Padres adoptivos versus madre biológica.
Juan Francisco, con sus padre adoptivos, junto a
María José, su verdadera madre.
Así expresaba “La Nueva España”,
diario que fue de la Falange Española y que hoy se considera de tendencia
liberal, el caso del niño de cuatro años devuelto a su madre biológica: “La
pareja de Sueca que tenía en acogimiento preadoptivo al hijo de una joven de
origen guineano residente en Oviedo entregó el lunes, doce de septiembre, al
pequeño, de cuatro años, en la Comandancia de la Guardia Civil en Patraix,
cumpliendo con la orden judicial de la Audiencia de Asturias. La madre
biológica, que entró a recoger al niño entre gritos de “¡Justicia!” proferidos
por los amigos de la familia preadoptiva, emprendió el viaje de regreso a
Asturias pero ya con su hijo. La familia de preadopción, que llevaba en busca y
captura desde el pasado 8 de agosto por no haber entregado al pequeño, llegó a
la Comandancia en medio de una nube de periodistas y cámaras de televisión y
acompañada por una decena de amigos que desplegaron pancartas. Noelia
Estornell, la madre adoptiva, sufrió una crisis nerviosa, y una de sus amigas,
un desmayo. Alberto Bordes, el padre de acogida, contó que le había explicado
al niño: “Te queremos mucho y esto no ha acabado aquí, vamos a pelear por tí”.
La familia del niño preadoptado una pareja de Valencia viajó el domingo, 12 deseptiembre, a
Oviedo con el pequeño.
“La Nueva España” continúa dado
su versión de los hechos: “La pareja, que tenía al niño en preadopción desde
los 18 meses, sostiene que la madre biológica, que en su día fue tutelada por
los servicios sociales del Principado y que tuvo al niño con 14 años, continúa
llevando una vida inadecuada. Los padres de acogida entregaron al chiquillo a
las diez de la mañana, y hacia las diez y cuarto llegó la madre biológica, María
José Abeng Ayang, con la abuela del menor. En agosto, la madre había viajado a
Valencia junto a su letrada, Nieves Ibáñez, para reencontrarse con su hijo y
cumplir con el llamado ‘periodo de acoplamiento’ (un plan de visitas para que
madre e hijo se conozcan y compartan tiempo juntos, antes de la convivencia
definitiva). Los padres de acogida no acudieron a ninguna cita en el punto de
encuentro, y el juez dictó la orden de busca y captura. La abogada de María
José Abeng Ayang asegura que el niño está perfecto y lamenta las acusaciones
que la familia de acogida está lanzando contra la madre biológica. La Audiencia
de Asturias dictó una resolución en marzo de este año, obligando a la familia
de Sueca a entregar al menor. Fue recurrida ante el Tribunal Supremo tanto por
los padres de acogida como por la Fiscalía y los Servicios Sociales del
Principado, pero el juzgado de Asturias dictó la ejecución de la sentencia el
pasado mes de julio, así que los padres de acogida han tenido que entregar al
niño mientras esperan un pronunciamiento del Supremo”.
Los padres preadoptivos del niño explican su
dramático caso ante las cámaras.
Por su parte, la familia
preadoptiva mostró su intención de seguir luchando para recuperar al pequeño y
de acudir al Constitucional e incluso al Tribunal de Estrasburgo, si el Supremo
no atiende el recurso presentado. El padre de acogida, Alberto Bordes, señala, a
través de una carta abierta, que “Joan vino a Valencia cuando tenía sólo 18
meses y rápidamente se integró. Familia, amigos, colegio... entró en nuestras
vidas para quedarse para siempre”. Según asegura “llegó el día de ratificar el
proceso de adopción de Joan, cosa que hicimos tanto nosotros como la madre
biológica de forma voluntaria. Pero, pasados unos meses y bajo la influencia de
una familia desestructurada, que tuvo hasta nueve intervenciones de la
administración por episodios de malos tratos y violencia física, impugnó su
consentimiento a la adopción”. La entrega, después de que la pareja de Sueca
fuera buscada por orden de la justicia, se produjo el pasado lunes, día 12 de
los presentes, en un cuartel de la Guardia Civil de Valencia. Alberto y Noelia
suspendieron el proceso de adopción internacional tras recibir al menor
asturiano y se lo devolvieron a su madre, rotos de dolor. María José Abeng
Ayang recuperó la custodia de su hijo, de 4 años, por orden de la Audiencia
Provincial de Oviedo. Los padres de acogida del menor, la Fiscalía de Oviedo y
el Principado recurrieron ante el Tribunal Supremo la devolución del menor.
Los padres
adoptivos, Noelia Estornell y Alberto
Bordes, pierden ante el T. S.
No obstante, la Sala de lo Civil
del Tribunal Supremo, reunida en Pleno el pasado miércoles, acordaba no admitir
a trámite los recursos presentados por la Fiscalía, la Consejería de Servicios
Sociales de Asturias y lo padres preadoptivos del niño de 4 años que fue
entregado a su madre biológica, María José Abeng, en cumplimiento de una
sentencia de la Audiencia Provincial del Principado. La resolución del Supremo,
que no entra en el fondo del asunto, responde a una cuestión formal, ya que
contra este tipo de decisiones, no cabe recurso ante el alto tribunal. La
decisión tiene como consecuencia que la sentencia de la Audiencia de Asturias
deviene en firme, por lo que el niño se quedará definitivamente con su madre
biológica. En el momento de la entrega del pequeño, la familia de adopción
denunció que sobre la mujer, que en su día fue tutelada por los servicios
sociales del Principado, constaban “hasta nueve intervenciones por embriaguez”
y por “llevar una vida no adecuada”.
María José Abeng Ayang, la madre
biológica de Juan Francisco, ha publicado en la red social de su abogada una
carta en la que explica su vida y por qué le retiraron la custodia del menor
cuando ella tenía 15 años. Con este texto autobiográfico, responde a los padres
preadoptivos del pequeño, Noelia Estornell y Albert Bordes, la pareja que crió
al niño desde que tenía 18 meses y que ahora quieren recuperar.
El inesperado viaje al infierno de María José
Abreng.
“Mi nombre es María José Abeng Ayang. Soy española, aunque mi piel sea negra. Nací en Guinea, y me vine con mi familia a España a la edad de dos años, acompañada de mi madre y mis dos hermanas. Mi madre vino a buscar un futuro mejor para sus hijas, y así crecí yo… en España… pensando que habíamos llegado por fin a nuestro país, al sueño prometido… Fui al colegio aquí, hice mis amigas, mi mundo y me creí europea. Y digo esto porque, evidentemente, mi madre no tenía el mismo concepto (las niñas guineanas no salen de su casa, se acuestan a las siete de la tarde, y no van al parque solas con sus amigas). Así que a los 11 años, creyéndome la reina del mundo, y ante todo europea, yo no podía ‘permitir’ que mi madre decidiera que debía acostarme temprano o que no podía ponerme una ropa determinada, entre otras muchas cosas porque, repito, YO ERA EUROPEA. Un día se me ocurrió la ‘maravillosa’ idea (recuerden que tenía 11 años) de acudir al puesto de la Guardia Civil, para que dijeran a mi madre que yo no era guineana. Pero no fue así. Desde la Guardia Civil, se avisó a los Servicios Sociales del Principado de Asturias, y ahí empezó algo… que no sé muy bien cómo describir. Quizá la palabra exacta sea ‘el infierno’. Quizá yo había muerto y había ido directamente al averno sin pasar por el purgatorio”.
Así comienza María José Abeng su
autobiografía que cualquiera puede encontrar en Internet. “A partir de ese
mismo día, me ingresaron en un centro de acogida. Y aunque mi madre luchó y
luchó por sacarme del centro… solo era una ‘pobre’ mujer guineana, que vivía
entre Suiza (lugar donde trabaja mi padre como ingeniero), España y Guinea….Mi
sueño europeo quedó relegado a vivir en un centro de acogida. Mis ideas de
‘princesa’ se esfumaron, negando mi responsabilidad personal y achacando todos
mis males a mi madre. La necesidad de justificación de todo lo que me estaba
ocurriendo me hizo llegar a interpretaciones distorsionadas de la realidad y
crearme un mundo paralelo para no sufrir. Un mundo de fantasía e ilusión propio
de una niña, donde soñaba que un príncipe azul venía a rescatarme, luchaba
contra los dragones malvados que me habían encerrado y vivíamos felices y
comíamos perdices para siempre.
“En ese punto, me quedé
embarazada con 14 años, siendo ingresada en el centro de acogida de una persona
que ni era príncipe, ni era azul… todo lo contrario. Ni siquiera supe que
estaba embarazada, porque para aquel entonces el príncipe había desaparecido, y
yo ya había decidido salvarme sola. A los siete meses de embarazo, en una
visita de fin de semana a mi casa, mi madre se dio cuenta de que mi tripa no
era normal, y me obligó a hacerme una prueba de embarazo. Qué curioso que los
Servicios Sociales, que querían protegerme de mi propia madre (recuérdese que
para ingresarme en un centro de menores, se me había declarado en desamparo),
no pudieran protegerme ellos de un embarazo, y ni siquiera se dieran cuenta de
que una vida crecía dentro de mí. Desde ese momento, cuando mi madre se
enfrentó a los dragones, pidiendo explicaciones del embarazo, se me dijo muy
cordialmente que el niño iba a ser dado en adopción. Porque sí, era un varón y
se llamaría Juan Francisco Abeng Ayang. Pasé aquella noche tragándome mi propia
estupidez, y suplicando a ‘quien fuera’, Dios, la Virgen o todos los Santos…
que no le dejara marcharse de mi lado, porque yo ya le quería, porque un
sentimiento nuevo había nacido dentro de mí, porque daría mi propia vida por
ese niño que llevaba dentro, y porque descubrí que cuanto más amas, más puedes
amar. Empecé a recontextualizar el tiempo, el lugar y la intención, y a sentir
que no necesitaba ‘conseguir’ nada. Ya lo tenía todo. Y me sentí feliz como
nunca, por llevar ese niño en mis entrañas”.
María José cuenta que no le dejaron “amamantar a
mi hijo, ni acariciarle, ni tenerlo conmigo”.
“Pero esta idea no gustó a quien
me había desamparado, amparándome. Ni entraba en sus planes, que yo pudiera
hablar más de la cuenta, y mucho menos que me quedara con mi hijo… Así que,
cuanto antes se deshicieran del mismo, mucho mejor… No fuera a ser que yo
destapara lo que no convenía, o ‘la guineana’ de mi madre pudiera incluso pedir
responsabilidad patrimonial de la Administración pública. Así que, cuando
empezaron los asistentes sociales y los educadores a ‘intentar’ convencerme de
que mi hijo DEBÍA SER dado en adopción, huí de España sola, embarazada de siete
meses y medio hacia Guinea, ayudada por un tío mío. Permanecí en Guinea durante
mes y medio… ojalá nunca hubiera vuelto. Pero el abogado de mi madre me
convenció para que volviese, bajo la presión de que podría causarle problemas
legales a mi madre, y con la premisa de que nunca permitiría que me quitaran a
mi hijo. Y volví. Me puse de parto. Y me hicieron una cesárea, el día 4 de
junio de 2012… y ni tan siquiera me dejaron ver a mi hijo. Le sacaron del
hospital al día siguiente, mientras yo me quedé siete días. No me dejaron
amamantarle, no me dejaron acariciarle, ni tenerle conmigo. Nadie me decía
dónde estaba, solo que le iban a dar en adopción. Me pasé siete días llorando
sin parar, y cuando salí del hospital volví a ‘mi centro de acogida’.
“Juan Francisco, en cambio, ya
estaba en otro centro de acogida. Ni siquiera nos dejaron estar juntos. Me
programaron unas visitas un día a la semana durante una hora, y, aunque mi
madre, el día 22 de junio, empezó a iniciar acciones legales, yo me sentía
sumamente desprotegida por la Administración, que precisamente era quien debía
protegerme. A los seis meses me redujeron las visitas a una hora al mes, y a
los tres meses las suspendieron todas. Ya no quería ser europea, solo quería
estar con mi hijo. Me sentía tan ‘desamparada en mi desamparo’ qué pensé que
Dios me había abandonado, y que ya no necesitaba ayuda de nadie, porque solo yo
podía ayudarme. Me hice un inventario interior, y, aunque parecía que mi mundo
se había paralizado, saqué fuerzas para recurrir, desde el año 2012, todas y
cada una de las resoluciones de la Consejería, buscando letrados de oficio, que
actuaban como defensores judiciales (recuérdese que yo tenía 15 años, y seguía
tutelada), llegando a juicios donde se dictaban sentencias en mi contra, por el
único motivo de que yo era menor y estaba siendo tutelada. Mi madre, por su
parte, empezó su propia guerra particular contra la Administración pública, convirtiéndose
en una ‘abuela molesta’, que presentaba escrito tras escrito y recurso tras
recurso. Oíganme… no lo hagan nunca. No molesten a la Administración pública.
No molesten a aquellos cuyos sueldos pagamos. No incomoden a aquellos que hemos
votado, y que están para defender nuestros intereses. O los dragones se
volverán contra ustedes. Alábenles y díganles lo bien que hacen su trabajo….
así les irá mucho mejor. Confíen en mi experiencia.
Centro de Menores de Sograndio.
“Prueba de lo que hasta aquí he
escrito, copio literalmente una contestación que me dio, en el año 2013, la
jefa de la Sección de Centros de Menores del Principado de Asturias, (hay
muchas como esta) para que ustedes observen y lean (si alguien quiere leer más…
hay unas cuantas tan ‘agradables’ como esta): ‘Asimismo, se te habló de que
existe un conflicto de intereses en esta Administración pública que no pueda
defender el derecho legítimo de JUAN FRANCISCO a tener unos padres y no crecer
en un centro, y tu derecho como madre a tener relación, aunque sola, sin apoyos
que te permitan convivir con familiares y en un centro de protección, motivos
por los que no tienes capacidad para asumir su crianza. Es por este motivo por
el que se te ha nombrado una defensora legal, en concreto, la letrada…, para
que ejerzas tu derecho a valorar qué hacer y, si lo deseas, recurrir la
Resolución de 5 de Febrero de 2013 de Inicio de Acogimiento Preadoptivo en
Familia Ajena (cuya copia se adjunta). También cabe la posibilidad, aunque no
estés conforme con el acogimiento preadoptivo de tu hijo, de que no recurras al
entender que lo mejor para tu bebé es tener unos padres que le puedan dar todo
lo que tu querrías pero no estás en condiciones de darle, y que te despidas,
llegado el caso, de JUAN FRANCISCO”.
(Hacemos un paréntesis en este
relato de María José Abeng para presentar a Enrique Vila, especializado y
conocido por reencontrar a personas con su familia biológica. Enrique Vila es
el defensor de los padres preadoptivos de Joan, que batallan precisamente para
que el niño no vuelva con su madre. Esta postura ha provocado que sea blanco de
las críticas de quienes consideran que se ha cambiado de bando: “No soy
chaquetero, porque la chaqueta que nunca abandono es la del niño”, explica el
abogado, que descubrió con 23 años que era adoptado. Fue entonces cuando inició
una cruzada personal para encontrar a sus padres biológicos, lo que le ha
llevado a especializarse en este tema. Su misión es “ayudar a todos aquellos
que buscan saber quiénes son, de dónde vienen”, según cuenta en el blog de su
ONG SOS Raíces Adoptados. “El 80% de las veces defiendo a las familias
biológicas porque el menor tiene que estar con ellos, y creo que la retirada de
menores es abusiva y que el sistema falla”, continúa Vila, “pero hay algunos
casos en los que Bienestar Social no se equivoca y el niño tiene que ser
adoptado, como en esta ocasión, por cosas que he visto en el expediente pero
que no puedo decir porque están en un procedimiento judicial”. Las apariciones
públicas de Vila han sido habituales en los debates sobre niños robados, puesto
que, según reza la web de su bufete, fue el primero en destapar este drama. En
2011, presentó una denuncia colectiva con los primeros 261 casos de presuntos
hijos arrebatados a sus madres durante el franquismo y la Transición, tema
sobre el que además tiene dos novelas escritas. En esta ocasión no es la
primera vez que representa a la otra parte. El mismo reconoce que lo más fácil
habría sido posicionarse del lado que ha marcado su trayectoria hasta la fecha,
pero que no pudo negarse a defender a Noelia Estornell y Albert Bordes: “¿Qué
sentido tiene que yo, con mi prestigio, mi posicionamiento, mis libros… coja un
caso que lo que está haciendo es perjudicarme? Pues sinceramente porque me da
igual, porque me llegó y se me rompió el corazón. Yo soy adoptado y me alegro
de serlo, lo defiendo como una institución maravillosa y no me hubiera gustado
que, con cinco años, mi madre biológica hubiera venido a rescatarme, lo cual no
quiere decir que no quiera abrazarla o quererla”).
Nunca he fumado, nunca me he drogado o me han maltratado”.
“Mi mundo –continua María José
Abeng– se desmoronó. Durante meses, caí en una profunda depresión, más cuando,
abogado tras abogado, ninguno conseguía vencer al dragón gigante. Fueron años
de peleas en tribunales, de cerrarme la puerta en las narices, de
incomprensión, de crueldad despiadada. Y les digo: ‘No. Nunca he bebido, como
se ha atrevido a decir el señor Vila, nunca he fumado, nunca me he drogado, ni
nunca me han maltratado. Aquí está mi cuerpo para hacerme las pruebas que
consideren. No me QUITARON A MI HIJO por tener mala vida. ¿Qué mala vida podría
haber tenido interna en un centro de acogida con 14 años? ¿Se preocuparon, en
cambio, de si el padre estaba en el propio centro? ¿Si pertenecía a esa
Administración que intentaba tapar el sol con un dedo, dando a mi hijo en
adopción para así acallar a una pobre niña guineana? Tranquilo, dragón. Mi hijo
no tiene padre. Tiene madre, y soy YO. Pero Dios es grande y nunca nos falla. Y
a mí me puso un ángel en mi camino. Mi abogada, Nieves Ibáñez Mora, quien por
primera vez se interesó por mi caso, y se pasó noches y noches en vela,
estudiando aquel expediente enrevesado, descolocado y sin principio ni fin. Y
tras dos nuevos juicios y dos nuevos años de lucha, la Audiencia Provincial de
Oviedo, con el apoyo de TRES PERITOS (dos psicólogos, doña Elena Aza, don
Carlos Castellanos y una trabajadora social), estimó la aberración que se había
hecho conmigo desde que me privaron de mi hijo. Sí, señor Vila, no mienta más.
TRES PERITOS, NO UNO COMO USTED VA CONTANDO. La sentencia está a disposición de
quien quiera leerla, porque es demoledora respecto a la Administración pública,
y al trato que se me dio en lo que respecta a mi hijo. No voy a entrar, señor Vila,
en su doble moral de representar a madres biológicas para recuperar a sus
hijos, y ahora… curiosamente el caso contrario. Tampoco en los libros que usted
escribe, sobre el mal funcionamiento del sistema, y los niños robados. Pero no
voy a permitir una difamación más por su parte”.
Obligan a la pareja a devolver a su hijo
preadoptado a la madre biológica.
“En cuanto a que mi hijo,
necesitaba una adaptación antes de ser entregado, estoy totalmente de acuerdo.
Por eso, después de dilatar el proceso de entrega día tras día, el Juzgado
instó la entrega el día 8 de agosto de este año, señalando un acoplamiento
propuesto por la Consejería de Asturias, desde el día 3 al 8. Y allí nos vimos
mi abogada y yo, el día 2 de agosto, en Valencia, para que el día 3 no se presentaran
los padres de acogida. Tampoco lo hicieron ni el 4, ni el 5, ni el 6, ni el 7
ni el día 8 (día en el que acudieron desde Asturias tres técnicos de la
Consejería de Servicios Sociales de Asturias a Valencia, para acudir a la
entrega, y se fueron como vinieron). Cada día era una tortura, como si me
clavaran un puñal en el centro del corazón. Discutí hasta con mi abogada, quien
me relegaba a la calma y yo solo podía pensar dónde estaría mi hijo. Nos
quedamos en Valencia, mi abogada y yo, hasta el día 12, suplicando una
respuesta y un poco de piedad. Pero… nos volvimos en tren hasta Asturias, con
el coche de la Patrulla Canina que había comprado para mi hijo, un montón de
tortugas Ninja (que no pararon de sonar en las 14 horas de viaje) y el corazón
roto, amén de la incertidumbre de si los padres de acogida habían desaparecido
para siempre y jamás volvería a ver a mi hijo. Ni una sola palabra de aliento
hubo por su parte, ni un mínimo de compasión. Buscados los padres de acogida
por las fuerzas de seguridad, para el cumplimiento de una sentencia (que digo
yo que las sentencias tienen que ser cumplidas por todos, como yo las cumplí en
su momento, desde cuando me denegaron las visitas hasta la última resolución
judicial), y constando los padres de acogida oficialmente como ‘desaparecidos’,
se dictó por el Juzgado una orden de ‘búsqueda y localización’ de los mismos.
Amigos y familiares de Noelia y Alberto,
apoyando a la pareja con un escrito: “Padres son los que crían y educan”.
“Localizados los padres de
acogida por la Guardia Civil, el 5 de septiembre (casi nada, ¿verdad?, solo un
mes en el que yo creí morir de angustia, pensando que jamás volvería a ver a mi
hijo, que se habían ido de España, y miles de cosas más que pasaron por mi
cabeza…), mi abogada se puso en contacto con el señor Vila para realizar un
plan de adaptación, desde el día 7 de septiembre (en que yo me volví a personar
en Valencia) hasta el día 12. Pero no. No podía ser así. Los padres de acogida
se negaron, instándoles la Guardia Civil como último día el día 12, o, en su
caso, proceder a su detención. ¿Y ahora vienen ustedes a hacer todo este circo
mediático, en el cuartel de la Guardia Civil, con ambulancia, manifestación,
mentiras, calumnias y difamaciones… cuando yo podía haber instado su detención,
negándome a ello por entender su propio dolor? ¿Y me encuentro que toda la
prensa, televisión nacional y privada, habla de mí sin saber lo ocurrido, lo
que he pasado, y sin contrastar los hechos, guiados únicamente por lo que dicen
los padres de acogida, que estaban legalmente desaparecidos? ¿Y sale en
Televisión Española el señor Fernando Ónega, suplicando justicia en una
televisión que pagamos todos los españoles? ¿Justicia para quién? ¿Y qué
sentido de la justicia mueve a estos padres, su interés o el del menor? ¿No es
acaso el interés fundamental de cualquier persona, el conocer y estar con su
familia de origen? ¿Justicia para quién, repito? Justicia, solo si les
favorece… si no les favorece, ¿se saltan la ley, la sentencia sin más y
desaparecen? ¿Qué justicia está pidiendo quien incumple la justicia? ¿Qué
oscuro trasfondo mediático esconde ‘mi caso’, que se ha hecho noticia a nivel
nacional, como si hablásemos de una cuestión de interés nacional? ¿Se preocupa
alguien de investigar si hay más casos como el mío, de negligencia de la
Administración pública, o de qué procedimiento se realiza para dar a los niños
en acogida, o cómo se elige a los padres de acogida? ¿Ustedes saben la cantidad
de personas que se han puesto en contacto conmigo por padecer un caso similar
al mío? ¿Se preocupa alguien de ello? ¿Qué contactos tienen ustedes, para
llegar a nivel nacional, y que todos los medios de comunicación den la noticia
de manera sesgada? ¿Hacer más mediático aún al señor Vila? ¿Defendemos los
intereses de un niño, o queremos ganar nuevos casos para el despacho, y más
dinero para embolsar? ¿A qué responde esta manipulación de la opinión pública,
más cuando en este país hablar es gratis?”
María José Abeng, abraza a su hijo, Juan Francisco.
“Esta es mi historia. Mi triste historia documentada, y que la Audiencia Provincial supo valorar, con un expediente de muchos folios, y SÍ, Juan Francisco Aben Ayang es mi hijo. Aunque se me privara de estar con el mismo durante cuatro años, ES MI HIJO. No soy alcohólica, ni drogadicta, ni tan siquiera fumo. No me maltratan ni me han maltratado jamás, como usted, señor Vila, osa decir. No me quitaron a mi hijo por llevar mala vida, porque yo era una niña custodiada, que vivía en un centro de acogida. ¿Acaso alguien ha preguntado por qué la Consejería, en abuso permanente de su derecho, envió después de la sentencia a la Policía a mi casa para preguntar a todos mis vecinos si mi pareja me maltrataba? ¿Por qué después de dictarse sentencia a mi favor me sigue la Policía y va a donde yo estudio? ¿Creen que voy semidesnuda por la calle y que bebo alcohol? Ya está bien, por Dios. Y si bebiera alcohol cuando salgo, que no es el caso, porque además no me gusta el alcohol, ¿qué? Tengo 19 años, soy mayor de edad y hasta ahora no he tenido a mi hijo conmigo. ¿Ninguno de ustedes bebe cuando sale? ¿Me van a demonizar por eso? Más, cuando es incierto…Difamar en este país parece que resulta gratuito… de momento. Solo soy una chica española de origen guineano que YA NO QUIERE SER EUROPEA, y que lo único que desea es estar feliz con su hijo. Hijo que tiene una familia, unos abuelos, unos tíos, unos primos, y, ante todo, una madre. Y mi hijo no se llama Joan (en valenciano), ni Xuanín en asturiano. Se llama Juan Francisco”.
“Solo tengo 19 años, pero la vida
me ha curtido en la lucha con dragones. He llorado en estos cuatro años,
¡¡¡tanto!!! que a veces pensaba que no tendría más lágrimas para llorar el resto
de mi vida. Me equivoqué, señor Vila. Hoy, viendo sus calumnias, he vuelto a
llorar. Llorar de rabia, impotencia… Preguntándome el porqué de tanto dolor
hacia mí y hacia mi familia… Y de alegría, de mucha alegría, al abrazar de
nuevo a mi hijo (que, por cierto, es igual que yo… hasta tiene los mismos
dientes separados que yo)… No soy yo quien ha iniciado esto. No soy yo en quien
tienen que volcar su rabia, su tristeza y su impotencia. Yo no les di el niño
en acogida. A mí me lo arrebataron. No soy yo quien les ha puesto en esta
situación. Solo soy una madre que AMA por encima de todo a su hijo. Que no ha
dejado de luchar por él, desde el mismo momento en el que supe que me lo
querían arrebatar… ¿o creen que me fue fácil huir a Guinea embarazada, con 14
años, para que no me lo quitaran? Lo que está claro es que no voy a renunciar a
mi hijo, ni ahora ni nunca. Si no hubiera llegado a recuperarle, le buscaría
cuando tuviera 18 años. Y ¿qué creen que opinará Juan Francisco cuando conozca
toda mi historia, toda mi lucha contra los dragones? Gracias a todo aquel que
se ha detenido en leer mi historia. Y, por Dios… antes de opinar, conozcan la
verdad.
P.D.: el niño está bien.
Tranquilo como soy yo, y como es él. Respétennos y déjennos disfrutar lo que se
nos ha denegado por el dragón en estos cuatro años. Gracias.
Huevos y ballenas. Dibujo de Pep
Roig.
