sábado, 23 de agosto de 2008

Fin de semana. Los ojos de la prensa gráfica.

Centenares de cámaras y teleobjetivos enfocan, cada uno por su cuenta y riesgo, los últimos acontecimientos deportivos para transmitirlos a un público que los recoge en las páginas de la prensa gráfica o en las pantallas del televisor. Es el juego de la imagen, que salta del ojo acechador del fotógrafo o de la cámara, fijo en algún objetivo común, a un gran público de millones de espectadores. Es continuo el ruidillo de los “crik-cracks” disparados, que suenan como el gotear continuo de una lluvia de imágenes durante unos segundos o unos minutos, el tiempo que dura la gloria o el fracaso. Como continuas y universales son las imágenes que brotan por doquier.

Son imágenes registradas en el “Cubo”, en el “Nido” o en otros lugares de Pekín. Como la del triunfador mallorquín, Rafal Nadal, el primer tenista español en ganar unos Juegos Olímpicos. La “presión mallorquina” –dice de él la revista New York a propósito del que ya es número uno mundial– superó a la “precisión suiza” –refiriéndose a Roger Federer.


Pero más que los que alcanzan el Olimpo, hubo en Pekín miles de atlelas, como el alemán Arthur Abele, caído al suelo en el momento del decathlon masculino, que mordieron el polvo de la derrota. Y, como en la vida real, por cada triunfador hubo un 99 por ciento de atletas fracasados que ni fueron ni serán nombrados ni recordados. Sin embargo, la mayoría de ellos empujaron, lucharon y creyeron tanto como los primeros. (Foto Nicolas Asfouri/AFP).


En un barrio humilde de Pekín, decorado con banderas, dos niños, igualmente captados por las cámaras, juegan al margen de los Juegos Olímpicos. “Recuérdanos –parecen decir estas últimas banderas con cierto orgullo popular chino–. No nos olvides”. (Foto de Nir Elias / REUTERS)


Mientras tanto, hay lugares del planeta en que otros niños, expuestos a peligrosos juegos, utilizan las armas para jugar. Un grupo de niños de Caracas hacen cola para cambiarlas por juguetes de verdad.


Y, en otros lugares, como en Kabul (Afganistán), sin parques ni jardines, hay niños perdidos entre muertos, que juegan y se divierten como pueden.


En Nueva York, EEUU, un padre alza a su hijo para que haga una foto durante el inicio de un festival de cine brasileño. (Ministerio de turismo brasileño / AP)


También los perros miran con sus ojos tristes este mundo contradictorio Un cócker recogido en la calle asoma su hocico entre barrotes de una perrera. (Fotos de Ernesto Caparrós).


Otros canes tuvieron más suerte y contemplan desde las arenas, llenas de pisadas, cómo el mar se une con el cielo.


Así ve el dibujante Pep Roig las Olimpíadas y el peligro de las playas.





En el vídeo que sigue, las gimnastas que no triunfaron en Pekín.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no sé que es el cielo
sólo el mar
la mar

Anónimo dijo...

chiflos.