martes, 16 de septiembre de 2008

16 de septiembre. Más de lo mismo.



Las fiestas patronales son, en no pocos lugares, como el colofón del verano que resume un proceso caótico. Así lo manifiesta Rogelio Manzano, en su revista “Solana”, del pueblo de Mesones, distribuida gratuitamente en una veintena de poblaciones entre Madrid y Guadalajara. “En estos días –dice en su editorial– se tira la casa por la ventana. Los ayuntamientos, de un modo irresponsable, derrochan el dinero de las arcas municipales. No importa que las calles del pueblo estén llenas de agujeros, que no haya un centro médico en condiciones, etcétera. Pero que no falten los fuegos artificiales y los toros por docenas. Las fiestas siguen el mismo patrón: oficios religiosos, música y toros. Sin embargo, esta fórmula ya no satisface a todo el mundo. Los gustos de la gente cambian y, desde los ayuntamientos, no saben dar alternativas a un modo de fiesta que parece agotado. E intentan resolverlo con más de lo mismo ¿No te gustan los toros? ¡Pues toma ración doble!”

A Rogelio se le ocurren algunas ideas que mejorarían, sin duda, las fiestas o, por lo menos, les darían un tono más humano. “Me gustaría –dice–, dice, que se suprimiese por lo menos un día de toros y que, en su lugar, hubiese otras actividades menos sangrientas, por ejemplo, un circo que, además de seguro, es más barato”. A nosotros, como a muchos otros ciudadanos anónimos o con nombres y apellidos, nos encantaría que se prescindiese totalmente de las corridas de toros, que se evitase su sufrimiento gratuito, que esta “diversión” no fuera promocionada constantemente y que el espectáculo con sangre no fuera patrocinado por los ayuntamientos sino totalmente prohibido por las autoridades, sobre todo cuando se les pica y atormenta para que no puedan defenderse. Pero sigamos con las proposiciones de Rogelio.

“Últimamente, están promocionando los encierros en el campo. Son un espectáculo lamentable y creo que las autoridades no los deberían permitir, ya que se tortura y humilla al toro hasta matarlo de agotamiento. Si lo que la gente quiere es ver toros en libertad ¿no sería mejor que se organizasen visitas guiadas a las ganaderías, como se hace en los safaris? En cuanto a la música, creo que debería comenzar y acabar antes. De este modo, niños y mayores podrían disfrutar del baile sin necesidad de trasnochar. También prohibiría la venta de petardos y limitaría el volumen de la música en los puestos”. En las próximas elecciones municipales deberían presentarse aspirantes a las alcaldías con estas pretensiones. Y ¡quien sabe! A lo mejor conseguiría más votos que los que pretenden lo de siempre…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues muy bien por las propuestas de Rogelio. Las corridas de toros son una aberración absoluta, y deberían suprimirse de inmediato. Sospecho que si esto aún no se lleva a cabo es por el entramado financiero y de corrupción de los empresarios taurinos y los responsables municipes.chiflos.