“Repaso habitualmente (tres o
cuatro veces al día) la prensa local y nacional para, por la tarde, concretar
el guión de mi viñeta de la página cuatro de este periódico (‘Última Hora’)
–escribe Pep Roig bajo el título ‘Entre huevos fritos y ballenas en peligro’–.
En la portada digital de ‘El País’, después de las rutinarias noticias sobre
corrupción, política, corrupción, corrupción y corrupción, descubro dos
titulares vecinos en un lugar secundario: ‘Los océanos se enfrentan a una
extinción masiva sin precedentes’ y ‘Cómo freír huevos sin que salpiquen’. Por
espontáneo interés, abro la información de los huevos fritos porque supongo que
mi subconsciente se decanta por lo más próximo y personal. Para mí es un
problema estar solo en casa y tener que freír un huevo… No porque el aceite,
hirviendo y saltarín, vaya a parar sobre mi cuerpo, sino porque las candentes
gotas también se esparcen sobre la encimera y el suelo, y eso sí que es un
problema del que desconozco la solución. Tardé poco en reaccionar, y me
reprochaba haber dado preferencia a los huevos fritos antes que a los océanos
enfermos, con especial incidencia en las especies más grandes que los habitan y
que se van extinguiendo por la inhumana acción de los humanos, más terrible que
la que causó la desaparición de los dinosaurios. Al leer la masacre que estamos
causando, sin que se apliquen soluciones reales, me indigné profusamente. Temo
que la mía sea una elección de lectura, guiada desde el subconsciente, por la
proximidad del elemento, pues es posible que, en lo cotidiano, casi todos
tengamos más presentes a los huevos fritos, sin los que la humanidad podría
subsistir, que a los océanos, sin los que la vida sería imposible”.
Angelina Jolie y Brad Pitt se
separan. Albert Rivera ya está en Los Angeles. Con esta composición de De
ZerBeZero pasamos al fotomontaje del momento. Le sigue este Tremending Topic
aplicado a la política de Podemos. Madre mía, que Brad Iglesias y Angelina
Errejón se separan. Fue la foto más comentada de esta semana. Que Pablo Iglesias
y Errejón han sido grandes portadas de la prensa y una movida guapa en twitter.
Sin olvidarnos, por supuesto de esta otra de Rita ¿Va a renunciar a su acta de
senadora? Por otra parte, el rey dijo en la ONU que España seguirá dando prueba
de solidaridad y generosidad con los refugiados… Sin comentarios... Igual no le
han contado esto…Ya lo predijo Einstein…
En la sección de humor,
comenzamos con Forges. Seguimos con Peridis, Vergara, El Roto, Manel F., A.
Lopez, J. R. Morán, Pat…
Terminamos con el humor de Pep
Roig: Tramposos al poder, Según convenga, Un corralito senatorial, El hombre
que deja transcurrir, Repulsión y El negocio de siempre.
Desde CEAR compartimos la pregunta del filósofo Slavoj Zizek: ¿quién queda excluido de esa oda a la alegría y la fraternidad que es el Himno de la Unión Europa? Tras lo sucedido en las costas de Europa en los últimos meses, todos sabemos la respuesta.
El himno de la vergÜEnza
Comisión Española de Ayuda al Refugiado
Alfonso Rojo pierde los papeles cuando Pablo Iglesias le recuerda algo. Ahora, la Audiencia Provincial de Madrid ha confirmado la condena impuesta el pasado 22 de junio al director de Periodista Digital, condenandole a pagar 20.000 euros a Pablo Iglesias por vulnerar su honor al llamarle “chorizo” y “mangante”. Alex Holden.
Alfonso Rojo pierde los papeles cuando Pablo Iglesias le recuerda algo. Ahora, la Audiencia Provincial de Madrid ha confirmado la condena impuesta el pasado 22 de junio al director de Periodista Digital, condenandole a pagar 20.000 euros a Pablo Iglesias por vulnerar su honor al llamarle “chorizo” y “mangante”. Alex Holden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario