta, según dijeron los abogados a la CNN. El cardenal de Los Ángeles solicitó que
Baker se sometiera a tratamiento psicológico y le permitió posteriormente
volver a ejercer el sacerdocio, reincidiendo en la pederastia.
Baker fue condenado en el 2007 por el abuso de un menor. Pero el cardenal
Mahony asistió al Cónclave de Roma, pese a la cadena de críticas de católicos norteamericanos
en su contra. A Rivera, Pell, Dolan, O'Malley y Wuert les acusaban de
“ocultación de casos”; al canadiense Ouellet de “negarse a reunirse con
víctimas y de negociar con el cardenal escocés O'Brien”, que renunció tras ser
acusado de “conductas impropias” con jóvenes sacerdotes. “Nosotros decimos
–precisaron– que son los hechos y no las palabras los que protegen a los niños
y cuando los obispos hacen comentarios públicos que hieren, causan más dolor a
las víctimas”. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, no tuvo empacho en
juzgar a esta Red de Víctimas: “No corresponde a esta asociación decir quién debe
entrar en el Cónclave o calificar a los cardenales que se
reúnen”. Sólo dos cardenales se vieron obligados a no asistir a Roma: el
británico Keith O'Brien, exarzobispo de St. Andrews y Edimburgo, acusado de
“comportamiento inapropiado” hacia otros religiosos en los años ochenta, y el
indonesio Julius Riyadi Darmaatmadja, por “motivos de salud”.
En la tarde del miércoles, la fumata blanca del
Vaticano anunciaba “Habemus papam”. Era el Sumo Pontífice número 266. No se
trataba de ningún candidato de origen italiano, ni europeo, sino, por primera
vez, argentino. El arzobispo de Buenos
Aires y cardenal, Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, sería quien ocuparía la
silla de Pedro con el nombre de Francisco I. Era el primer latinoamericano y el
primer miembro de la compañía de Jesús que dirigiría la Iglesia católica. Había estudiado y se había graduado como ingeniero químico,
pero, después, había elegido el sacerdocio y entró en el seminario de Villa
Devoto. El 11 de marzo de 1958, se unió al noviciado de la Compañía de Jesús y,
posteriormente, estudió humanidades en Chile. En 1963, regresó a Buenos Aires y
se licenció en filosofía. De 1967
a 1970 estudió y se
graduó en teología y, en 1969, fue ordenado sacerdote. En la década de
los 80 viajó a Alemania para completar su tesis doctoral y posteriormente se
trasladó a la iglesia de la
Compañía en la ciudad de Córdoba como director espiritual y
confesor. Luego fue obispo, arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal
Argentina. Es autor de algunos libros. Los primeros
apuntes de su biografía recuerdan su oscuro
pasado durante la dictadura argentina, así como su llamamiento a la “guerra
de Dios” contra la ley del matrimonio homosexual aprobada en el 2010 durante el
mando de Nestor Kirchner. El nuevo jefe de la Iglesia católica había declarado
como testigo, por petición de la
Fiscalía y las Abuelas de Plaza de Mayo, en el juicio por el
plan sistemático de robo de bebés nacidos en cautiverio, durante la dictadura
de Videla, después de que otra testigo, Estela de la Cuadra , presentase varias
misivas que su padre le había enviado a Bergoglio para que le ayudase en la
búsqueda de su hija desaparecida y su nieta.
Jorge Rafael Videla, con Jorge Mario Bergoglio
En 2009, mostró su lado más caritativo cuando, en
una homilía, afirmó que la deuda social es “inmoral, injusta e ilegítima”,
especialmente “en una nación que tiene condiciones objetivas para evitar o
corregir tales daños, pero que, lamentablemente, pareciera optar por agravar
aún más las desigualdades”. En su contra está el haber
sido acusado de colaborar con la dictadura militar argentina, sobre todo,
después de declarar como testigo en el juicio de la Escuela Superior
de Mecánica de la Armada
(ESMA), el mayor centro clandestino de detenciones y torturas que
existió con el régimen militar. Durante más de cinco horas, el cardenal declaró
ante el tribunal que investigaba la detención, en 1976, de dos curas jesuitas,
Francisco Jalics y Orlandio Yorio, que trabajaban en una villa miseria
(chabola), siendo Bergoglio líder de la Compañía de Jesús. Ambos adoptaron
una posición activista en la defensa de los derechos de los pobres. Y ambos fueron
secuestrados y detenidos por un grupo de la ESMA , después de que su superior les retirara la
protección institucional, la licencia religiosa y la protección, y fueron torturados.
A los cinco meses, fueron encontrados drogados y semidesnudos en las
afueras de Buenos Aires. Según señala el reconocido periodista argentino de
“Página 12” ,
Horacio Verbitsky, presidente de la organización que defiende a las víctimas de la guerra sucia en
Argentina, cuatro catequistas y dos de sus esposos fueron también secuestrados
en el mismo operativo en el que detuvieron a los curas. Ninguno de los seis
volvió a aparecer. Según la querella del caso, Bergoglio “mintió” y se mostró
“reticente” al referirse a los dos sacerdotes jesuitas. En cambio, él aseguró
ante la Justicia
que había pedido por la suerte de sus subordinados en dos reuniones que tuvo Jorge
Videla, el primer general que encabezó la dictadura, y, en otro par de
ocasiones, con Emilio Massera, jefe de la Marina que dirigió la ESMA e integró la Junta Militar
responsable del golpe de Estado. Hace dos días, Horacio Verbitsky considerba
que el nuevo Papa Francisco, Jorge Bergoglio, será “un sucedáneo de menor
calidad, como el agua con harina que las madres indigentes usan para engañar el
hambre de sus hijos”. Y en una columna publicada en Info-News, el autor de “El
Silencio” y “Doble Juego” sostenía el jueves pasado que el nuevo Pontífice de la Iglesia Católica
era un “populista conservador” que tratará de introducir cambios cosméticos con
sus dotes actorales. Además, recordó el caso del sacerdote Orlando Yorio,
“quien denunció a Bergoglio como el responsable de su secuestro y de las
torturas que padeció durante cinco meses de 1976” . “Bergoglio –dijo– está
habilitado para apostrofar a los explotadores y predicar mansedumbre a los
explotados”
El arzobispo Bergoglio fue igualmente llamado
como testigo, a petición de la
Fiscalía y de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, para que declarase
sobre la apropiación por parte de los militares de los bebés que nacían en cautiverio durante la dictadura. Bergoglio
pidió dar su declaración por escrito. Estela de Carlotto, actual presidenta de
las Abuelas, cuestionó a Bergoglio por afirmar, durante el juicio en la causa
ESMA, que se había enterado del robo de menores durante la dictadura unos diez
años antes. “Por no hablar y mantener el silencio en este país –dijo De
Carlotto en el 2007– tuvimos 30.000 desaparecidos y 560 nietos apropiados por
represores. Nosotros aún estamos esperando de la Iglesia que haga una
autocrítica sobre su actuación durante la última dictadura”. Bergoglio no se
defendió públicamente de estas acusaciones, hasta que, en 2010, se publicó el
libro “El jesuita, conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio’, en el que
afrontó el tema de la dictadura. “Si no hablé en su momento fue para no hacerle
el juego a nadie -explicó entonces–, no porque tuviese algo que ocultar. Hice
lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba
para abogar por personas secuestradas”. De Carlotto acaba de señalar en el
diario “La Nación ”
que su organización va a dar un voto de confianza al Papa Francisco en “esta
nueva misión que ha empezado con mucha humildad”, a pesar de cuestionar su
papel en la Iglesia
Católica argentina durante la última dictadura militar. Sobre sus presuntos vínculos con la dictadura militar, ha
explicado que “todas las opiniones se conjugan haciendo memoria sobre qué rol
tuvo la Iglesia …
Y uno condena a la jerarquía eclesiástica porque fueron partícipes, cómplices,
ocultadores, directa o indirectamente”. Según la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, “es una
historia muy triste que entinta a toda la jerarquía de la Iglesia Católica
argentina”. Lamenta que no se haya dado
“ni un paso para colaborar con la verdad, la memoria y la Justicia ”. Y añade que “Bergoglio
pertenece a esa iglesia –y hoy la representa– que oscureció al país… Lógicamente,
ahora es Papa y hay una especie de satisfacción porque la Argentina figura ahora
como país civilizado, conocido y reconocido. Esa satisfacción nacional confunde
un poco. Uno razona que Bergoglio nunca habló ni se nos acercó a las Abuelas
para ayudarnos. Ha ayudado en otros temas, muy lacerantes, pero no en el nuestro”.
