Iván el terrible rompe Vox.
David Torres escribe en
Público que, para demostrar que España se rompe a marchas forzadas, no hay más
que echar un vistazo a la descomposición de Vox, un partido que se está
desintegrando a velocidad pasmosa, aunque no tanta como quisiéramos. “Ni
siquiera el núcleo irredento de esa España tradicional, visigoda y cavernaria
que proviene directamente de Atapuerca, pasando por las hogueras de la
Inquisición, ha podido resistir el desgaste de la entropía, sobre todo después
de las últimas elecciones en las que ha perdido 700.000 votos, 19 escaños y la
posibilidad de ser la llave de gobierno y darle la presidencia a Feijóo. Lo más
probable, para qué vamos a engañarnos, es que la inmensa mayoría de esos votos
hayan ido a parar otra vez al PP, el partido nodriza de donde nació Vox, el
exitoso criadero de la derecha española donde prospera el centro, el extremo
centro, el sótano ciudadano, la fosa séptica, el pozo negro, la ultraderecha y
la derecha a la derecha de la ultraderecha. A fin de cuentas, eran votos
prestados y tarde o temprano tenían que volver al lugar de origen, igual que
los salmones remontan el río donde nacieron antes de reproducirse, desovar y
morir.
Torres añade que “sin
embargo, Iván Espinosa de los Monteros ha decidido bajarse del carro en plena
ascensión a sus raíces, harto de los altercados y codazos de sus rivales en la
formación. Es cierto que, entre unas cosas y otras, resulta bastante difícil
hacerse a la idea de que en ese tugurio convivan distintas opiniones y
corrientes ideológicas, pero los últimos movimientos tectónicos en el epicentro
del partido hacen suponer que, en vez de a una riada de salmones en busca de su
reencarnación, los de Vox se parecen más a los antropoides de 2001: una odisea
del espacio dándose de hostias por la posesión de una charca.
“La semana pasada nos despertamos
con la sorpresa de que, en primer lugar, había un ala liberal en la covacha de
Abascal, y en segundo lugar, de que ese ala liberal estaba representada por
Iván Espinosa de los Monteros. En efecto, el marqués de Valtierra tenía fama de
ser el más instruido y educado de los líderes de la ultraderecha, licenciado en
Económicas y Empresariales por el ICADE, máster en finanzas por la Northwestern
University de Chicago y perfectamente capacitado para soltar burradas fachas en
inglés y francés además de en español. Dicen que el recién dimitido portavoz de
Vox era el mejor orador de la ultraderecha en el Congreso, un don que demostró
con frases tan brillantes como las de aquella reveladora entrevista de hace
tres años: ‘El problema es que en España hemos pasado de un extremo a otro, de
pegar palizas a los homosexuales a que ahora impongan su ley’. También dijo que
habíamos pasado ‘de la mujer con la pata quebrada y en casa a no poder nombrar
hombres en el Ministerio de Igualdad’. Lo cual da una idea, en primer lugar,
del amplio campo semántico que incluye el término ‘liberal’ y, en segundo
lugar, de cómo serán los conservadores ultracatólicos del ala bestia de Vox
liderada por Jorge Buxadé. Hay un video donde se ve a Buxadé amagando el saludo
nazi mientras intenta sujetarlo Abascal. Se rumorea que el pecado imperdonable
de Iván Espinosa de los Monteros es que le estaba haciendo sombra al mismísimo
Führer de la ultraderecha: lo apodaban Iván el terrible, aunque tal vez lo
verdaderamente imperdonable es que se llame Iván”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario