“Borrell quiere más mili”.
Josep Borrell vestido de militar en una imagen de archivo de 2022.
David Torres comenta en
Públi,co lo dicho por Borrell, que los ejércitos europeos están en los huesos y
que hay que darles de comer. “Resulta
enternecedor ver a todo un ex alto representante de la Unión Europea expresarse
igual que una abuela de las de antes: ‘Hijo, estás en los huesos, anda, hazme
el favor y cómete todas las lentejas’. Del mismo modo que tu abuela te hinchaba
a legumbres con chorizo para verte más guapo y el resultado era que casi no
cabías por la puerta, Borrell quiere engordar a los militares y a los
fabricantes de armas para que se vuelvan obesos y lustrosos como mariscales
prusianos. Borrell es la abuela continental que echa de menos los tiempos de
los bombazos, los pogromos y las matanzas étnicas, cuando los europeos nos
matábamos a hostias siglo sí y siglo también. No como ahora, que estamos hechos
unos mierdas.
“No deja de ser curioso
que Aznar, un señor que se disfrazaba del Cid en la intimidad, acabase
suprimiendo el servicio militar obligatorio en los primeros balbuceos del
milenio, mientras que Borrell, un intelectual en paro crónico, quiera ponerlo
otra vez de moda. Ya he dicho más de una vez que el PSOE es la continuación del
PP por otros medios, una paráfrasis de la célebre sentencia de Karl von
Clausewitz que nos advierte que la guerra no es más que la extensión natural de
la política. Los políticos a menudo sienten envidia de los generales (que
pueden desatar un infierno sin despeinarse y sin pedir opinión a la tropa) y
entonces suelen hacer todo lo posible para que empiecen las hostilidades. A fin
de cuentas, la guerra es un gran negocio.
“Los más envidiosos de
todos suelen ser, paradójicamente, aquellos políticos que ni cumplieron en su
día con su deber patriótico, ni tienen la menor idea de lo que es una guerra
-ni en pintura ni de oídas-, aunque les encanta disfrazarse de soldaditos y
llamar a las armas. Por ejemplo, Aznar, Macron y Abascal hicieron la mili por
bulerías, unos viendo películas de legionarios y otros vistiendo camisetas del
ejército tres tallas más pequeñas, de ésas que marcan los pectorales, los pelos
del ombligo y los regüeldos de lentejas. Hay generales que se meten a
políticos, como De Gaulle o Eisenhower, y políticos que se meten a generales,
como Zelenski, que hizo de presidente ucraniano cuando actuaba de comediante y
ahora está haciendo de Rambo mientras actúa de presidente.
“A Zelenski le encanta
fotografiarse vestido de militroncho, con chaleco antibalas y todo, una moda
textil del otro lado del Danubio que se está convirtiendo en tendencia esta
primavera en Europa. De hecho, hace dos o tres años Borrell inauguró un campo
de entrenamiento en Polonia ataviado con un uniforme de camuflaje, una imagen
de guerrero de la tercera edad que presagiaba sus discursos probélicos. Llevaba
las estrellitas de la Unión Europea en el brazo, con el rango de
espantapájaros, y lo más auténtico de su disfraz era que se había quitado las
gafas.
David Torres confiesa que
ha buscado por ahí, a ver si Borrell hizo en su día la mili, aunque, por su
incombustible ardor guerrero, apostaría a que la hizo en Hollywood, como
Abascal, o en un tebeo de Roberto Alcázar y Pedrín, como José Mari. “Con esas
pintas de mercenario jubilado que se gasta, sin haber pegado en su vida un
tiro, cualquier día se pone a vender kaláshnikov de segunda mano en las puertas
de los colegios igual que los buhoneros del Lejano Oeste les vendían rifles
averiados a los apaches. No sé a qué estamos esperando para enviar a Borrell a
primera línea del frente a que acabe con Putin a navajazos, cuando cualquier
día se pone a invadir el islote de Perejil él solo”.
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