El cura, Carlos Berón de Astrada, durante una misa
celebrada en la Capilla
de la Casa Central
de la Pequeña Obra de la Divina Providencia
Don Orione, da la comunión al ex dictador Jorge Rafael Videla. La fotografía,
modificada con manchas añadidas de sangre, fue hecha en 1990.
Bergoglio nunca ha sido muy
querido por la presidenta Cristina Fernández, a raíz de las desavenencias y la
distancia protocolar que mantuvo con él. Pese a todo, ya le ha felicitado y ha
anunciado que asistirá a su asunción como Sumo Pontífice. Pero, desde las filas
del oficialismo, algunas reacciones no se han hecho esperar. Alberto
Weretilneck, gobernador de Río Negro, ha mostrado su asombro por la elección de
los cardenales de El Vaticano: “No sé qué aporte ha hecho la Iglesia argentina para que
lo hayan nombrado como Papa”. Menos sutil ha sido Agustina Kampfer, la pareja
del actual vicepresidente, Amado Boudou. “No entiendo; ahora somos todos reee-católicos
y la Iglesia
es la casa de Dios de verdad –escribió en Twitter–. Bergoglio sigue siendo
investigado por la participación de la Iglesia en delitos de lesa humanidad. Ni olvido
ni perdón”. Otras personalidades recuerdan las relaciones no hostiles entre la Iglesia y el dictador,
Jorge Rafael Videla. Una Iglesia que no sólo no condenó a Videla, sino que lo
protegió. La misma que se abrazó con Hitler, Mussolini, Franco, Pinochet… Son
imágenes en blanco y negro en las que aparece el concordado que Benito
Mussolini firmara con Pío XI, en 1929, el Vaticano y el Reich alemán, el 20 de
julio de 1933, y el exmilitar, Jorge. R. Videla, comulgaba en una capilla, en
1990. Hechos que reabren el debate sobre la connivencia que la Iglesia católica mantuvo
con las dictaduras más sanguinarias a lo largo del siglo XX. Lamentablemente,
la fotografía anteriormente mencionada no es ni mucho menos una excepción. En
el recuerdo más cercano todavía persiste la imagen de Augusto Pinochet, líder
de la dictadura chilena entre los años 1973 y 1990, comulgando y saludando al
Papa Juan Pablo II.
Convivencia entre Iglesia y nazismo.
Cabe, asimismo, recordar la relación entre la Iglesia y Francisco Franco
en todo el período de su dictadura (1939-1975). Franco
hereda de la
Monarquía Católica el derecho de presentación de obispos y la
costumbre de entrar bajo palio
en los templos como si de un santo se tratara. Los obispos, nombrados por el
dictador, se lo creyeron a pies juntillas y le trataron como representante de
Dios en España. Es asimismo innegable que la jerarquía católica se relacionó
muy estrechamente con la
Alemania nazi. No sólo nos referimos al concordato que, con
el fin de legitimar el gobierno de Adolf Hitler, firmaba Pío XII con el
canciller nazi Franz von Papen sino también de documentos gráficos que ilustran
a la perfección la connivencia que se dio entre la jerarquía católica con el
nacionalsocialismo. Al igual que con Hitler, la Iglesia católica mantuvo
una relación prácticamente inmejorable con Benito Mussolini, quien gozó de
poderes dictatoriales en Italia, desde 1922 hasta 1945. Antonio de Oliveira
Salazar (Portugal) y Rafael Leónidas Trujillo (República Dominicana), son otros
de los dictadores que, lamentablemente, disfrutaron de la comprensión y el
cariño de la Iglesia
católica. Mención aparte se merece la instantánea que marcó en buena parte el
mandato de Benedicto XI, quien en la década de los 30 –con el fortalecimiento
del nacionalsocialismo–, se afilió a las Juventudes Hitlerianas. A los 16 años,
el Papa emérito fue llamado a filas, siendo destinado a la protección de la
fábrica de BMW en las afueras de Múnich.
Sin embargo, el argentino Adolfo Pérez Esquivel,
premio Nobel de la Paz
y conocido activista de los derechos humanos, niega que el nuevo Papa, Francisco I, tenga vínculos con la dictadura
militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983. En declaraciones a BBC Mundo, Pérez Esquivel dice que “hubo
obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio, no. Desde que, el miércoles pasado, fuera
nombrado nuevo Papa, algunos medios y muchos críticos le relacionan con desapariciones
y torturas durante el gobierno de la Junta Militar de Videla en Argentina.
Críticas que aseguran que Bergoglio miró hacia otra parte cuando se produjeron
las matanzas de los militares y que no hizo nada para sacar de la prisión a dos
sacerdotes, siendo él el superior de la congregación de los Jesuitas. Pero yo sé personalmente que muchos obispos pedían a
la junta militar la liberación de prisioneros y sacerdotes y no se les
concedía”, sentencia Pérez Esquivel quien concluye: “No hay ningún vínculo que lo relacione con la dictadura”.
Documento original de la reunión entre el
Episcopado argentino y la
Junta Militar.
Otros insisten en que Jorge Mario Bergoglio ocultara la
complicidad del Episcopado argentino con la Junta Militar del
dictador Jorge Rafael Videla, en un libro en el que omitió las frases comprometedoras, según la investigación
realizada por Horacio Verbitsky. En el original, un memorándum sobre la reunión
celebrada el 15 de noviembre de 1976 entre la Comisión Ejecutiva
de la Conferencia
Episcopal Argentina
con la Junta
Militar , se expone que el objeto de la reunión es “ante todo,
aclarar la posición de la
Iglesia ” sobre el golpe de Estado de ocho meses antes y el
régimen dictatorial consiguiente. Los cardenales muestran “adhesión
y aceptación” del “proceso emprendido y encabezado por las Fuerzas Armadas”. En
su blog, Verbitsky muestra la transcripción de Bergoglio treinta años después,
en un libro que prologó con la frase “no debemos tener miedo a la verdad de los
documentos”. El hoy Pontífice suprimió el concepto central expresado en la
introducción, de “aclarar la posición de la Iglesia ” y que dejaba bien claro: “De ninguna
manera pretendemos plantear una posición de crítica a la acción de gobierno” dado
que “un fracaso llevaría, con mucha
probabilidad, al marxismo”, por lo cual “acompañamos al actual proceso
de re-organización del país”. El documento original expresa de forma explícita
la “comprensión, adhesión y aceptación” episcopal de ese “proceso”, “emprendido
y encabezado por las Fuerzas Armadas”.
Francisco, el nuevo papa, saluda a los fieles reunidos en
la plaza de San Pedro.
Los datos aparecidos en numerosas biografías y
perfiles de Bergoglio tienden a demostrar que es un tipo conocido por su
sencillez, enemigo de los lujos, que vivía en una humilde “pieza” en el centro
de Buenos Aires. Usaba el transporte público y cocinaba sus propias comidas.
Aunque en las cuestiones morales se aferre a la tradición. En una carta
dirigida a las monjas carmelitas, a raíz del debate argentino sobre la Ley de Igualdad de Sexos,
no sólo se manifiesta defensor del matrimonio a ultranza, sino que se permite
afirmar “dogmáticamente” que “una ley sobre el matrimonio gay es una movida de
Satanás”. Defiende el bautismo de los
hijos de madres solteras, cuando no pocos curas y obispos se niegan a realizarlo,
y expresa su condena
de la pena de muerte, en una Argentina que pasó por unas
dictaduras con miles de asesinatos y crímenes contra personas inocentes. Se
dice que, en más de una ocasión, condenó el genocidio nazi de los judíos
(cosa que no hizo Pío XII), atreviéndose a reconocer la infame conducta
histórica del pasado de la
Iglesia en este tema. Incluso se le atribuye esta afirmación:
“¡Cómo no maldecir los tiempos eclesiales y sociales en los que la conciencia
aún juzgaba que, bajo determinadas condiciones, circunstancias y requisitos,
era legítima la aplicación del castigo capital!”. Hincha del “San Lorenzo”, exbailarín de milongas,
forofo de Tita Merello y un poco “arrabalero”, el flamante papa argentino puede
resultar una bocanada de aire fresco en una Iglesia “descompuesta
en su cúpula, retrógrada en su normativa moral, prepotente en sus aspiraciones
y presiones políticas, corrompida en su conducta financiera, humilladora de la
mujer, muda, hipócrita y cínica frente a los miles de sacerdotes pederastas y
silenciadora de los teólogos progresistas, amén de creyentes, y de los
sacerdotes defensores del celibato opcional”. Y, en su saludo a los
fieles presentes en la plaza vaticana, sale al balcón sin esclavina y sin
anillo papal en sus dedos, diciendo que desea ser “un obispo del pueblo, que
hagamos juntos el camino de la fraternidad, del amor, de la confianza, camino
que comenzaremos en esta bella ciudad de Roma”…
Un Vaticano tenebroso, oscuro, y sospechosamente corrupto, obligó a dimitir
a Benedicto XVI. ¿Será capaz el nuevo Papa de enfrentarse a esta situación?
El cardenal Bergoglio tuvo, en los últimos años un
enfrentamiento con el gobierno argentino, especialmente contra el ex presidente
Néstor Kirchner y su sucesora y viuda, Cristina Fernández de Kirchner. Polemizó
sobre temas como el matrimonio gay, el aborto y la adopción de niños por
parejas homosexuales. En 2010, describió la ley para legalizar el matrimonio y
la adopción por parejas del mismo sexo como “una guerra contra Dios” y “una
maniobra del diablo”. Una postura que Kirchner consideró como “medieval”. Circulan
por las redas sociales unas supuestas declaraciones del arzobispo de Buenos
Aires, que se atribuyen falsamente a la agencia argentina de noticias Telam,
quien desmintió haberlas difundido. En ellas se afirma que
“las mujeres son naturalmente ineptas para ejercer cargos políticos. El orden
natural y los hechos nos enseñan que el hombre es el ser político por
excelencia; las Escrituras nos demuestran que la mujer siempre es el apoyo del
hombre pensador y hacedor, pero nada más que eso”. Pero lo que no se ha
desmentido es que Bergoglio protagonizara fuertes enfrentamientos con la
presidenta Fernández, especialmente en lo concerniente a la ley sobre
matrimonios homosexuales. Sobre el matrimonio homosexual, Bergoglio afirmaba en
una carta pastoral: “No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha
política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero
proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento), sino de una 'movida' del
Padre de la Mentira
que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.
El Papa Francisco y Federido
Lombardi.
Imagen del artículo sobre el nuevo Papa publicado
por “The New York Times”.
Sin embargo, el nuevo papa no convence a uno de
los diarios más prestigiosos y más leídos, “The New York Times”, que, en su editorial del miércoles pasado,
describía a Francisco como un religioso conservador, machista y homófobo
fielmente alineado con la doctrina actual del Vaticano, contraria a la
ordenación de mujeres, a cualquier tipo de aborto y a los derechos de los gays,
además de señalar su actitud colaboracionista con la sangrienta dictadura de
Videla en Argentina. “Enfrentado a la izquierda argentina –escribe el periódico
neyorquino–, Bergoglio se mostró menos enérgico en su oposición a la dictadura militar de Videla durante la
década de 1970, cuando el país entró en crisis por un conflicto entre la
derecha y la izquierda que se conoció como la 'Guerra sucia'. Se le ha acusado
de conocer los abusos de los militares y no hacer lo suficiente para
detenerlos, por lo que más de 30.000 personas desaparecieron o fueron
torturadas o asesinadas. Fue el encargado de supervisar las actividades de la
orden jesuita en Argentina, desde 1973 hasta 1979, y su actuación durante la guerra sucia ha sido objeto de controversia…
El cardenal Bergoglio fue demandado formalmente por un abogado argentino por
ser cómplice en el secuestro de
dos sacerdotes jesuitas que manifestaban abiertamente su postura en
contra de la dictadura y que él había expulsado de la orden una semana antes de
que desaparecieran. Aunque la demanda fue desestimada, el debate ha continuado,
con la publicación de artículos de periodistas argentinos y libros que parecen
contradecir la versión de Bergoglio, con la publicación de documentos de la
época y declaraciones de los sacerdotes y laicos que se enfrentaron con el
cardenal. Bergoglio, que siempre había negado cualquier implicación con la
dictadura, testificó en 2010 que se había reunido en secreto con Videla y
Massera para pedir la liberación de los sacerdotes. Al año siguiente, la
fiscalía lo llamó a declarar sobre el secuestro
sistemático de niños por parte de la junta militar argentina, un asunto
del que también ha sido acusado de conocer pero no evitar”
“Además –prosigue el “NYT”– Bergoglio fue la
máxima autoridad de la
Conferencia Episcopal Argentina mientras la Iglesia se enfrentaba al
escándalo del reverendo Christian von
Wernich, ex capellán de la policía de Buenos Aires, que fue acusado en
2005 de colaborar en interrogatorios, torturas y asesinatos de prisioneros
durante la dictadura. Las autoridades de la iglesia sacaron al padre von
Wernich fuera del país y lo enviaron a una parroquia en Chile, bajo un nombre
falso, pero fue detenido y llevado de vuelta a Argentina para enjuiciarlo. Así,
en 2007, fue declarado culpable de 7
cargos de complicidad en homicidio, más de 40 cargos de secuestro y más de 30
de tortura, y fue condenado a cadena perpetua. Según el NYT, al padre von Wernich se le
permitió seguir celebrando misa en la cárcel, y el cardenal Bergoglio nunca
emitió una disculpa formal en nombre de la Iglesia , ni se pronunció directamente sobre el
caso”. El artículo señalaba su férrea oposición a la izquierda argentina
mientras que se mostraba mucho más dócil con la dictadura militar instaurada
por Videla en los años 70. Y le acusaba de estar al tanto de los desmanes de la Junta Militar y de no poner demasiado de su parte para impedirlos.
Por otra parte, el diario argentino “Página 13” dice de Bergoglio que “es visto como
conservador en Argentina, pero como reformista en el seno de la Iglesia y en el Vaticano
medieval, desbordado por escándalos de corrupción”.
“Los cardenales que
participan en el Cónclave para la elección del nuevo papa –escribe Qaesar en El Ventano– han
sufrido una extraña intoxicación por un fallo en la combustión de la estufa que
se emplea para la emisión de la fumata. A pesar del secretismo que rodea la
reunión, un monaguillo ha logrado publicar en su Twitter una foto de los
reunidos donde se observan los efectos que han sufrido. “El 'fumatino', la persona encargada de la
estufa, está siendo interrogado por los servicios de seguridad del Vaticano
para encontrar las causas de la intoxicación, por si se tratase de un acto de
sabotaje por parte de algún clan de la curia. El hombre ha reconocido que,
además de la leña habitual que emplea todos los años, procedente del huerto de
los olivos donde se retiró Jesús a rezar en Semana Santa, ha quemado en la
estufa una pequeña estantería de Ikea y unos papeles de contabilidad que le
entregó el español Rouco Varela de parte de Rajoy. Tras preguntarle por el
fuerte olor a tubérculo quemado, el fumatino ha reconocido que había metido a
asar en la estufa unas patatas de Mercadona y se había olvidado de ellas, por
lo que acabaron socarradas. Tras un somero análisis, los investigadores han
concluido que la combustión de la madera de Ikea y las patatas de Mercadona
pueden producir gases peligrosos, aunque sospechan que los extraños papeles de
Varela hayan podido el principal causante de la extraña intoxicación.
“El monaguillo, miembro del colectivo 'Indignatus
Sumus' que opera en la
Santa Sede desde la dimisión de Ratzinger, hizo la foto con
una minicámara modelo 'Método3 BCN' camuflada en su escapulario, que se
autodestruye tras tomar la imagen y colgarla en la red. Según ha afirmado, los
cardenales andan todo el día como lelos por las estancias vaticanas, con la
boca abierta y los ojos luminosos, lo que está impidiendo las votaciones, por
lo que las próximas fumatas serán negras hasta que se normalice la situación. Mientras
los cardenales las están pasando canutas, dos muchachas del colectivo Femen
protestaban en la plaza de San Pedro con sus pechos descubiertos al grito de
'Pope no mor', ante la atenta mirada de los peregrinos”.
“La acogida al humeante espectáculo vaticano –escribe
Matías Vallés bajo el título Bergoglio vs. Ratzinger– demuestra que el mundo no
necesitaba tanto un nuevo Papa como una nueva elección de Papa. Los teólogos
ortodoxos poseen una inteligencia apreciable. Si hace dos meses se hubiera
propuesto a estas eminencias la dimisión de Ratzinger, habrían replicado a coro
que la salida era absurda, porque el pontífice se hallaba en el momento óptimo
para que fructificara su semilla. Ratzinger abdicó, y los doctores de la
iglesia repicaron que el abandono se producía en el momento óptimo, porque la
semilla de Ratzinger ya había fructificado. No se advierten diferencias
reseñables con los forofos futbolísticos, propensos a aplaudir cualquier
decisión de su club. Hasta ahora mismo, ningún teólogo oficial ha puesto un
pero a la proclamación de Bergoglio. Si es el mejor Papa imaginable, ¿por qué
fue relegado a la segunda posición en el penúltimo cónclave, cuando ya estaba a
punto de adentrarse en el septuagenariado? Además, la novedad de la
supervivencia del olvidado Ratzinger convierte las alabanzas a Francisco en
denigraciones de su predecesor. Incluso el anodino “cambio de rumbo” implica
que el rumbo anterior era erróneo. Este conflicto fratricida se traslada a las
sucesiones a otros tronos religiosos, como la corona española. Si el Rey abdicara
en contra de la voluntad de Corinna, los elogios de ordenanza a Felipe –sin
ordinal, como el Papa– ofenderían a su antecesor y progenitor. Todo lo anterior
ofrece perspectivas inéditas sobre los cargos vitalicios y su eliminación en
épocas pretéritas. El envenenamiento, de honda tradición en los tronos
vaticanos, regios y chavistas, cumple la misión piadosa de ahorrarle al
saliente las comparaciones negativas o vengativas con su sucesor. Los jerarcas
de las religiones se adelantaron a la eutanasia, y los cardenales vigentes
atienden a la misma regla al nombrar a un cardenal de sobrada edad y magullado.
Otro dato en que se equivocaron unánimemente los teólogos, que ahora
coincidirán en que la semilla papal fructifica mejor a los ochenta años. Amén”.
Enric Sopena director de Elplural.com escribe:
“El sacerdote y periodista Federico Lombardi
–por cierto, jesuita– es el portavoz de El Vaticano. Ayer denunció una “campaña difamatoria, orquestada desde la izquierda
anticlerical o radical” contra el
Papa Francisco, también jesuita, a propósito de cuál fue su papel durante la
dictadura asesina del general Videla. No deja de ser un sarcasmo la acusación
de Lombardi. La Iglesia
católica –a lo largo de su historia– jamás ha sido un ejemplo de transparencia.
Más bien, de todo lo contrario. Lo suyo ha sido casi siempre de una implacable
opacidad. Los misterios forman parte, muy activa, de esta organización
religiosa, más cercana al medioevo que al siglo de las luces… Salvo
excepciones, los dirigentes de la
Iglesia católica han acostumbrado desde siempre a respaldar
las políticas ultramontanas y, a ser posible, regresar a “la unión estrecha
entre el Trono y el Altar”. Los misterios que rodean a la Iglesia son habituales y
vienen de muy lejos. Por consiguiente, no debería Lombardi acogerse al
victimismo. El Papa Francisco nunca ha alardeado de progresista y menos todavía
de ser jesuita de la vieja escuela, en absoluto favorable a la teología de la liberación.
Es un jesuita conservador, y de la vieja escuela, aunque en la actualidad –lo
que, en este sentido, le enaltece– es un firme partidario de reencontrase,
dice, con los orígenes del cristianismo. Eso es verdad, pero también parece que
sea verdad su nula crítica profunda y pública contra la dictadura brutal de los
jerifaltes argentinos. También es verdad que predica el amor al
prójimo y a los más débiles, pero en cambio es incapaz de asumir que los
homosexuales no son hijos del Diablo, sino de Dios. En resumen, no hablen de
“campañas difamatorias” para desacreditar al Papa, sino que inviten a los
periodistas a poder averiguar en los archivos eclesiásticos cuál fue la
conducta del ahora Francisco ante los golpistas sangrientos de la dictadura.
Transparencia, Papa Francisco”.
Bergoglio es un reconocido
aficionado al fútbol y declarado seguidor del equipo argentino San Lorenzo de
Almagro. De hecho, este club fue fundado por el padre Lorenzo Massa en 1908. En
distintos actos recibió camisetas y hasta el carné de socio del club. Él mismo
recordó que su padre fue jugador de baloncesto en el club Boedo, por lo que
frecuentaba las instalaciones del Cuervo, sobrenombre del San Lorenzo.
Jorge Mario Bergoglio, viajando en metro en Buenos Aires.
Iniciamos, con este dibujo la
sección humorística de esta semana en la prensa, dedicada especialmente, al
nuevo Papa. Comenzamos con Erlich.
Continuamos con los humoristas
habituales: Forges, Albert Mont, Peridis, J. R. Mora, El Roto, Angonoa, Alfons
López…
Y terminamos con el humor de Pep
Roig: Retroceso progresivo, La cloaca se divierte, Aquinodimitenadie, Esto es
unatracolandia y Ni en pintura.
Nos despedimos con cuatro vídeos. El primero es una manifestación de dos activistas de Femen en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, mientras cientos de fieles esperaban el inicio del cónclave para elegir al nuevo papa. Las jóvenes protestaron contra el proceso de elección del Sumo Pontífice. Ambas fueron detenidas por la Policía y sacadas a la fuerza de la plaza. A mediados de enero de este año cuatro mujeres ucranianas de este movimiento se quitaron la ropa en la misma plaza, mientras el papa Benedicto XVI rezaba desde la ventana de su residencia. En el segundo, el Papa Juan Pablo II, en su segundo día de visita en Chile, saluda al Presidente Pinochet en el Palacio Presidencial de la Moneda en Santiago de Chile el 2 de Abril,1987. En la plaza de la Constitución da los honores la Escuela Militar del Ejército de Chile. En la entrada del Palacio Presidencial, los honores oficiales los hace la guardia presidencial de Carabineros de Chile. El tercero es sobre una sentencia de un tribunal argentino sobre la Iglesia católica, cómplice de crímenes de lesa humanidad durante la dictadura militar en Argentina entre 1976 y 1983.
Finalmente, volvemos sobre nuestra tierra y sus fiestas. Se trata de una adaptación de una escena de la película Matrix a las Fallas de Valencia de estos días. Refleja ese viaje a lo siniestro que ha iniciado el partido de Rajoy. Las protestas y reivindicaciones bajo el balcón de Rita están suponiendo una molestia para la imagen de las fallas, pero el ayuntamiento tiene un as en la manga.
7 comentarios:
Recuerdo, que hace algunos años los más mayores empleaban la expresión "Es un jesuita" o "es jesuitico" para referirse a alguien, aludiendo a su condición desleal, ruin, mezquina, traidora, bellaca, y en general de apariencia y conducta engañosas.
chiflos.
Para ser periodista hummmm... te recomiendo que verifiques las fuentes ( y las fotos), hay bastantes errores por no decir horrores , ni hablar de lo tendencioso y mal intencionado del escrito.¿te lo soplaron al oido?
Para ser periodista hummmm... te recomiendo que verifiques las fuentes ( y las fotos), hay bastantes errores por no decir horrores , ni hablar de lo tendencioso y mal intencionado del escrito.¿te lo soplaron al oido?
Para ser periodista hummmm... te recomiendo que verifiques las fuentes ( y las fotos), hay bastantes errores por no decir horrores , ni hablar de lo tendencioso y mal intencionado del escrito.¿te lo soplaron al oido?
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